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Maniquíes metafísicos

La exposición ‘El mundo de Giorgio De Chirico. Sueño o Realidad’ recoge 143 obras del precursor del surrealismo

Julio Núñez
Un visitante observa varios cuadros de la exposición 'El mundo de Giorgio Chirico. Sueño o realidad'.
Un visitante observa varios cuadros de la exposición 'El mundo de Giorgio Chirico. Sueño o realidad'.CARLOS ROSILLO

Si el escritor André Breton le puso letra al movimiento surrealista, el pintor Giorgio De Chirico (Volos, Grecia, 1988 - Roma, Italia, 1978) le dio la forma y el color que luego utilizaron sus máximos exponentes: Salvador Dalí, Max Ernst y René Magritte. El principal representante de la pintura metafísica y precursor del surrealismo fue el primero de muchos pintores en indagar, a través de la investigación filosófica, la psique humana, aspecto que irradia su obra pictórica, escultórica e incluso literaria.

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Maniquíes deshumanizados en plazas desiertas, esculturas griegas instaladas en un dormitorio, gladiadores bañándose entre caballos y armaduras... Bajo el título de El mundo de Giorgio Chirico. Sueño y realidad, Obra Social La Caixa presentó ayer parte de la obra del multifacético autor, con la colaboración de la Fondazione Giorgio e Isa De Chirico. La muestra, compuesta por 143 obras, es la más grande de este artista realizada en España, y estará disponible hasta el 18 de febrero en el CaixaForum (paseo del Prado, 23. Precio de la entrada: 4 euros, gratuita para clientes de La Caixa y menores de 16 años).

“Es un artista que siempre fue a contracorriente. Nunca se dejó encasillar. Se le ha considerado padre del surrealismo”, comenta Isabel Salgado, directora de exposiciones de CaixaForum. En la obra de Chirico se mezclan la influencia de su ascendencia italiana, la cultura grecolatina de su adolescencia en Grecia y el profundo simbolismo de la filosofía metafísica que estudió durante su etapa en Múnich.

Estos reflejos de su vida se presentan en seis diferentes secciones: Retratos y autorretratos, Interiores metafísicos, Plaza de Italia y maniquíes, Baños misteriosos, Historia y naturaleza y El mundo clásico y los gladiadores. Además, la exposición reúne las esculturas y dibujos realizados por el artista.

Entrar en el mundo de De Chirico es como introducirse en un sueño donde los maniquíes posan serenamente entre monumentos. Entre todos los espacios utilizados por el artista, la plaza de Italia de París es el más representativo del arte metafísico. Este espacio está presente en cuadros como Las musas inquietantes (1947) o Plaza de Italia con fuente (1968). El artista quiso expresar esa sensación tan fuerte y misteriosa que había descubierto en los libros de Nietzsche, según explicaron las especialistas Mariastella Margozzi y Katherine Robinson durante una visita guiada.

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El mismo De Chirico entra en sus obras para viajar en el tiempo y retratarse a sí mismo vestido como un príncipe barroco del siglo XVII. El estilo que utiliza recuerda a los autorretratos de pintores como Rembrandt, Van Dyck o Frans Hals. Es el caso de Autorretrato con vestido negro (1948), otra de las piezas de la colección. Durante los años cuarenta, De Chirico incorporó en su obra un estilo más cercano a artistas como Rubens (1577-1640) que al cubismo de su amigo Picasso. De esta etapa son obras como Bañista en la fuente (1948).

La obra de De Chirico es un viaje a través de una vida, tanto de experiencias como de sueños oníricos, donde hombres y mujeres son maniquíes metafísicos en atardeceres perpetuos.

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