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crítica | danza
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Sensualidad y rítmica en el estilo Ullate

Víctor Ullate, el árbol mejor abonado del ballet español, celebra los 25 años de su compañía

Un pasaje del espectáculo 'Bolero'.
Un pasaje del espectáculo 'Bolero'.Raúl Montes Blanco

Una de las enseñanzas básicas que Víctor Ullate aprendió de su maestro Maurice Béjart es la necesidad de dotar a su conjunto de una personalidad propia, de un lenguaje particular aún adentrándose en territorios no del todo nuevos o singulares; la madurez es eso. Y el Ballet de la Comunidad de Madrid que fundó y dirige Víctor Ullate y ahora celebra su 25º aniversario con estas funciones en los Teatros del Canal tiene sus rasgos propios. La aventura que ya dura un cuarto de siglo ha pasado por el académico-romántico, el ballet moderno y contemporáneo, el repertorio internacional de nuestro tiempo y las creaciones propias. Como toda cristalización estilística, ha tenido patinazos y otras veces notorios hallazgos. El experimento, de paso, ha dado más de dos generaciones (casi tres) de bailarines brillantes y directores que son hoy el orgullo español más global junto al del deporte, desde Tamara Rojo a Ángel Corella, de Lucía Lacarra y Rut Miró a Carlos López y Joaquín de Luz. La lista es larga y de mérito; el crisol es el mismo. Son ramas del árbol mejor abonado del ballet español, se pongan como se pongan los doctores en no reconocer el trabajo ajeno, esa especialidad tan vernácula y enraizada. En los cimientos está María de Ávila, aunque la burocracia emergente en la profesión la ignore.

Programa 25º aniversario

“Seguiriya”: V. Ullate/L. Delgado; “Tres”: E. Lao/Beethoven; “Après toi”: V. Ullate/Beethoven; “Bolero”: V. Ullate/M. Ravel; Ballet Víctor Ullate Comunidad de Madrid. Teatros del Canal. Hasta el 3 de noviembre.

Es obvio que no todo lo que se ha producido en estos 25 años es una maravilla indiscutible, pero el valor de la simiente y la escolástica, el resultado artístico palpable, es ya motivo de fiesta y halago. Tanto es así, que a lo largo de estos cinco lustros además, hemos visto un fenómeno bejartiano en el hogar Ullate: cómo artistas italianos, franceses, cubanos, rusos o japoneses eran asimilados fluidamente al estilo y al ritmo de la casa. Esta definición de “personalidad del colectivo” la tuvo, en su momento y a sus maneras, también Duato al frente de la Compañía Nacional. Hoy día, sólo nos queda Ullate.

Como si de un viaje a la semilla moral se tratara, Ullate para estas celebraciones ha mirado dentro de sí mismo y hacia atrás, ha buscado hacer síntesis de sus esencias y su saber acumulativo. “Seguiriya” fue compuesto en 2000 sobre la estela triunfante de “Jaleos”. No es lo mismo, pero funciona todavía como una buena carta de presentación de la totalidad de la plantilla (hoy día, crisis mediante, apenas rozando la veintena de elementos). Es un juego de circularidades que evoca el principio de verticalidad de Vicente Escudero y el universo del solo, como variaciones infinitas en el mismo acento. “Bolero”, también discretamente relacionada con la tradición bejartiana, está bien concebido y bailado en un buen usufructo de la materia musical, ahondando en su sensualidad y rítmica.

Faltó la orquesta y no hay excusas que valgan. Es incomprensible que ni el teatro ni la sensibilidad de ningún gobernante (regional, estatal o astral) se movieran para dotar a Ullate del respaldo sinfónico, habida cuenta de que sonaban Ravel y Beethoven, de que las funciones son un hito de nuestra historia cultural reciente y que las formaciones musicales de la casa Canal, cumplen con nota esta noble función cuando se la encomiendan.

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