‘Rusia contra el mundo’, de Marc Marginedas: un retrato necesario y valiente del putinismo
Con un estilo periodístico clásico este ensayo enhebra oscuros acontecimientos acaecidos durante el mandato de Putin desde envenenamiento hasta injerencias en las democracias occidentales


El mundo entra de forma turbulenta y peligrosa en una nueva época que exige a Europa un extraordinario esfuerzo de adaptación. En ese marco, la premisa necesaria para que los europeos logremos culminar de forma eficaz esa tarea es una comprensión precisa de las amenazas que encaramos, no solo en el seno de las élites, sino en el del conjunto de las sociedades. El ensayo Rusia contra el mundo, de Marc Marginedas, cumple exitosamente una importante función descriptiva, con una narración apoyada en un periodismo riguroso y esclarecedor. La obra es un retrato necesario y valiente del putinismo, de un cuarto de siglo de autoritarismo y subversión sin escrúpulos.
La mirada de Marginedas —corresponsal de guerra y periodista de investigación en El Periódico que durante años informó desde Rusia— se fija tanto en la vertiente interna de despiadada consolidación del poder nacional como en la internacional de violenta agitación del orden mundial. En ambos planos, el autor enhebra su relato seleccionando emblemáticos episodios sobre los cuales arroja luz, describiéndolos con detenimiento a través de abundantes fuentes propias y del valioso trabajo de otros periodistas o de figuras de diferentes ámbitos de la sociedad civil.
La obra enhebra uno tras otros oscurísimos acontecimientos de la historia contemporánea desde ofensivas bélicas hasta terrorismo de Estado, desde envenenamientos de opositores hasta interferencias en el devenir democrático de otros países. También se abordan asuntos que, sin tener trascendencia histórica, completan el ejercicio de descripción del putinismo. Así, de la mano de Marginedas, nos asomamos a un sistema podrido desde las ventanas de los privilegios de la casta en cuestiones de tráfico de vehículos, de las estafas urbanísticas o de prácticas mafiosas con connivencia estatal de distinta índole.
Pieza tras pieza, el mosaico compone el retrato. El diseño que aparece es espantoso. Conviene mirarlo bien para pensar cómo defenderse. En los países europeos más cercanos a Rusia el conocimiento de ese diseño es más extendido, pero, a medida en que la geografía pone kilómetros por el medio, este se difumina —y más necesario se hace el ejercicio explicativo—.
El putinismo es, entre otras cosas, un gigantesco intento de intoxicación de verdades históricas y del presente. Revisionismo políticamente interesado, ocultamiento de acciones presentes, mordaza y violencia contra las voces libres, propaganda hábilmente difundida en gran parte del planeta: hay de todo en el menú. Frente a él, el esclarecimiento de los hechos que está al alcance de periodistas, historiadores o figuras de otros ámbitos de la sociedad civil es una tarea fundamental de resistencia. Entre aquellos que lo han intentado en Rusia, algunos han pagado un precio altísimo. Por ello —y por el daño global descomunal que inflige el putinismo— es importante intentarlo también desde fuera. Marginedas asume esa misión.
La tarea adquiere mayor significación en un momento en el que desde la mayor potencia mundial, EE UU, se promueven a la vez narrativas fuertemente distorsionadas en todo tipo de ámbitos y maniobras de acercamiento al Kremlin que parecen no tener inconvenientes en pasar de página sobre tantas cosas. Un motivo añadido para escribir más páginas sobre esas cosas.
Rusia contra el mundo está construido con un estilo periodístico clásico en el que se inserta una bienvenida variación de tono, fuertemente personal y con un comprensible punto emocional, en la narración relacionada con el secuestro del que el informador fue víctima en Siria, hace más de una década, a manos del Estado Islámico. Esa experiencia también confluye en la construcción del retrato del putinismo que es el libro, de una manera que es preciso dejar que los lectores descubran solos.
En un marco más geopolítico, el autor conecta la guerra de Siria con las de Chechenia y Ucrania. Marginedas escribe que esas tres operaciones bélicas responden “a una misma justificación: recuperar para Rusia el estatus de superpotencia imperial que un día detentó la URSS”. Es el regreso a un mundo de esferas de influencia, uno que tiene una significación especialmente oscura para Europa. Como ha escrito recientemente en las páginas de Le Monde el historiador Karl Schlögel con referencia a la invasión rusa de Ucrania, “es una peligrosa equivocación suponer que se trata solo de un conflicto ruso-ucraniano. Desde el principio, los dirigentes rusos no han dejado ninguna duda, ni por sus declaraciones ni por sus acciones, sobre sus objetivos: recuperar el control de Europa central y oriental y restaurar la Europa de Yalta”.
Teniendo esos objetivos en la cabeza, las páginas de Marginedas revisten una especial importancia.

Rusia contra el mundo
Península, 2025
288 páginas
19,90 euros
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