Lo nuevo de Jamie xx, Sabrina Carpenter, Tindersticks, Hinds y otros discos del mes
Los críticos musicales de ‘Babelia’ seleccionan los álbumes más destacados de las últimas semanas
Jamie xx: humanos o gente que baila
Por Beatriz G. Aranda
Jamie xx
Young
Para muchos británicos, la noticia musical de 2024 no ha sido la gira de Oasis, sino volver a ver sobre un escenario de Glastonbury al trío que en los dos mil puso banda sonora a sus bailes y emociones. El debut homónimo de los entonces jovencísimos The xx, editado en 2009, en el que James Thomas Smith, alias Jamie xx, ejercía de compositor y productor, descubrió a una generación menos acomplejada para hablar de romances en canciones agridulces que encapsularon la fugacidad de las relaciones en un mundo hiperdigitalizado.
Grabado en un periodo de cuatro años, el segundo trabajo en solitario del londinense ofrece un viaje en forma de set que fluctúa del techno al footwork —una variante del ghetto house de Chicago—, con la sombra de DJ Rashad en el sonido electro de ‘The Feeling I Get From You’, que confirma las dotes de Jamie xx para el sampleo vintage. Entre los temas sobresale ‘Waited All Night’, grabada precisamente junto a Romy y Oliver Sim, sus compañeros en The xx, con una letra que parece hablar de una relación eléctrica y profunda con un extraño bajo los efectos del éxtasis.
El germen del álbum se ubica en la pandemia (el título, Las olas, es una referencia a las fluctuaciones de ánimo que sentimos, solos o acompañados). Fue elaborado con la intención de hacer algo “divertido, alegre e introspectivo al mismo tiempo”, según su responsable. Pero hay algo en ese hedonismo infinito que no llega a ser creíble para oyentes perfeccionistas, como en uno de esos simulacros posmodernos de Baudrillard: la vida nunca es tan prístina y pulida como nos quieren hacer estas eufóricas canciones. Prueba de ello es que el disco brilla en los fragmentos más serenos. Hablamos de ‘Still Summer’, acertada en su sencillez compositiva, y de ‘Breather’, tejida sobre los irónicos versos de una meditación guiada y que con sus explosiones orquestales dibuja un reseñable tema de house abstracto.
Las colaboraciones aportan luz al álbum. ‘Buddy on the Floor’, un hit para las pistas de baile, cuenta con la DJ y productora Honey Dijon, mientras que en ‘Life’ Robyn nos invita a exprimir al máximo la noche. En ‘All the Children’, el tema más pop del disco, grabado con The Avalanches, Jamie xx recupera versos de ‘Dance Poem’ (1976), de Nikki Giovanni, poetisa vinculada al Black Arts Movement, tal vez preocupado por imbricar su obra en el mundo. Ejercicios como ‘The Wave’ son una prueba clara y positiva sobre cómo el loop, el copy & paste y el remix han fundado una estética entre lo concreto y lo abstracto, creando nuevas maneras de expresión… y de hacer música de baile. Quizás The Killers, después de todo, tenían algo de razón cuando se preguntaban, en uno de sus temas más conocidos, aquello de si somos humanos o solo gente que baila.
El fin del romance según Sabrina Carpenter
Por Eva Sebastián
Sabrina Carpenter
Island / Universal
Todos sabemos que de un gran fracaso amoroso puede salir un gran disco. Sabrina Carpenter se ha convertido en toda una experta en la cuestión. Con cinco álbumes a sus espaldas, la estadounidense regresa con su sexto LP, Short n’Sweet, que recoge algunos de los temas que la convirtieron en el fenómeno pop del pasado verano. Divertido, sexy y doloroso a partes iguales, el álbum sigue la estela de su anterior trabajo, Emails I Can’t Send (2022). Sin miedo a sobreexponerse, la cantante presenta en 12 canciones las idas y venidas de sus últimas sitiuationships, esas breves e indefinidas relaciones amorosas tan propias de la Generación Z.
Pícara e ingeniosa, Carpenter canta sobre el poder irracional y divertidamente caótico del deseo. Su mayor virtud es su capacidad de no tomarse demasiado en serio: abre el disco riéndose de su limitada altura, y en ‘Juno’ referencia la posibilidad de un embarazo adolescente, como en la película homónima de 2007. Sus letras están plagadas de un humor ligero, con el que muchas fans pueden sentirse identificadas, aunque estas nazcan de experiencias traumáticas, que originan también baladas más crudas como ‘Dumb & Poetic’ o ‘Don’t Smile’.
Tremendamente adictivo y seductor, el disco hace que cualquiera que lo escuche se convierta en el protagonista de su propio musical de Broadway. ¿El escenario? Tu habitación. ¿El micrófono? Un cepillo redondo para grandes bucles. Su sencillo ‘Espresso’ pasará a la historia como la canción estival de 2024, pero la fiesta no acaba aquí, como demuestran temas como ‘Taste’, o el R&B teñido de pop de ‘Good Grace’, o ‘Bed Chem’, que suena casi como una reinterpretación del ‘All Night Long’ de Lionel Richie.
Si lo que se busca es pop en mayúsculas, podemos confiar en la producción de Jack Antonoff, en la cúspide tras sus colaboraciones con Taylor Swift y Lana del Rey. Carpenter compone con él ‘Sharpest Tool’, tema que abre con un punteo de guitarra que se convierte en una especie de cuento de hadas y que luego recuerda al puente de ‘Getaway Car’, uno de sus grandes temas con Swift. Destaca también la aportación de sonidos más country-folk, dando lugar a Coincidence, claramente inspirada en ‘Big Yellow Taxi’ de Joni Mitchell.
El reino en paz de David Gilmour
Por Fernando Navarro
David Gilmour
Sony
A sus 78 años, David Gilmour llega al lugar que quería: a la tranquilidad de saberse un artista sin nada que demostrar y que disfruta de su ética del oficio. A disco por década en el siglo XXI, este álbum se antoja el mejor de sus cinco en solitario. Tan reflexivo como expansivo, el exguitarrista de Pink Floyd evita la nostalgia fácil y se perfila como explorador que ofrece bellas melodías con atmósferas absorbentes, tejidas con un equilibrio entre el recreo guitarrístico y las incursiones vocales que empujan al sosiego introspectivo. Canciones sobre futuros inciertos (‘A Single Spark’), la melancolía (‘Sings’), el matrimonio (‘Dark and Velvet Nights’) y los días felices de una generación perdida, la suya (‘Luck and Strange’). Encima, acompañándose de su esposa y sus dos hijos. Lo dicho: la paz preside su reino.
Otro hito memorable de Tindersticks
Por Laura Fernández
Tindersticks
Drag City / Music As Usual
Hay algo elegantemente subversivo en la voz de Stuart Staples, y ese algo sigue sosteniendo, y a qué altura, a Tindersticks, 33 años después de su debut allá por 1991. Su sofisticado sonido sigue conquistando texturas —del imposible bolero british de ‘Nancy’ al ambient reflexivo de ‘Always a Stranger’— y expandiendo su languidez existencial, moteada de jazz y soul (en la epatante ‘New World’ y en la coral ‘Turned My Back’), y un songwriting que, aquí, en su 14º álbum, resulta absorbentemente íntimo. El más poderoso ejemplo es ‘The Secret of Breathing’, clásico instantáneo de la banda. Parece que los de Nottingham son incapaces de firmar un disco que no acabe siendo memorable en uno u otro sentido. Aquí, el milagro es recorrer otros caminos, sin abandonar la muy efectiva y sedosa senda conocida.
La transición de Hinds
Por Carlos Marcos
Hinds
Lucky Number
Las Hinds han menguado (de cuatro componentes han pasado a solo dos), pero no han perdido su pegada internacional: la edición estadounidense de Rolling Stone incluye a las madrileñas dentro de las mejores apuestas de la temporada, tienen prevista una gira por diferentes países y en este disco reciben la colaboración nada menos que de Beck y de Grian Chatten, de los irlandeses Fontaines DC, uno de los grupos de moda. Su lustrosa guía de contactos no garantiza nada: Carlotta Cosials y Ana Perrote se lo tienen que ganar con buenas composiciones y en este disco alguna aparece. Pero, en general, todo suena correcto, divertido, sin sorpresas, escuchado ya a otras bandas. Da la impresión de que estamos ante un trabajo de transición.
Maestro Espada, armonía y distorsión reformuladas
Por Javier Losilla
Maestro Espada
Sony
Hay cierto minimalismo vocal en el debut de este dúo. ¿O tal vez deberíamos llamarlo intimismo? Al diablo con las taxonomías: los hermanos Alejandro y Víctor Hernández facturan un trabajo hermoso, repleto de detalles, transformador. Y ese mencionado intimismo se expande gozosamente con la inclusión de algunos coros y especialmente con el sugerente tratamiento musical. Raül Refree, ese callado productor que ha otorgado a la tradición estatus de modernidad, produce las 12 canciones de este álbum, inspiradas en la espléndida y poco conocida variedad del folclore de Murcia: de la jota a la seguidilla, pasando por el bolero, la parranda o el canto de los auroros. Armonía y distorsión en una reformulación heterodoxa que no pierde de vista el canon.
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