‘Rabia’, resistentes y rebeldes de América Latina

Lo primero, las muertes. Y no hace falta llegar al extremo de los Monstruos de Ecatepec, una pareja de asesinos en serie de mujeres cuyos crímenes se detallan en la crónica mexicana de este libro colectivo de gran periodismo. Otros son menos escandalosos, pero también fueron grietas por las que se coló la rabia cívica.

La incuria que acabó con esa joven argentina a la que negaron un tratamiento contra el cáncer porque le provocaría un aborto y, de un centro médico a otro, nadie asumió la responsabilidad de tomar una decisión que podría haberle salvado la vida y al final murió la madre y murió la hija. La muerte del cantante de hip hop colombiano Junior Jein, a quien dispararon cuando iba a presentar su último sencillo: las causas del crimen no han sido aclaradas, pero nadie olvida que este músico negro había apoyado las movilizaciones que desbordaron el país pocos meses antes de ser asesinado.

O esos dos jóvenes, las víctimas en la crónica peruana, que murieron en una manifestación al recibir el impacto de los proyectiles disparados por la policía. Rabia es un libro que retrata Latinoamérica y desprende el incómodo escozor provocado por los gases lacrimógenos.

Tras la violencia, la crónica. Los periodistas Budasoff y Lafuente propusieron a ocho colegas que escribiesen reportajes sobre revueltas que se habían desarrollado en sus respectivos países. Momentos casi simultáneos de protesta, efervescencia y ruptura que iniciaron procesos de cambio político que hoy no han concluido o que han empeorado la situación de partida.

El libro pretendía captar el fervor, sin mitificarlo, pero los cronistas sí se comprometen con la impugnación de los regímenes donde viven, ejerciendo su profesión con máxima exigencia: dan voz a protagonistas y testimonios, hacen un tratamiento literario del género y siempre eligen vivencias particulares para explicar la dimensión popular de protestas que en muchos casos fueron interclasistas e intergeneracionales.

No hay equidistancia. Son piezas de compromiso. “Me veo con Lesther en Miami porque también tuve que exiliarme por la persecución del régimen contra el periodismo”, explica Wilfredo Miranda Aburto al hablar del disidente nicaragüense Lesther Alemán. El caso más evidente es el del gran Carlos Manuel Álvarez, él protagoniza su crónica. Volvió a Cuba para participar en las protestas y, al poco de llegar e instalarse con disidentes, fue detenido. El gesto no fue inocuo. “Me di cuenta de que ellos estaban apurados. Creo que el miedo era finito, una cuota de temor nacional. El que nosotros perdíamos pasaba al poder”.

Las muertes, diversas formas de periodismo y respuestas colectivas a la injusticia. Esas respuestas, que fueron más allá del partidismo, son el tema del libro. Respuestas rabiosas a través de las cuales el pueblo se planta en la calle para ejercer la ciudadanía. De una punta a otra del continente, de repente, un estallido, la grieta y el desbordamiento, “como la lava de un volcán que entra en actividad después de décadas”.

El patrón se replicó. Manifestaciones, represión, resistencia cívica y violencia institucional. Pasó en Puerto Rico hasta conseguir la caída de un gobernador tras manifestaciones masivas, lideradas por músicos que daban voz al hartazgo. “Te burlaste de nosotros con otros cabrones / Hiciste que el país entero se encojone / Manipulación, corrupción, conspiraciones / Ricky, renuncia y a tu mai que te perdone / Yo no Yo no”. Pasó en Cuba y lo pusieron en verso. “No existe ya el temor a la noche. / Prepárame una pizza de champiñones para mañana. / Quiero sentir el sabor de la libertad”. Después de haber sentido demasiado dolor, ese anhelo de libertad queda en la conciencia al lector.

Rabia

Autores: Eliezer Budasoff y Javier Lafuente (eds.).

Editorial: Anagrama, 2022.

Formato: tapa blanda (267 páginas, 18,90 euros).

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