La falsa ingenuidad de Edgar Plans
Nada es tan inocente ni tan sencillo como parece en la obra del artista invitado al espacio de EL PAÍS en Arco, que ha conquistado el mercado con sus animales
Afirma el artista Edgar Plans (Madrid, 1977) que siempre le han gustado las obras que requieren una observación calmada y permiten distintos niveles de lectura. La gran pintura que ha creado para el stand de EL PAÍS en Arco, My Daily News, es una composición monumental que distribuye la acción en pequeñas plataformas suspendidas en el espacio. “Estas plataformas crean tridimensionalidad y aportan perspectiva de fuga, y también permiten independizar los distintos temas”, explica el asturiano —nació en Madrid, pero vive desde su infancia en Gijón, donde trabaja— a propósito de este rasgo de estilo que recuerda tanto a los retablos del Bosco como a los videojuegos de los ochenta o a las viñetas de cómic.
En el lienzo hay escenas humorísticas que recuerdan al tebeo, pero también una alegoría de la labor periodística que no excluye sus facetas menos amables, de la importancia de los resultados económicos al peligro de las fake news. Esta redacción flotante y enloquecida está recorrida por trampillas ocultas con destino incierto, túneles infinitos, papeles que se pierden por el camino, personajes que corretean de un lugar a otro, pequeños fantasmas sobre raíles y un misterioso cerebro pensante con mil ojos, como una versión comiquera del Argos Panoptes griego.
Nada es tan ingenuo ni tan fácil como parece en la obra de Plans, especialmente si se contempla de cerca. Es entonces cuando se aprecian, por ejemplo, las inscripciones y dibujos camuflados en el fondo de la pintura, que deja de ser un vacío neutro y se convierte en un muro parlante. Si sus creaciones tridimensionales tienen la precisión y la limpieza de un render informático, es en lo gestual donde se revela el temperamento de un artista que concibe la pintura como una actividad fundamentalmente física y que reconoce que una gran ventaja de que sus cuadros se vendan rápidamente es poder liberar espacio en su estudio para empezar otros nuevos. Plans se considera, ante todo, pintor, por mucho que sus obras se expandan más allá de los límites del lienzo, o que su trayectoria ascendente esté ligada a nuevos mercados que imaginamos pegados a una pantalla digital. My Daily News, de hecho, se expandirá por el espacio de EL PAÍS a través de proyecciones y pantallas, y dialogará con otras obras de este artista cuya trayectoria ilustra las transformaciones actuales del mercado del arte.
El artista se considera, ante todo, pintor, por mucho que sus obras se expandan más allá del lienzo, hacia las pantallas digitales
Su despegue internacional se produjo en 2018, cuando varios coleccionistas asiáticos y estadounidenses, de una generación nueva y pujante, empezaron a adquirir sus obras. Desde entonces, Plans ha expuesto en el Moma de Moscú, en el Xiao Museum de China y en Dubái con Perrotin, la galería que propulsó la trayectoria de artistas como Takashi Murakami o KAWS. Igual que estos dos reyes del mercado, Plans colabora con terceros para producir animaciones, creaciones digitales u objetos inspirados en sus personajes. “Siempre había querido verlos en tres dimensiones. Me gusta meterlos en la realidad, introducirlos en mi propia vida y convivir con ellos”, dice. En 2022 se embarcó en la producción de una colección de NFT cuyas cifras de venta hicieron correr ríos de tinta poco antes del desplome de las criptomonedas, pero Plans parece decidido a que los píxeles no impidan ver el paisaje.
A los protagonistas de su obra los llama animal heroes. Son figuras zoomórficas cuyos grandes ojos se enfrentan al mundo y a sus problemas —contaminación, violencia, hipocresía— con la eficacia comunicativa de un emoticono. En una época en que la comunicación se ha vuelto fragmentaria, iconográfica y ultraemotiva, esos personajes interpelan al espectador en busca de empatía y escucha, tal y como demuestran desde hace décadas las investigaciones del colectivo berlinés Pictoplasma en torno a la creación de mascotas virtuales. No hay nada menos inocente que un rostro sonriente, y Plans cultiva esas disonancias a través de pinturas y dibujos como los que expuso el año pasado en la galería madrileña Villazan. Son retratos de sus héroes mediante planos cortos que desbordan los límites de la superficie pictórica y concentran la atención en sus característicos ojos, que su autor define como “cariñosos” y cuya sencillez es solo aparente. Igual que cualquier noticia.
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