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‘Sueños lúcidos’: guía para desarrollar este estado alterado de conciencia

El psiquiatra Javier García Campayo revisa desde la ciencia y el chamanismo las técnicas que permiten controlar los contenidos del sueño y orientar su desenlace

'La bohémienne endormie', Henri Rousseau.
'La bohémienne endormie', Henri Rousseau.Oakenchips / Wikipedia
Juan Arnau

Los sueños son como las estrellas, cuando los observamos vemos un mundo antiguo. El sueño tiene su verdad y es una calamidad que se lo considere irreal. La dicotomía sueño-realidad es falsa. El sueño es una realidad psíquica fundamental de la vida humana. Pasamos buena parte de nuestra vida soñando, aunque no lo advirtamos. Los sueños nos constituyen (como también las estrellas, donde se gestó nuestra materia orgánica). Sólo recientemente se ha restituido al sueño la dignidad que merece. Este libro es una muestra de ello.

El psiquiatra García Campayo es una mente abierta, ejemplo de la mejor ciencia independiente. La disciplina médica, como saben los que la practican o se relacionan con ella, no admite heterodoxias. Las grandes farmacéuticas financian no solo los estudios clínicos, también las propias revistas científicas e incluso instituciones como la OMS. Las líneas de investigación son férreamente controladas y su orientación depende de los intereses económicos de estas grandes compañías. Esa es la “tiranía de los laboratorios”, de la que hablaba Ortega hace ya un siglo.

El sueño lúcido, saberse soñando, consiste en ser capaz de mantener la voluntad y la atención dentro del sueño. En cierto sentido, es un estado alterado de conciencia, como las experiencias extáticas o psicodélicas. El soñador lúcido puede controlar los contenidos del sueño y orientar su desenlace. El sujeto, cuando sueña, es a la vez el teatro, los actores y el auditorio. Los tibetanos dicen que en sueños el cuerpo no proyecta sombras. La explicación es sencilla, el propio sujeto es la fuente de luz, y el sol carece de sombra. Mirar tu propia sombra y no verla es un modo de advertir que estás soñando.

El libro recoge la investigación reciente sobre el sueño lúcido. Y lo hace de un modo bimodal, californiano. Desde dos perspectivas diferentes, la científica y la chamánica. Mediante la descripción cuantitativa, el sueño monitorizado en el laboratorio, y la descripción cualitativa de tradiciones expertas en la contemplación del sueño, como la budista y la yaqui, que guardan extraordinarios parecidos. Cuando el brujo mexicano habla del “camino del guerrero” o de cómo desplazar el “punto de encaje”, para percibir los filamentos energéticos y luminosos de lo vivo, está hablando de lo que habla el budista tibetano cuando se refiere al “cuerpo sutil” o “cuerpo astral” (de nuevo la conexión entre el sueño y las estrellas). Y mientras que la descripción del laboratorio le resulta a este lector tediosa y enrevesada, la chamánica le parece divertida y coherente. Quizá se deba a una premisa (o prejuicio, si ustedes quieren) inoculada durante su formación filosófica: el laboratorio entra en la mente como elefante en cacharrería. En todo caso, quien esté libre de prejuicios (de conocimiento tácito) que arroje la primera piedra.

Pero el libro recorre también interesantes estudios. Un buen sueño revitaliza y restaura el cuerpo, mejora el estado de ánimo y suscita la creatividad. El sueño cura, ya lo dijo Esculapio, padre de la medicina, regula las hormonas y protege contra la enfermedad. El sueño REM, que es donde se alojan las narraciones, disminuye con la edad. El mejor momento para el sueño lúcido es la siesta. La ayahuasca, el LSD o la psilocibina pueden propiciarlo. Para ello es necesario primero recordar los sueños. Se aconseja ponerlos por escrito y tener un diario de sueños en la mesilla. El 90% de los sueños se olvidan a los diez minutos. El siguiente paso será hacer un inventario de los propios motivos oníricos, de su recurrencia y extravagancia.

El sueño lúcido produce en el soñador una sensación de poder y libertad. Tras repasar las diferentes técnicas que inducen el sueño lúcido, García Campayo concluye el libro de modo saludable. Deja abierta la cuestión de la utilidad del sueño lúcido. Si conviene fomentarlo o abandonarse a Morfeo y dejar que los sueños sean simplemente sueños. Ningún marinero puede controlar el mar en el que navega, aunque sea legítima la aspiración a orientarse en él.

Portada de 'Sueños lúcidos', de Javier García Campayo.

Sueños lúcidos

 

Autor: Javier García Campayo.


Editorial: Kairós, 2022.


Formato: tapa blanda (416 páginas. 19,23 euros) y e-book (8,64 euros).

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