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LIBROS | CRÍTICA DE 'M. EL HOMBRE DE LA PROVIDENCIA'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mussolini ya es el Duce

En la segunda entrega de su novela sobre el dictador italiano, Antonio Scurati narra con brillantez sus primeros años en el poder

Mussolini, junto a un busto en su honor, en 1925.
Mussolini, junto a un busto en su honor, en 1925.ullstein bild Dtl. (GETTY IMAGES)

Aquel iluminado despótico y émulo guiñolesco de César Augusto, el autócrata que aglutinó el descontento y encendió un fatuo fuego de artificio en su marcha desafiante sobre Roma en 1922, va convirtiéndose, en esta segunda entrega de la megalómana y celebrada “novela documental” de Scurati, en el Duce empecinado en que su país sea el espejo que refleje la oscuridad de su figura. Se refieren los entresijos de la construcción del Estado del imbroglio y la represión permanente, de una Italia que ejerce de escenario en el que actúa un arrogante actor ulceroso y sifilítico, que ansía la gloria eterna y una corona de laureles que con el tiempo se convertirán en espinas. Las flaquezas humanas y las miserias divinas de un hombre menguado y de un ídolo con pies de barro en cuya corte de opereta ábrense y ciérranse puertas que atraviesa una infame turba de secuaces, amantes y fantoches.

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Suena jazz en los gramófonos e inquietud en las conciencias, Weimar agoniza mientras triunfa la vanguardia de Bartók y Chagall, y el surrealismo de Ernst o de Man Ray parece inspirar una política delirante, enardecida y excéntrica, que denuncia “la calumnia de los impotentes” y huye hacia adelante sirviéndose de la represalia y de la embriagadora teatralidad del fascismo. En un hervidero de conjuras y de amenazas, y cuando el imperialismo de poca monta de Mussolini toma forma, Marinetti deja caer ese verso suyo icónico que asegura que “ya no hay belleza si no es en la lucha”, en una suerte de endémica y viril necesidad de combatir enarbolando la retórica del miedo, incluso cuando el derrotado es el desvalido y fanático pueblo de Libia, y pese a que fue por entonces cuando Faulkner proclamó en El ruido y la furia que “el campo de batalla solo le revela al hombre su propia estupidez, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles”. El malogro africano es la prueba fehaciente de esa vana ilusión, que corre paralela a las epidemias de tuberculosis y alcoholismo al ritmo al que se suceden los fallidos atentados al Duce, hijo de la providencia. Gas mostaza en la colonia africana, 20 años de cárcel para Gramsci, fiestas de forzada sonrisa con imitadores de Rodolfo Valentino, aeroplanos sobrevolando el dilema entre brutalidad e inmoralidad, y la acerba soledad de un poder absoluto que explica que no se asomen tantas noticias de prensa a este relato caleidoscópico. No se exhibe aún en su ostentoso Lancia Astura, pero ya se ha complacido en afrentar a un joven Hitler que tiene determinado el Anschluss y pretende su complicidad.

Se exhibe con orgullo una profusa documentación, pero por encima de inevitables controversias en torno a las lindes entre ficción e historia —”el texto histórico como artefacto literario”, advierte Hayden White, y el texto literario como artefacto histórico, propone Scurati— interesa su estilo inspirado en la precisa y rítmica naturalidad del antifascista Fenoglio, en la propensión cronística de Curzio Malaparte o en el sobrio neorrealismo de Pratolini, persuadidos de que en literatura jamás se trata de los datos, sino de las palabras y del orden en que se disponen. M. El hombre de la providencia es una novela hipnótica, pero seguramente retrata con mayor fidelidad la figura de don Benito que los trabajos de Andrew Roberts sobre Churchill, de Joachim Fest sobre Hitler o de Giorgio Pini en su biografía del Duce de 1926. Y La mia vita, del propio Mussolini, concebida en 1928, es una fuente literaria de Scurati de la que no mana agua. Seguro que D’Annunzio se hubiese apresurado a asegurar que M es el testimonio incontestable de que “todo hombre alimenta un desenfrenado deseo de placer y de egoísmo”.

el hombre de la providencia

M. El hombre de la providencia

Autor: Antonio Scurati. Traducción de Carlos Gumpert.


Editorial: Alfaguara, 2021.


Formato: 587 páginas. 22,90 euros.



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