Radiografía de la economía que asfixia al votante argentino
El candidato que gane este domingo asume un país con la actividad económica estancada, una inflación que supera el 142%, con cuatro de cada diez habitantes en la pobreza y reservas en mínimos
Argentina llega a las elecciones presidenciales de este domingo con una economía que cae en picado. El Producto Interno Bruto no creció en los últimos tres meses. La inflación superó el 142% interanual. Uno de cada cuatro argentinos vive en la pobreza y dos salarios mínimos no alcanzan para cubrir la canasta básica de un hogar con cuatro miembros. En el mercado cambiario, conviven más de una decena de cotizaciones para el dólar. Las reservas brutas del Banco Central han caído a la mitad en los últimos cuatro años y las netas están en rojo. El Estado, además, debe saldar un endeudamiento de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los argentinos esperan que quien llegue a la Casa Rosada termine con la agonía. Las opciones son dos y dispares: un economista que promete un shock brutal y el actual ministro de Economía.
El candidato peronista, Sergio Massa, ha tenido a su cargo la gestión económica durante el último año y muchos se preguntan qué hará diferente si llega a la Presidencia. Su coalición achaca el agravamiento de la crisis a una sequía histórica que dejó pérdidas por 20.000 millones de dólares, al impacto de la pandemia y al crédito que tomó el Gobierno de Mauricio Macri con el FMI. El ultraliberal Javier Milei, en cambio, responsabiliza de la crisis a “la estafa” de la emisión monetaria y propone dolarizar la economía para deshacerse de la inflación galopante, además de reducir al mínimo el gasto público, ideas que economistas de todo el mundo han calificado de peligrosas. Esta es una radiografía de los indicadores que asfixian a los argentinos.
Producto Interno Bruto
El Producto Interno Bruto (PIB) de la segunda mayor economía sudamericana cayó en el segundo trimestre de este año un 4,9% con relación al mismo período del año anterior. Este indicador, que mide el comportamiento de la economía de un país, ha tenido subidas y bajadas, pero Argentina lleva muchos años de estancamiento: en la última década, solo creció en los años 2013, 2015 y 2017; en los restantes, la economía se contrajo. El primer año de Gobierno del presidente saliente, Alberto Fernández, que coincidió con el inicio de la pandemia, la caída del PIB fue del 9,9%. Al año siguiente, el indicador repuntó y se mantuvo esa tendencia. El PIB por habitante, que rondó los 22.000 dólares en 2022, es un 9% menor que lo que era una década antes, según un informe del FMI.
Inflación
El Índice de Precios al Consumidor anuncia a los argentinos mes a mes la inflación o cuánto poder adquisitivo han perdido. La tasa creció en octubre el 8,3% respecto de septiembre, según el último dato oficial, y alcanzó el 142,7% interanual, un récord en los últimos 30 años. Argentina, que tiene una de las inflaciones más altas de la región, se mantiene como el segundo peor colocado, detrás solo de Venezuela. En 2015, cuando asumió el conservador Mauricio Macri la presidencia, la inflación era del 25%. Cuando dejó la Casa Rosada, cuatro años después, se había duplicado, hasta el 54%. Hoy, el ritmo de aumento de los precios es casi el triple y, según proyecciones privadas, acumulará este año un alza del 185%.
Pobreza
Cuatro de cada diez argentinos son pobres, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). La pobreza creció cinco puntos durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) y casi cinco más durante el Gobierno de Alberto Fernández, que entregará el cargo el 10 de diciembre. Los datos del segundo semestre de 2023 son los más altos desde principios de 2021, tras un año de pandemia. La tasa empeora entre los jóvenes: el 56% de los menores de 15 años son pobres. Además, el 9,3% de los argentinos no tiene ingresos suficientes para comprar alimentos. El salario mínimo es de 146.000 pesos en noviembre, una cantidad tan pequeña que el doble de ese dinero no alcanza para pagar la canasta básica (alimentos, transporte, ropa, etcétera) de un hogar compuesto por dos adultos y dos menores.
Desocupación
La tasa de desocupación es uno de los pocos indicadores que ha mejorado, aunque se produce en un mercado laboral cada vez más precarizado, con salarios en caída por la inflación. Cuando asumió el presidente Fernández, el 8,9% de los argentinos estaba sin empleo y buscando trabajo activamente. En el segundo trimestre de este año, el porcentaje cayó hasta el 6,2%, según el INDEC, y afectó sobre todo a jóvenes de entre 14 y 29 años: la tasa para esa franja de edad fue del 13,4% en el caso de las mujeres y del 12,3% en los hombres. A diferencia de trimestres anteriores, la baja en la desocupación estuvo motivada en los últimos tres meses por una caída en la cantidad de personas buscando trabajo y no por el incremento del empleo, que se mantuvo estable.
Evolución del peso argentino frente al dólar
La paridad del peso con el dólar estadounidense terminó en Argentina tras la crisis del corralito, en 2002. Hasta entonces, una ley monetaria establecía una equivalencia fija entre ambas monedas. Hoy en Argentina conviven una decena de tipos de cambio surgidos a medida que se endurecieron las restricciones cambiarias impuestas desde 2011. Entonces, un dólar oficial equivalía a 4,3 pesos y el dólar paralelo, el llamado dólar blue (el que se cambia en el mercado ilegal), a 4,6.
A finales de 2019, cuando Fernández llegó a la Casa Rosada, la relación era de 62 pesos por dólar. Desde entonces ha escalado hasta los 369 pesos por dólar, tras haber estado durante tres meses congelado en 365. La brecha cambiaria supera el 160%: un dólar blue se vende en la calle por 950 pesos.
Reservas Internacionales del Banco Central
El Gobierno ha intentado sostener el valor del peso mediante intervenciones en el mercado de cambios a costa de dilapidar las escasas reservas del Banco Central. La autoridad monetaria argentina informa de que las reservas brutas cayeron un 53% en el último año hasta los 20.900 millones de dólares. Los cálculos de consultoras privadas, sin embargo, analizan las reservas netas, es decir, el dinero en billete que el Banco Central tiene de libre disponibilidad. Esos números, que no son avalados por el Banco Central, muestran cifras en rojo: los analistas calculan que cuando Fernández llegó a la Casa Rosada el Banco Central tenía en sus arcas 12.000 millones de dólares; cuatro años después, estiman que el nivel está en negativo en más de 10.000 millones de dólares. El déficit de divisas es crónico en el país, pero en 2023 una sequía histórica afectó al sector agropecuario, que aporta siete de cada diez dólares que ingresan al país.
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