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La ‘vendetta’ de unos narcotraficantes colombianos termina en una masacre en España

Detrás de la muerte del cabecilla, Roberto Vega Daza, y de otros dos hombres asesinados a tiros este martes en Valencia hay una disputa entre un clan familiar caribeño y la banda conocida como Los Costeños

caso de Roberto Vega Daza
Un guardia civil investiga el hallazgo de tres cadáveres en El Saler (Valencia), el 27 de febrero.Kai Forsterling (EFE)
Jules Ownby

Es martes y ya es de noche. Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local de Valencia encuentran un coche abandonado en un parking de unas torres de viviendas en la pedanía de El Saler, en una zona de poco tránsito muy cerca de la Gola de Pujol, una apertura al mar del lago de la Albufera. En el interior del vehículo localizan tres cadáveres amontonados con señales de haber sido asesinados a tiros. Los muertos eran de nacionalidad colombiana, y las autoridades españolas aún no han facilitado sus identidades. Pero los medios del país sudamericano han podido identificar a uno de ellos: Roberto Vega Daza, el cabecilla de un clan que lleva años delinquiendo en el Caribe colombiano.

Al otro lado del Atlántico, casi al mismo tiempo que ocurría la matanza, un hombre vestido totalmente de negro se acerca a una casa en la ciudad colombiana de Barranquilla. Saca una lata de pintura de aerosol y, en grandes letras rojas, escribe en el portal: “Game over Los Vega” [fin del juego Los Vega]. Esa noche hay una fiesta. En un barrio de clase alta, Villa Campestre, los vecinos iluminan el cielo con una lluvia de fuegos artificiales. Celebran, según varias fuentes, la muerte del último Vega Daza que quedaba vivo.

Roberto Vega Daza, de 33 años, salió de Colombia hace unos meses huyendo de una vendetta criminal, explica a este diario Diógenes Rosero, director del Foro Costa Atlántica, una organización que promueve la democracia en la región Caribe del país. La venganza, dice Rosero, tiene su origen en una tarde de octubre de 2022.

El origen de la ‘vendetta’

Es domingo. Jonathan Ospino, hijo de un capo de una banda local conocida como Los Costeños, celebra su 21 cumpleaños. Viste camiseta blanca y pantalón negro: la ropa para un día inolvidable. La finca El Mediterrané, al norte de Barranquilla, se llena de personajes importantes. Están los capos de varios grupos de narcotraficantes, empresarios de la región e incluso varios funcionarios públicos, de acuerdo con dos fuentes que prefieren mantener el anonimato por su seguridad. Y ahí está Roberto Vega Daza, a punto de cambiar su vida.

La fiesta no sale como estaba previsto. A las siete de la mañana, tras horas de música vallenata y alcohol, estalla un tiroteo. Las imágenes publicadas en redes sociales muestran una escena de caos absoluto. Los asistentes se esconden detrás de los equipos de sonido, las sillas blancas están tiradas por todos lados, una sinfonía de balas llena el aire. No se sabe exactamente por qué empezó la pelea, pero cuando termina han muerto tres personas: un asistente, un escolta de los Vega Daza, y el cumpleañero. El señalado por esa tercera muerte es Roberto Vega Daza.

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Peritos de la Guardia Civil investigan el lugar de los hechos en El Saler (Valencia), la madrugada del miércoles.
Peritos de la Guardia Civil investigan el lugar de los hechos en El Saler (Valencia), la madrugada del miércoles.Kai Forsterling (EFE)

El supuesto asesino escapa en una camioneta blanca de la marca Toyota. Los allegados de Ospino llenan el vehículo de tiros sin éxito, ya que la camioneta está blindada y Vega Daza sobrevive. La Policía lo detiene horas más tarde, pero las autoridades colombianas lo dejan en libertad poco después. Ante lo que consideran como una falta de justicia, Los Costeños deciden vengarse. Ponen precio a su cabeza y a las de sus familiares ―500.000 dólares, según varias fuentes―. Los Vega Daza tienen que pagar por lo que han hecho.

La masacre de los Vega Daza

Esa venganza se consuma ocho meses más tarde, el 29 de junio de 2023. Los Vega Daza saben que están en peligro. Alguien en Barranquilla ha estado pegando en postes carteles con sus fotos y la leyenda: “Los más buscados, banda criminal”. Según un informe de la Policía, ese día Roberto, su padre Rafael Kike Vega Cuello, y sus hermanos Ronald y Ray estaban saliendo de su casa. De repente, unos hombres subidos a las paredes y el techo de la vivienda abren fuego contra ellos. Incluso les tiran una granada. El padre y dos hermanos mueren en el acto. Roberto, herido en la pierna izquierda, logra escapar de nuevo y es trasladado a una clínica cercana.

Los Costeños se responsabilizan del crimen en un video publicado en redes sociales. “Esta acción fue consecuencia de una sociedad cansada de los atropellos causados por el clan Vega”, explican tres hombres encapuchados, vestidos completamente de negro. “Se dedicaron a robarse propiedades, dinero, droga y extorsionaban a la gente, la cual se cansó y se unió para acabar con esa gente”, continúan. Finalmente, dejan un mensaje para los allegados de Roberto: “Que tengan claro que todos sus colaboradores van por el mismo camino, y todo el que quiera seguir al lado de Roberto Vega”.

Vega Daza abandonó Colombia poco después de esa emboscada. Algunas fuentes lo ubicaban en Venezuela, otras en México. De algún modo acabó en España, precisamente en Valencia, una de las principales puertas de entrada de cocaína al país europeo, donde le arrebataron la vida. Las autoridades españolas todavía no han determinado el motivo detrás del crimen. Nadie ha sido detenido. Sus enemigos colombianos finalmente lo encontraron, aseguran a este periódico fuentes que conocen el mundo criminal de Barranquilla.

Aunque los Vega Daza han sido asesinados, para estas fuentes es difícil pensar que la venganza ha terminado. A Roberto lo sobreviven su esposa y sus hijos, además de una familia grande en una ciudad que vive una violencia permanente. A lo largo de sus 25 años activos, los Vega Daza ―de ascendencia guajira― han tenido vínculos con los grupos paramilitares, el Cartel de la Costa ―que mandó en el Caribe durante los ochenta y los noventa― y han protagonizado guerras con numerosas estructuras criminales. Más recientemente, sostenían disputas con Los Costeños y la mayor banda del narcotráfico en Colombia, el Clan del Golfo, entre otras.

Con o sin los allegados de los Vega Daza, la violencia no parará en Barranquilla. La ciudad, de casi tres millones de habitantes, vive sumida en una guerra urbana entre varias pandillas que deja un rastro incesante de muerte: hubo 733 homicidios en el 2023. Luis Trejos, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Norte, explicó en enero a este diario que una competencia criminal se ha apoderado del sur de la ciudad. “Es una guerra entre distintas pandillas por el control de la mayor cantidad de territorio posible. Esto, con el fin de obtener rentas por la vía de la extorsión y el microtráfico, entre otras cosas”. Los principales actores son el Clan del Golfo, Los Rastrojos Costeños, Los Pepes y, justamente, Los Costeños.

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Jules Ownby
Periodista de El País en Bogotá. Ha trabajado como redactor y productor audiovisual en varios medios norteamericanos. Estudió ciencias en la Universidad McGill en su ciudad natal, Montreal, y cursó el máster de Periodismo UAM-El País en la promoción 2022-2024.
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