La Alianza del Norte pone condiciones a la presencia de tropas de la ONU
El papel del ex monarca en la transición divide a las facciones afganas en Bonn
Un día después de que la conferencia afgana de Bonn arrancase en un ambiente de euforia, ayer comenzaron a aflorar las primeras discrepancias entre las facciones que negocian la formación de un Gobierno provisional. La Alianza del Norte, cuyas fuerzas controlan buena parte del país, afirmó ayer que no cree necesaria una fuerza multinacional de paz para garantizar la seguridad durante la reconstrucción, como pretenden la ONU y otras delegaciones afganas, y mostró poco entusiasmo sobre el papel del ex rey Zahir Shah en la transición.
El jefe de la delegación de la Alianza del Norte fue claro en su primera comparecencia ante los periodistas desde el comienzo de las negociaciones: su coalición multiétnica, formada por tayikos, hazaras y uzbekos, no quiere soldados extranjeros en el país una vez que los talibanes sean derrotados por completo. 'No vemos la necesidad de una fuerza extranjera, dijo Yunis Quanuni, ministro del Interior de la Alianza.
'En Afganistán hay seguridad total, y creemos que el trabajo pueden hacerlo unas fuerzas afganas formadas por los diferentes grupos y partidos', dijo Quanuni, que, sin embargo, dejó la puerta abierta al despliegue de una fuerza multinacional 'si forma parte de un amplio plan de paz'.
Las palabras de Quanuni contrastan con las pronunciadas horas antes por el enviado especial adjunto de Naciones Unidas para Afganistán, el español Francesc Vendrell, que calificó el despliegue de una fuerza multinacional como 'altamente deseable', ya que facilitaría el trabajo del Gobierno provisional y ayudaría a distribuir la ayuda humanitaria. La postura de la Alianza tampoco agrada a las demás delegaciones afganas presentes en Bonn (el Gupo de Roma, la Asamblea de Peshawar y el Grupo de Chipre), integradas mayoritariamente por pastunes residentes en el exilio y con escasa o nula presencia militar sobre el terreno. 'Necesitamos una fuerza multinacional. Ahora mismo en Kabul sólo hay tropas de uno de los grupos', dijo Anwar ul Haq Ahadi, delegado de la Asamblea de Peshawar. Esta facción está encabezada por el pastún Sayed Pir Gailani.
Gobierno provisional
El jefe de la delegación de la Alianza subrayó que su coalición está de acuerdo con las líneas generales del plan de transición de la ONU, que establece la inmediata formación de un Gobierno provisional multiétnico, la posterior convocatoria de una Loya Jirga (asamblea tradicional afgana) y la convocatoria de elecciones en el plazo de dos o tres años. Pero hizo hincapié en que las negociaciones todavía están en su fase preliminar y que es necesario trasladarlas cuanto antes a la capital afgana. Otras delegaciones no lo consideran tan urgente. 'A mí tendrán que convencerme para ir a Kabul', dijo Hahadi, de la Asamblea de Peshawar.
Quanuni dejó entrever otro punto de discrepancia: el papel que desempeñará en la transición el ex rey Mohamed Zahir Shah, líder del Grupo de Roma, en la transición. 'Las personalidades no son importantes; lo importante es el proceso', señaló. Quanuni aseguró, sin embargo, que la Alianza no pondrá objeción a que el antiguo monarca, de etnia pastún, ejerza un papel unificador si así lo decide la Loya Jirga.
El representante estadounidense en las conversaciones, James Dobbins, que conversa diariamente sólo con los periodistas de su país, insiste en que el líder del Grupo de Roma debe ser la figura que represente a todas las etnias afganas durante la transición.
El jefe de la delegación de la Alianza del Norte hizo una petición urgente a los periodistas para subrayar el carácter nacional y multiétnico de su coalición, reconocida por la ONU como legítimo Gobierno bajo el nombre de Estado Islámico de Afganistán. 'Por favor, dejen de llamarnos Alianza del Norte, un nombre que se nos ha impuesto desde el extranjero. Les pido que nos llamen Frente Unido; estamos presentes en el norte, el sur, el este, el oeste y el centro', afirmó Quanuni.
La ONU intentó ayer rebajar las expectativas creadas en la sesión de apertura de la reunión, durante la cual todas las partes se mostraron dispuestas a olvidar los rencores del pasado y a trabajar juntas en la reconstrucción de Afganistán, arrasado por 25 años de enfrentamientos civiles. 'Estas conversaciones no van a ser fáciles, y un grano de arena puede parar la máquina en cualquier momento', dijo Vendrell.
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