Amnistía pide investigar el mayor baño de sangre desde el inicio de la guerra
Durante el motín de Mazar-i-Sharif la aviación de EE UU atacó por error las posiciones de la Alianza del Norte'Hay que establecer si la respuesta de EE UU y el Reino Unido ha sido proporcionada'
Las circunstancias de cómo se originó la revuelta de los prisioneros amotinados en un fuerte de Mazar-i-Sharif el domingo pasado y los horrores de las 52 horas siguientes, hasta que disparos procedentes de un carro de combate T-55 aplastaron y acallaron el motín, han alarmado a los defensores de los derechos humanos. Amnistía Internacional exigió ayer investigar 'con urgencia' el mayor baño de sangre desde el inicio de la campaña contra el terrorismo en Afganistán. En el fuerte de Qila-i-Jhangi, el Comité Internacional de la Cruz Roja comenzaba ayer a identificar y enterrar los cadáveres.
'Debe llevarse a cabo una investigacion urgente para determinar qué inició estos violentos sucesos [incluida cualquier deficiencia en la custodia y el trato de los prisioneros] y para establecer si la respuesta de las fuerzas de la Alianza del Norte, Reino Unido y Estados Unidos ha sido proporcionada', reclama AI. 'No tenemos cifras de cuántos combatientes han podido morir en el fuerte. Pero hay que dejar muy claro que los prisioneros de guerra tienen derechos y que hay que respetar las leyes de la guerra', aseguraba ayer desde Ginebra Macarena Aguilar, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
'No ha sido una masacre, sino una batalla en toda regla', aseguraba en Islamabad el portavoz de la Coalición contra el Terrorismo, Kenton Keith, informa France Presse. Según la Convención de Ginebra, si los combatientes en el interior del fortín de Qila-i-Jhangi hubieran estado armados el asalto hubiera constituido un acto de guerra y no la matanza que denuncian las organizaciones de derechos humanos. Hasta 800 personas podrían haber perdido la vida en el asalto. Según el relato de un cámara de televisión de EE UU, la escena era inenarrable: 'Hay cientos de cadáveres, cuerpos y trozos de cuerpos esparcidos por todo el patio'.
Dos delegados de Cruz Roja vivieron el pasado domingo en primera persona el comienzo de una rebelión convertida poco después en un cruento asalto con bombas y devastadores aviones AC-130 ametrallando la fortaleza. Esos mismos delegados accedían ayer al fuerte a recoger los restos del combate.
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