La represalia del Ejército israelí causa la muerte a seis palestinos, entre ellos una niña de 12 años

Seis palestinos resultaron ayer muertos y otros nueve heridos como consecuencia de una ofensiva general lanzada por el Ejército israelí en represalia por el asesinato del ministro Rehavam Zeevi. Los ataques se iniciaron a primera hora de la madrugada en diversas poblaciones de Cisjordania -Jenín, Haura, Azarie, Ramala y Hebrón-, invadidas y ocupadas parcialmente por decenas de tanques y fuerzas de infantería, que establecieron un rígido toque de queda que impidió a los ciudadanos salir a la calle.

Las fuerzas de seguridad palestinas trataron de frenar la ofensiva del Ejército israelí en Ramala y El Bireh, en las cercanías de Jerusalén, pero tuvieron que replegarse ante el avance imparable de los tanques, dejando en el suelo muertos a dos miembros de la policía de Yasir Arafat. Horas más tarde, a media mañana, se produjo otro sangriento incidente en el núcleo urbano de Jenín, al norte de Cisjordania, cuando los tanques israelíes mataron a una niña de 12 años e hirieron a 9 de sus compañeras al disparar varios obuses contra una escuela. Los soldados israelíes se excusaron asegurando que francotiradores palestinos les habían disparado desde el mismo edificio de la escuela.

La ofensiva militar culminó por la tarde en Belén. Tres militantes de la milicia Tanzim de Al Fatah murieron como consecuencia de la explosión de una bomba adosada a su coche, en un nuevo episodio de guerra sucia planeada desde Israel. La bomba estaba dirigida contra el dirigente local de Al Fatah, Atef Abayad, acusado por los israelíes de haber causado la muerte de una mujer colono, por lo que habían pedido su extradición. En la explosión del coche murieron otras dos personas que viajaban con él.

La muerte de este dirigente de los Tanzim provocó la ira de la población, especialmente en el campo de refugiados de Aida, a las puertas de Belén, que se lanzaron a la calle e intentaron asaltar la prisión y linchar a los palestinos allí encarcelados por haber colaborado con Israel. Los manifestantes acusaban a la Autoridad Palestina de 'tenerles con las manos atadas' y tratar de imponerles por la fuerza un alto el fuego.