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operación triunfo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

‘OT’ Gala 11: ‘Operación Triunfo’ ya tiene sus seis finalistas tras la Super Bowl de Naiara

En su penúltima gala, el concurso despidió a la mejor voz de la edición y eligió a los que pelearán la semana que viene por el triunfo con una clara favorita

Los seis finalistas celebran su pase.
Los seis finalistas celebran su pase.
Eva Güimil

En la madrugada del lunes a los fans de Taylor Swift, algo así como el diez por ciento del planeta a tenor del ruido que genera, se le pararon los centros cuando vieron al príncipe consorte Travis Kelce gritarle en la cara al viejo Andy Red mientras lo arrollaba hasta hacerle tambalearse. La imagen se convirtió en meme y en red flag instantánea. Los dioses de la cancha también tienen pataletas de escolar, cosas de la presión. Si a un atleta profesional, un tipo de treinta y cuatro años, lo desestabilizan las expectativas, cómo puede sorprendernos que a una chavalita de dieciocho años que lleva aislada tres meses la lleven los demonios al sentirse infravalorada por el jurado. Ruslana ha explotado esta semana y una parte del fandom del programa, la misma que hace un par de semana le besaba las comisuras, le ha puesto dos velas negras. Así es Operación Triunfo, un formato mutante.

Martin fue el primero en actuar en la penúltima gala de la edición —si obviamos la grupal en la que todos volvieron a sonar como media docena de gatos atrapados en un saco porque esas voces no hay odontólogo que las empaste— y defendió Murder in the Dancefloor, el himno dance de Sophie Ellis-Bextor que ha revitalizado Saltburn. De que en algún momento alguien se planteó que lo bailase todo lo desnudo que permitiese el decoro no tengo pruebas ni tampoco dudas, pero, como esto no es Mediaset, el homenaje a Oliver Quick en la mansión de los Catton se quedó a medias.

También más abrigado de lo que sus fans querrían, el uruguayo Lucas interpretó Mariposa tecknicolor del argentino Fito Paez con esa alegría que da saber, o intuir, que ser el guapo de la edición te ha llevado en volandas a la final de Operación Triunfo. La apostura de Lucas camufla su escasa capacidad vocal —escasa frente a sus compañeros— y esas desafinaciones que en los demás son anatema y en su caso ni se mentan. Hace unos años, los investigadores Markus M. Mobius y Tanya S. Rosenblat presentaron un estudio titulado Por qué la belleza importa en el que explicaban que el atractivo físico era capaz de generar diferencias económicas mayores que las relacionadas con el género o la raza. La gente que necesita avalar sesudamente esas teorías es porque nunca ha visto realities.

Si a Lucas le favorece saberse guapo a Bea la impulsa saberse fuera, porque Bea es un precog como los de Minority Report y hace tiempo que es consciente de que ya no puede hacer más. Tener la mejor voz de la Academia no ha sido bastante para conseguir que los profesores —que supuestamente no tienen favoritos— la salvasen tras ninguna de sus cuatro nominaciones y tampoco para hacerse con una plaza directa a la final, así que canta sin presión y nunca ha sonado mejor ni ha resultado más atractiva que esta noche mientras endulzaba el aguardentoso Bette Davis Eyes de Kim Carnes. La seguridad en una misma potencia más la belleza que el retinol.

Ruslana, protagonista de la semana a su pesar, cantó el Let Me Out de Dover, un himno del efímero grunge patrio, en modo pogo y con toda la rabia acumulada. Iba vestida de t.A.T.u, pero actuó como las Pussy Riot y tras acabar pidió la voz y la palabra para proclamar lo mucho que significa para ella haber llegado a la final “por el público” y el que quiera entender que entienda.

Sufrimiento y favoritos de Spotify

Los artistas invitados de cada gala parecen tener como objetivo que los aspirantes a futuras estrellas comprueben cómo basan sus actuaciones en todos los vicios que a ellos les corrigen en la Academia. Esta semana le tocó cantar a Álvaro de Luna —y aun a sabiendas de que no tiene nada que ver con el Algarrobo de Curro Jiménez he tenido que comprobarlo una vez más—. De Luna suena como la versión millennial de Café Quijano, algo totalmente innecesario porque bastante sufrimiento hay ya en el mundo, pero sirve para demostrar a los concursantes que por monótono y repetitivo que sea tu estilo siempre habrá alguien dispuesto a incluirte entre sus favoritos de Spotify.

Paul fue quien inauguró el bloque de los salvados, los que ya saben que hagan lo que hagan están la final y por eso ha hecho lo mismo de siempre, cantar Fiebre de Bad Gyal como si esa canción la hubiese compuesto él para sí mismo, nada sorprendente. Sí lo fue la valoración de Pablo Rouss que le alabó precisamente eso, tener claro qué artista quiere ser. Qué tiempos cuando lo que puntuaba era salir de la zona de confort.

Precisamente la zona de confort es el nombre del resort en el que Juanjo ha pasado doce semanas. Tiene una gran voz, algo que a él le ha permitido llegar sin mácula a la final, pero a Bea que tiene una voz igual de buena le ha servido de poco, porque se ve que a Buika no le ha llegado tan adentro. En su penúltima actuación, el zaragozano interpretó El patio de Pablo López, que además fue la segunda estrella invitada de la noche porque hay que devolverle vía royalties todo lo Risto le hizo gastar en psicólogos. Juanjo cantó virtuosamente y como le gusta, tan tieso y estático en el escenario como los ocho troqueles que le acompañaron en su actuación de la semana pasada. ¿Le va a servir su voz imponente para ganar el concurso? Tan poco como a Bea. Apostar y callar.

@operaciontriunfo

Así ha sido la actuación de @naiara.ot2023 de la #OTGala11 ✨🥰 Podéis ver la actuación COMPLETA en @PrimeVideoES 🎤💙 #OT2023 #OperaciónTriunfo

♬ sonido original - Operación Triunfo 🎤

La favorita absoluta

No fue únicamente Chenoa quien pensó en la Super Bowl al ver a Naiara cantar, y sobre todo bailar, Let’s Get Loud, no solo porque en 2020 Jennifer López la interpretase en el intermedio más famoso de la televisión, también porque sus tres minutos han sido más emocionantes que la aburridísima actuación de Usher durante la Taylor Swift Bowl. Suena exagerado, pero no lo es; tampoco afirmar que algún día la veremos llenar estadios con tanto aforo como el Allegiant Stadium de Las Vegas, el cielo es el límite para la maña que volvió a ser la favorita del público. Otros tres mil euros para la buchaca y siete días más cerca del alzarse con el premio final, lo contrario sería una sorpresa.

Lo fue a medias la elección de la última expulsada. Una vez salvados Martin, por su “energía bonita” y Lucas por su “positivismo y luz”, razones que nada tiene que ver con su desempeño vocal, más bien por ser extrovertidos y muy amigos de sus amigos, las mismas bondades que te llevarían al final de Gran Hermano, quedaron en manos del público los eslabones más débiles, una Bea que nunca tuvo más relato que ser muy amiga de Álvaro Mayo, y miren dónde está Álvaro Mayo, y Ruslana, que ya no puede tirar más del carro y está a punto de hacerse un Carrie —no la de Candace Bushnell, la de Stephen King—: cerrar las puertas de la Academia a golpe de telequinesia y que arda todo, pero la venganza de Ruslana Panchyshyna tendrá que esperar, por un porcentaje mínimo permanecerá en la Academia una semana más. La última, solo quedan siete días para despedirnos de los seis finalistas: Naiara, Juanjo, Paul, Lucas, Martin y Ruslana, de las frases de galleta de la fortuna de Buika, de la energía alcalina de Masi, del inquietante moreno de Manu Guix, del formato estrella de la temporada. Quién iba a imaginar que iba a ser una plataforma la que le enseñase a la televisión generalista cómo se concilia un concurso en prime time con acostarse antes del alba.

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Sobre la firma

Eva Güimil
Eva Güimil (Mieres, 1972) ha sido directora y guionista de diversos formatos de la televisión autonómica asturiana. Escribe sobre televisión en EL PAÍS y ha colaborado con las ediciones digitales de Icon y 'Vanity Fair'. Ha publicado la biografía de Mecano 'En tu fiesta me colé'.

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