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‘Gando’, una serie iraní de espías desata la polémica en las altas esferas del poder

La ficción elogia a la Guardia Revolucionaria que neutraliza los planes de los servicios secretos extranjeros y califica de incompetente al Gobierno

Gando
Los actores Pendar Akbari y Ashkan Delavari, en una escena de 'Gando'.

El nuevo año iraní coincide con la llegada de la primavera y sus dos semanas de vacaciones constituyen el momento idóneo para garantizar la mayor audiencia televisiva. Aunque las telecomedias siempre eran las favoritas en esos días, no resulta sorprendente que esta vez una serie de espionaje y de acción las haya sustituido, sobre todo en un país con una larga historia de antagonismo con EE UU e Israel.

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La emisión de la segunda temporada de Gando fue suspendida tras 13 episodios a principios de abril debido a las duras protestas del anterior Gobierno, sobre todo del Ministerio de Exteriores, pero también por las inminentes elecciones presidenciales del 18 de junio. Se reanudó el 23 de julio, después de la investidura del nuevo presidente de Irán, Ebrahim Raisi. Gando es la palabra que se usa en Irán para referirse a un cocodrilo del subcontinente indio que habita en algunas zonas del sudeste de Irán con fama de acechar con paciencia a su presa, una característica que esta ficción identifica con los espías.

Su primera temporada, emitida en junio de 2019, ya había suscitado las críticas de los sectores cercanos al Gobierno, ya que la producción atribuye todo el mérito a los Guardianes de la Revolución, conocidos como los pasdarán, mientras que presenta al Gobierno y, en concreto, a los diplomáticos iraníes, como ingenuos e incapaces. Gando, al mismo tiempo, trata cuestiones sensibles, como la corrupción, el nepotismo y la filtración de los espías en las altas capas del poder del Sistema Islámico de Irán. También, por primera vez tras más de cuatro décadas, la actriz iraní Beaina Mahmoudi aparece ante las cámaras sin llevar el velo islámico para interpretar a una agente del servicio de espionaje exterior británico (MI6), hecho sin precedentes en la televisión iraní, controlada por los sectores conservadores. El guion logra mantener la intriga, pero no es imparcial, ya que los miembros de los pasdarán aparecen como unos héroes inmunes ante las tentaciones y trampas de los servicios secretos extranjeros.

El primer episodio de la segunda temporada relata el secuestro y traslado del periodista opositor Ruhollah Zam desde Irak a Irán. Zam vivía en Francia y durante un viaje a Irak en octubre de 2019 fue detenido y ahorcado en diciembre de 2020. La escena en la que los agentes le quitan a Zam el antifaz y mira atónito la torre Azadi en Teherán da un claro mensaje, tanto a los amigos como a los enemigos del Sistema Islámico de Irán.

Por primera vez tras más de cuatro décadas, la actriz iraní Beaina Mahmoudi aparece ante las cámaras sin llevar el velo islámico para interpretar a una agente del MI6

Las diferencias entre los chiíes y suníes es uno de los temas abordados por los productores. Aunque los suníes de Irán son apenas el 10% de la población, están en mayoría en zonas como Kurdistán o Beluchistán.

Amir Hossein Abdi, jefe de las operaciones de antiespionaje de los pasdarán, interpretado por el famoso actor Dariush Farhang, le encarga a Mohammad, el jefe de su equipo de agentes, una nueva misión. En una región al este de Irán azotada por la sequía y la escasez de agua, el médico de una ONG internacional llamado Alireza Bahrami está instigando a los suníes a organizar protestas violentas. Bahrami acusa a las autoridades de desatender los problemas de los suníes. Mohammad descubre que el médico en realidad es de origen árabe, y trabaja para el MI6, pero Bahrami antes de ser detenido logra cruzar la frontera y se oculta en Afganistán. La serie insiste en que no hay problemas entre los chiíes y suníes en Irán y los revuelos se deben a la intervención extranjera y la ignorancia de algunos lugareños.

Mohammad y su equipo encuentran pruebas en la guarida de Bahrami que los llevan a Mohammad Ali Musapour, el asesor del ministro de Exteriores y miembro de la delegación iraní en las negociaciones nucleares entre Irán y las potencias mundiales. Musapour es también espía del MI6 con doble nacionalidad iraní-británica y ha recibido el pasaporte iraní solo seis meses antes de entrar en el ministerio. Parece que este momento de la trama fue la gota que colmó el vaso.

El ministro de Exteriores Mohammad Javad Zarif protestó en diferentes ocasiones y calificó la trama de una “gran mentira”. Mojtaba Amini, productor de la serie, aseguró en su cuenta de Twitter que “Gando se basa en documentos reales”. Al final, su emisión fue suspendida tras 13 episodios.

El actor iraní Majid Norouzi, en un momento de la serie 'Gando'.
El actor iraní Majid Norouzi, en un momento de la serie 'Gando'.

Apoyo militar

Gando aborda también la captura del petrolero iraní Grace 1 por Reino Unido en julio de 2019, alegando que el buque había violado las sanciones de la UE al transportar petróleo a Siria. La serie muestra el plan detallado de los pasdarán para incautar el petrolero británico Stena Impero en julio del mismo año en el estrecho de Ormuz. Las secuencias grabadas en el propio barco apresado indican que los productores han disfrutado del apoyo total de los cuerpos armados del país.

Este apoyo parece incondicional, ya que muchas películas del país han sido censuradas o prohibidas por no cumplir con el rígido código de vestimenta islámica. Sin embargo, en este caso, Beaina Mahmoudi interpreta a la agente del MI6 con el cabello al descubierto, aunque en respuesta a las protestas, los productores declararon que la actriz lleva una peluca, como una fórmula islámica para burlar la censura.

La primera temporada relataba la detención de Michael Hashemian, un espía estadounidense que a través de su compleja red de agentes y mercenarios pretende intensificar los efectos de las sanciones de Washington contra Teherán. La trama se refiere claramente al caso de Jason Rezaian, el corresponsal americano-iraní de The Washington Post detenido en julio de 2014, acusado de colaborar con países hostiles y que en enero de 2016 fue intercambiado por presos iraníes y a cambio del desbloqueo de 1.700 millones de dólares.

Irán atraviesa momentos difíciles y la presión económica aleja cada vez más a las masas del centro del poder. El Sistema Islámico es consciente de que debe cerrar filas ante esta amenaza. Gando es un intento para acercarse a las generaciones más jóvenes y restaurar la imagen de la Guardia Revolucionaria y, al mismo tiempo, busca envalentonar a los adeptos al Sistema Islámico.

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