El tridente de lujo juega en la Plaza de los Frutos
‘Amar es para siempre’ aguanta impasible el avance del teleimperio otomano como El Asturiano resiste ante la gentrificación que cada temporada remodela la fisonomía del barrio
Julia repara en que Guillermo lleva tres días con un orzuelo; Rega, de Perú, cuenta que allí hay un dicho que los achaca a negar caprichos a embarazadas; Pepe, seguidor desde los años de TVE, lamenta que Maica no sea clara con Gorka; a Teresa, que la ve en Argentina, el humor de Benigna la alivia de sus achaques.
Guillermo, Maica, Gorka y Benigna son David Janer, Manuela Velasco, Unax Ugalde y Anabel Alonso, actores de Amar es para siempre (Antena 3). Para los seguidores que cada día la sobreanalizan en los foros, así como para el millón holgado de fieles que la siguen desde hace 2.177 tardes, son su familia de la Plaza de los Frutos. Y la hora de la novela —ese bien inmaterial que también merecería, como sentarse a la fresca, ser declarado patrimonio cultural de la humanidad—, su refugio de lo malo del día.
La serie de Diagonal TV aguanta impasible el avance del teleimperio otomano como El Asturiano resiste ante la gentrificación que cada temporada remodela la fisonomía del barrio. A la décima llegarán los ochenta, una empresa juguetera y nuevos fichajes que se atendrán a su política de Zidanes y Pavones, donde consagrados como Iñaki Miramón reparten juego a las promesas Álvaro de Juana y Sara Vidorreta.
Pero tan importante como quien llega es quien se queda. Los Asturianos, con Manolita a la cabeza: gobernanta, quiosquera, émula de Elena Francis, superviviente del atentado de Atocha, de un coma, de torturas policiales...; Marcelino, al que el maquillaje aclara las sienes mientras el guion le oscurece su corazón atlético, y el tabernícola Pelayo, a quien 1979 ha dejado huérfano de Jon Vaine. Itziar Miranda, Manuel Baqueiro, José Antonio Sayagués, historia de la televisión española. El verdadero tridente de lujo y no el que se ha comprado el jeque.
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