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La historia real de ‘Carmel’, el documental de moda en Netflix

El asesinato de María Marta García Belsunce conmocionó Argentina en 2002

María Marta García Belsunce, en una imagen de la serie documental 'Carmel'.
Federico Rivas Molina

En Argentina fue el caso Belsunce, a secas. El 27 de octubre de 2002, cuando el país sudamericano se hundía en la peor crisis económica de su historia, el asesinato de una mujer de la alta sociedad en un barrio para ricos, Carmel, irrumpió como un ciclón en la agenda pública. María Marta García Belsunce tenía 50 años, era socióloga y vicepresidenta de la fundación Missing Children Argentina. Llevaba 30 años de matrimonio con Carlos Carrascosa, un marino mercante retirado que había hecho fortuna como financista. El día de su muerte, la mujer había jugado al tenis con una amiga y esperaba en casa a su masajista. Carrascosa la encontró tirada en la bañera a medio llenar y la cabeza ensangrentada. Dos médicos certificaron que un golpe había provocado su muerte. Una funeraria firmó el certificado de defunción. María Marta García Belsunce fue enterrada víctima de un accidente doméstico. Su historia la recogen los cuatro capítulos de la serie documental del momento en Netflix, Carmel: ¿Quién mató a María Marta?

Un mes después, el fiscal Diego Molina Pico pidió, al fin, una autopsia. Exhumaron el cuerpo de Belsunce. Los forenses encontraron en la cabeza cinco plomos de bala. Homicidio. Fue un escándalo. El caso se convirtió en un culebrón en tiempo real. Familiares, amigos, vecinos de Carmel, abogados, médicos, jueces, periodistas, peritos y policías desfilaron por los canales de televisión. El ruido mediático fue enorme, con algunos hitos memorables. Como el “pituto” que Carrascosa arrojó al inodoro, el resto de una bala que pensó que era un soporte de estante de biblioteca. “Pituto”, así lo llamó el marido de la víctima, se sumó al acervo popular para designar algo grave que se desea ocultar.

En los tribunales, mientras tanto, Molina Pico cargaba contra Carrascosa. El fiscal desplegó la hipótesis del crimen pasional, fruto de una infidelidad insoportable que la mujer pagó con la muerte. La familia de María Marta, en tanto, defendía al viudo y agitaba la versión de un robo fallido que terminó en tragedia. La justicia condenó, finalmente, a Carrascosa, a pesar de no haber hallado un móvil para el crimen: cadena perpetua por homicidio agravado por el vínculo. El hombre estuvo solo siete años preso, porque en 2016 la Corte Suprema lo declaró inocente y ordenó su liberación.

Carrascosa tiene hoy 75 años. Ha escrito un libro con su historia. No acusa a nadie, pero deja entrever muchas cosas. Dice que el fiscal Molina Pico se ensañó con él porque los medios y la opinión pública exigían cuanto antes a un culpable. Hoy sostiene que solo desea saber quién mató a la mujer que fue el amor de su vida. Y asegura que la justicia, por primera vez, está “bien encaminada”. Liberado Carrascosa, la investigación se concentró en un vecino de Carmel, Nicolás Pachelo, y dos custodios del barrio, tres viejos protagonistas de la historia que estuvieron en la mira desde el primer día. El trío está preso, a la espera del juicio oral. La principal hipótesis es que Belsunce murió porque reconoció al hombre que había entrado a robar a su casa. El fallo debía estar en agosto, pero se pospuso por las restricciones de la pandemia.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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