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Najwa Nimri: “Empieza la cuenta atrás para el nuevo mundo”

La actriz y cantautora, que interpreta a la inspectora Alicia Sierra en 'La casa de papel’, ya había salido de Madrid cuando se anunció el estado de alarma

La actriz Najwa Nimri en el festival de San Sebastián de 2018.
La actriz Najwa Nimri en el festival de San Sebastián de 2018.Carlos R. Alvarez / WireImage
Ana Pantaleoni

Paró antes de que la obligaran a parar. Y además sabía lo que iba a pasar porque su hermano vive cerca de Wuhan (China). Najwa Nimri (Pamplona, 1972) lleva días sin WiFi, sin televisión. “Estamos con música y dándole al cerebro”. La actriz y cantautora ya había salido de Madrid cuando se anunció el estado de alarma. Pese a los problemas de cobertura, atiende al teléfono este miércoles mientras cocina manzanas asadas. Hace unos días decidió raparse la cabeza por detrás y revolucionó un poco las redes. Ella es la inspectora Alicia Sierra en La casa de papel.

Pregunta. ¿Todo bien? ¿dónde está?

Respuesta. Todo bien. Estoy en el monte. En el monte, en España. Acompañada con amigos, pareja y el perro. Me pilló con todo previsto. No me vino de nuevas. En el momento en que sucedió todo había decidido hacer un parón.

P. ¿Su experiencia carcelaria de Vis a vis le sirve para estos días?

R. No estoy en la cárcel, estoy en un entorno rural, pero con unas órdenes claras de no poder salir. Esa sensación la conozco, es extraña, pero en este caso es por un buen fin común. Pero estas frases de estado de alarma, estado de excepción, estas frases, resuenan de una forma bastante alarmante en nosotros. Y al que no le resuene así está dormido, básicamente. No es agradable. No es importante si tienes un espacio privilegiado porque sabes que el resto del planeta está confinado en apartamentos de 60 metros.

P. La casa de papel ha sido un bálsamo para algunos durante estos días encerrados. ¿Cómo se consigue que el espectador empatice con el malo y no con el bueno?

R. Claramente Alicia y Gandía son los malos porque la forma en la que ejecutan es importante y la forma del profesor es menos violenta, es un nerd, un empollón. Me parece normal que se empatice con él. En mi caso, intento construir un personaje con todas las aristas, hay gente en la que predomina el lado oscuro y otros la luz, todo el mundo tiene todos los colores y a mí lo que me gusta es ir sacando poco a poco los colores. Dedico mucho tiempo, soy muy disciplinada cuando construyo arquitectónicamente un personaje. Le meto muchas horas y luego me ciño a él. Alicia no es mi prototipo de mi mujer, pero entiendo que en esa energía explosiva hay algo que engancha fácilmente. Es muy divertido de ver, aunque no sé si muy divertido de vivir.

P. ¿Le sorprende que La casa de papel haya enganchado al público adolescente?

R. No, extrañamente todos los personajes que trabajo tienen un sentido de humor bastante infantil y yo también en el humor soy bastante infantil. Me lo paso bien, la gente lo recibe y les entra la risa con los personajes por muy malos que sean. Disfrutan con ella.

P. ¿Cuántos atracos más podrá aguantar La casa de papel?

R. Espero que pocos. Voy a intentar machacarlos porque es el trabajo de Alicia Sierra. La cuarta temporada acaba con jaque-mate.

P. ¿Qué banco habrá que atracar cuando salgamos de esta pandemia?

R. Seguramente nos monitoricen hasta la extenuación. Empieza la cuenta atrás para el nuevo mundo que seguramente que sea un paso más rastreado que el anterior. Ya veníamos comprando esto y dentro de poco será de forma más escandalosa. Lo que menos me preocupa es el dinero que vamos a tener algunos de nosotros o cómo nos vamos a recuperar porque la gente que está en condiciones deplorables sí que no van a poder respirar, se les va a cerrar el portón de manera insultante. Lo pasaremos unos mejor y otros peor, pero no como otros que viven en campos de refugiados y en otros lugares del mundo. De esta saldremos porque tenemos humor.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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