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El recurso de Ana Obregón a un vientre de alquiler a los 68 años detona el debate bioético y político

La edad de la actriz, que limita su capacidad para cuidar de la niña hasta que sea autosuficiente, y la práctica elegida para tenerla, ilegal en España, son los factores que generan más controversia

Ana Obregón durante la presentación de la Fundación Aless Lequio en Madrid en febrero. Arriba a la izquierda, la portada de la revista '¡Hola!'.Foto: ALDARA ZARRAOA (GETTY IMAGES) | Vídeo: EPV

Durante décadas, la actriz y presentadora de televisión Ana Obregón ha protagonizado las fotografías de portada de las revistas del corazón. Lo ha hecho en biquini y en traje de fiesta, mostrando su casa, o posando con su familia y las diferentes parejas que ha ido teniendo. También quedó documentado el dolor que sufrió al enterrar a su hijo Aless, enfermo de cáncer, hace tres años. Pero la imagen de Obregón que más debate y polémica ha creado, y que ha saltado a la política, es la que desveló la noche del martes la revista ¡Hola!: la de ella con un bebé en brazos en una silla de ruedas empujada por una sanitaria de un hospital de Miami, en Estados Unidos. En la muñeca derecha, se ve la pulsera que la identifica como madre de la recién nacida por vientre de alquiler.

Madre sola, a los 68 años, mediante vientre de alquiler después o en medio de un duelo devastador. Famosa y con dinero. El cóctel de circunstancias de Obregón es insólito y plantea problemas de carácter bioético, no solo por la controvertida práctica a la que ha recurrido para ser madre, contratar a una mujer para que se quede embarazada en su lugar a cambio de dinero, algo ilegal en España, sino también por su edad. “Lo primero que hay que tener en cuenta es la protección a los más vulnerables”, señala Begoña Román, profesora de Bioética de la Universidad de Barcelona y miembro del Comité de Bioética de Cataluña. “En este caso es la bebé, que viene al mundo con una madre muy añosa, de la que se quedará muy probablemente huérfana, aunque pueda tener alta capacidad adquisitiva, antes de que pueda valerse por sí misma. Sin hacer un juicio moral, [Obregón] está volcando muchísima esperanza en una criatura que viene a colmar demasiados vacíos”, comenta.

El duelo por la pérdida del hijo mayor atraviesa la decisión de la actriz, como se desprende de la información de la revista ¡Hola!. “El embarazo se produjo en junio de 2022, el mismo mes en que Aless habría cumplido 30 años”, se lee en el artículo, que detalla las ilusiones y la emoción de Obregón “al comienzo de su nueva vida” con la niña, “que le ha devuelto la alegría de vivir”. Horas después de que se dio a conocer la noticia, la actriz rompió el silencio publicando en sus redes sociales una foto de la portada de la revista, acompañada por un texto que deja claros las razones que motivaron su decisión de volver a ser madre: “¡Nos pillaron! Llegó una luz llena de amor a mi oscuridad. Ya nunca volveré a estar sola. HE VUELTO A VIVIR”.

Para Román, “el amor incondicional” a la niña no es la única motivación de la actriz para ser madre ahora, sino también “la necesidad [de Obregón] de llenar un hueco a todo precio, sabiendo que nadie va a vivir 100 años y que, si lo hace, no va a estar en condiciones de cuidar a la criatura”, señala. En este marco, Román explica: “Si la naturaleza, que no sé si es sabia o no, impide a una mujer ser madre a partir de los 50 años más o menos y la técnica lo puede suplir, surge entonces la pregunta ética: ¿Hay una edad a partir de la cual no debería ejercerse la maternidad? Yo diría que se tiene que garantizar el bienestar del niño por encima de todo”.

Hay una referencia de lo que un Estado, cuando ejerce la tutela de los menores, exige a los futuros padres. En la adopción —donde se atiende la necesidad del niño de tener unos padres, y no al revés— hay un exigente proceso para encontrarlos y, en cuanto a la edad, los progenitores no pueden llevarse menos de 16 años con el hijo ni más de 45. Obregón excede ese límite ampliamente: en más de 20 años. Este rango de edad se establece “por el interés superior del menor”, explican fuentes de la Dirección General de Infancia, dependiente del Ministerio de Derechos Sociales. “Es para que ese niño o niña pueda gozar de una familia en las mejores condiciones posibles”, agregan. Además de la edad y otros requisitos formales, en las adopciones hay una criba que no se produce con los vientres de alquiler: “Es necesario pasar una entrevista psicosocial para ver cómo estás, cuáles son tus motivaciones parentales: el interés superior del menor es que no vengan a ocupar un vacío o pérdida”, indican.

El debate también ha alcanzado a la política. Ministras del Gobierno, como la de Igualdad, Irene Montero, han salido a criticar los vientres de alquiler, calificándolos de “violencia contra las mujeres”, tal y como se recoge en la reciente modificación de la ley del aborto. Y el principal partido de la oposición, el PP, se ha mostrado dispuesto a abrir un debate “sosegado y serio” para regular los vientres de alquiler, en su modalidad altruista, cuando “no medie, en ningún caso, la contraprestación económica”. Por la regulación también aboga la profesora Román, para evitar que se beneficien terceros de “mercantilizar a los niños” y que “las personas que tienen capacidad adquisitiva marquen las condiciones que a ellas les parezcan bien”. Además, agrega, en este momento hay ambigüedad: “Cuando estas criaturas llegan a España, ya no es ilegal del todo la gestación por sustitución: hay un hueco legal y se acaba aceptando la situación porque ya la criatura está aquí [en España] y nos amparamos en el interés superior del menor”.

El papel del dinero

El dinero traza, en toda esta historia, otra frontera crucial. Horas antes de que ¡Hola! publicara su información exclusiva y las imágenes en Miami, fueron detenidos en Don Benito (Badajoz) una mujer rumana de 28 años que acababa de dar a luz y a un hombre que la acompañaba por un supuesto caso de vientre de alquiler. Se los acusa de tratar de vender por 2.000 euros al recién nacido a otra pareja de compatriotas. Las autoridades frustraron el intento de una práctica prohibida en España, y a la que cientos de familias a lo largo de los años han recurrido en otros países donde sí es legal, como Estados Unidos. La misma decisión trae muy distintas consecuencias para los bebés: mientras la de Ana Obregón pasa sus primeros días “en un bonito piso con vistas al mar”, cuenta ¡Hola! al tiempo que se cumple con la burocracia para darle un pasaporte y una identidad, el bebé de Don Benito ha sido entregado a una familia de acogida hasta que la justicia tome una decisión sobre su futuro.

Hasta que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, Kiev era el epicentro de los vientres de alquiler para los españoles que viajaban allí para contratar a mujeres que dieran a luz a sus hijos. Era mucho más barato que hacerlo en Estados Unidos, aunque comportaba algunos riesgos, como la necesidad de empezar un proceso de filiación al llegar a España para inscribir en el Registro civil a los bebés como españoles y como hijos de sus padres, o de que la madre tuviera que adoptar al hijo genético de su marido (solo era posible para parejas heterosexuales casadas). Nada de esto sucede si la práctica se ejecuta en algunos Estados de Estados Unidos, a cambio de, al menos, 120.000 euros. “Estados Unidos tiene una regulación garantista y segura, por eso es uno de los destinos favoritos para las familias, a pesar del coste muy elevado que conlleva”, explica la abogada Ana Miramontes, que trabaja con una agencia que hace de intermediaria entre los futuros padres y las mujeres que darán a luz a los bebés en otros países.

Estados Unidos otorga pasaporte y nacionalidad a estos bebés por haber nacido en suelo estadounidense. Las leyes de los Estados donde esta práctica está regularizada —todos a excepción de cuatro, aunque solo algunos lo permiten también a las parejas homosexuales o padres y madres solteras, como es el caso de Obregón— se rigen por un mandato judicial que determina quiénes son los progenitores del bebé, incluso antes de nacer, cuando se firma el contrato: “Ya durante el embarazo, un juez reconoce el contrato firmado entre la madre subrogada y los clientes y establece cómo tendrá que ser inscrito el bebé en la partida de nacimiento. Cuando los padres vuelven a España con la partida de nacimiento a sus nombres, nadie puede vetar la inscripción de su hijo en el Registro Civil”, detalla Miramontes.


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