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Ir a clase con una discapacidad y sin ayuda: “Me están invitando a no seguir estudiando”

Una alumna de Vitoria en silla de ruedas denuncia que la universidad pública vasca le niega la asistencia en clase de un técnico especialista en apoyo educativo

Discapacidad en la Universidad
Noelia Da Costa acude este jueves en silla de ruedas a la Facultad de Trabajo Social de la UPV, en Vitoria.LINO RICO
Mikel Ormazabal

Noelia Da Costa nació hace 26 años con una parálisis cerebral que afecta a la movilidad de sus extremidades. Tiene disminuidas sus facultades físicas en brazos y piernas, necesita una silla de ruedas para todo, pero sus capacidades cognitivas son plenas. En julio pasado logró graduarse en Trabajo Social en la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y obtuvo un notable alto en la defensa de su trabajo de fin de grado (TFG) sobre “Diversidad funcional, tercer sector y trabajo social: caminando hacia una vida independiente”. Este curso ha decidido ampliar su formación con un posgrado en Gestión e Innovación en Servicios Sociales, también en la universidad pública vasca. Lo compaginará con una beca de transición para trabajar en la red municipal de centros socioculturales de mayores Bizan de Vitoria. Antes incluso de comenzar las clases, se ha topado con un obstáculo que no le es desconocido: la UPV le ha denegado la ayuda de un especialista que le ayude a ir al baño, a desplegar el portátil o para quitarse y ponerse la cazadora... “Me están invitando a no seguir estudiando”, lamenta esta alavesa.

El pasado 29 de septiembre acudió a la facultad para asistir al estreno del curso. Nuevos compañeros, nuevos profesores, pero los mismos problemas. Da Costa considera “discriminatorio” que la universidad haya rechazado la solicitud que tramitó para contar con un técnico especialista en apoyo educativo (TEAE). Padece una tetraparesia espástica y una disminución de la agudeza visual que limita mucho su autonomía: “Necesito la ayuda de una persona, sí o sí. No puedo valerme por mí misma en determinadas circunstancias”.

Da Costa ya tuvo este mismo problema cuando comenzó la carrera de Trabajo Social en 2018. Entonces, contactó con el servicio de atención a las personas con discapacidad de la universidad. Inicialmente no le asignaron ninguna persona de apoyo: “Al principio me encontré sola. No conocía a mis compañeros. Me resultó muy violento. Fueron pasando las semanas y tuve que pedir favores en clase. La dirección de la universidad me decía que no tenían a nadie en la bolsa de trabajo para cumplir esa función. Muchas veces, mi madre tenía que venir desde casa a ayudarme”.

La situación se fue alargando en el tiempo y ella optó por denunciarlo en las redes sociales. Aquella protesta pública tuvo mucho eco y dio resultado: “A las 48 horas ya habían contratado a una persona”, recuerda. Durante los cuatro cursos de carrera pudo recibir el acompañamiento de un técnico, añade. En España, más de cuatro millones de personas declaraban tener una discapacidad en 2020.

El problema se repite ahora. Da Costa asegura que el servicio de atención a personas con discapacidad y la Dirección de Estudiantes de la UPV le deniegan la solicitud de un técnico especialista en apoyo educativo con el siguiente argumento: este “recurso” dirigido al alumnado con discapacidad y necesidades educativas especiales, dice el escrito remitido por la universidad vasca, solo está contemplado para “estudiantes matriculados en titulaciones oficiales”. Puesto que el posgrado que va a cursar ella es un “título propio”, según la universidad, esta ha resuelto que “no corresponde el recurso solicitado”.

El reglamento de igualdad de oportunidades para la atención a personas con discapacidad de la UPV establece que la institución académica debe poner a disposición de los alumnos las acciones necesarias para “facilitar su acceso a la universidad, el desarrollo de sus estudios y la plena participación”, con el fin de “garantizar el derecho a la educación en igualdad de oportunidades con el resto de estudiantes”. “Esto no se está cumpliendo”, se queja la estudiante. “Me siento discriminada por mi discapacidad y las necesidades de apoyo que trae consigo”.

Este jueves, Da Costa asistió a la presentación del posgrado: “Ha sido un día de muchos nervios, de incertidumbre por ver cómo arranca esta nueva etapa. Pese a todo, estoy contenta porque creo que he tomado una buena decisión al no renunciar a mi formación. Además, he podido comprobar una vez más la gran predisposición que tiene el profesorado de la facultad para apoyarme en todo lo que está en sus manos y eso es lo que a mí verdaderamente me reconforta muchísimo”.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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