_
_
_
_
_

La séptima ola de covid acumula un mes de subida de contagios sin repercusión en las UCI

La protección de las vacunas y la inmunización natural evitan por ahora el aumento de los casos más graves

Hospitales catalanes coronavirus
Box de UCI vacía en el Hospital de Sant Pau de Barcelona, a finales de abril.©Consuelo Bautista (EL PAÍS)

Lo que podría considerarse la séptima ola de covid en España lleva algo más de un mes gestándose. La incidencia acumulada en mayores de 60 años, la única que se mide desde principios de abril, ha subido casi ininterrumpidamente desde entonces, hasta 843 diagnósticos por 100.000 habitantes este martes. También crecen las hospitalizaciones. A lo que no afecta por el momento es a los ingresos en UCI, que permanecen estables, incluso con una ligera tendencia bajista: hoy hay menos ingresados (356) en cuidados intensivos que antes de Semana Santa (400), según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad.

El escenario entra dentro de lo previsible tras la eliminación de toda restricción social, que culminó el pasado 20 de abril con el fin de la obligatoriedad de las mascarillas en interiores. La teoría de muchos epidemiólogos era el fin de las medidas provocaría una subida de la transmisión, especialmente con festividades como la Semana Santa o la Feria de Abril. Y se ha cumplido.

Más allá de los datos que reporta Sanidad, que se centran en mayores de 60, existe otro indicador indirecto que es un fiel reflejo del aumento de síntomas respiratorios: las ventas de test covid. Según datos de Health Market Research España, la semana pasada se dispensaron en farmacias 1,8 millones de unidades, el doble que a finales de marzo, pero muy lejos de las 4,5 millones que se llegaron a registrar en enero.

Lo que no estaba tan claro es cómo afectaría a la presión asistencial con altas tasas de vacunación y dosis de refuerzo. Pedro Gullón, de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), cree que las tendencias actuales, distintas de las vistas en las olas anteriores (en las que los ingresos en UCI comenzaban a subir unas tres semanas después de los contagios) se pueden deber a dos cosas: “En primer lugar, podría ser que el aumento de casos está siendo relativamente lento y que haya coincidido con la bajada de las UCI de la ola anterior”. El segundo factor es que las vacunas y la infección natural están haciendo su trabajo: “Aunque las vacunas no son óptimas para evitar los contagios, son mejores para los casos graves, así que estos van disminuyendo. Especialmente en las UCI”.

Estos datos concuerdan con el primer estudio de inmunidad celular que se ha hecho en España, en la Comunidad Valenciana. Mostraba que al menos un 75% de la población tenía células T de la memoria, que son las que pueden proteger de enfermar más gravemente. El epidemiólogo Salvador Peiró, uno de los responsables de la investigación, señala que lo previsible es que aunque se sigan generando casos, en los próximos meses no habrá un aumento de la gravedad.

Las tendencias de otros países que también eliminaron las medidas son similares. El caso más parecido a España es el del Reino Unido, que las retiró todas a finales de febrero. Allí, aunque se registraron alzas en las hospitalizaciones, las UCI prácticamente no lo han notado. Tampoco en Dinamarca, donde más ingresos en planta no se están traduciendo en más ingresos en cuidados intensivos: hay 10 en todo el país debido a la covid.

En España, cuenta Alejandro H. Rodríguez, de la Sociedad Española de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (SEMICyUC), los pocos pacientes que entran en la UCI no lo hacen por covid, sino que ingresan por otras causas y se les detecta el virus. Es algo que sucede en su hospital, el Joan XXIII, de Tarragona, y que también le han reportado colegas del resto de España. Germán Peces Barba, vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ratifica que la situación está “muy lejos de ser preocupante”.

Hay epidemiólogos, sin embargo, que piden a las autoridades que se anticipen y actúen ya, antes de que la presión asistencial siga creciendo. Es el caso de Joan Caylà, de la SEE, que reclama volver al aislamiento de los casos, las bajas laborales y las mascarillas en interiores. “No puede ser que se permita a los positivos leves y a los asintomáticos que vaya a trabajar”, entiende. “Ya se ha dicho un millón de veces que ómicron es muy transmisible. Si van a trabajar contagiarán a sus compañeros”. Caylà reclama que los positivos obtengan una baja laboral de siete días o teletrabajen si se encuentran bien y reclama recuperar la notificación a los contactos estrechos. Si el sistema no puede asumir esta tarea, considera, los propios afectados “deben comunicar” a su entorno su situación para evitar más contactos.

Menos presión en atención primaria

Por el momento, esta séptima ola no está saturando las UCI, pero tampoco la Atención Primaria, ya que no está indicado hacer test a todos los que presentan síntomas. Esto, a pesar de que la subida de contagios es clara. “Ahora vienen menos pacientes con covid que antes a las consultas”, resume Meritxell Sánchez, presidenta del Fórum Catalán de Atención Primaria (Focap).

El descenso de pacientes por coronavirus en los Centros de Atención Primaria (CAP) tocó toco fondo antes de la retirada de la mascarilla y de Semana Santa, asegura Jordi Mestres, vocal de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic). “A partir de entonces los positivos empezaron a subir, pero en ningún caso la situación está disparada en los ambulatorios”.

Los nuevos protocolos pretenden que los médicos se centren en pacientes vulnerables o mayores de 60 años. “En general, los casos leves ya no vienen a las consultas”, celebra Sánchez, que asegura tener más tiempo para atender a pacientes domiciliarios. “Por fin hacemos trabajo útil; en la sexta ola casi todo era administrativo”.

Pero si en algo se diferencia la actual situación del resto de olas, insisten los médicos, es en la gravedad de la enfermedad. Los facultativos admiten que la mayoría de los pacientes tienen síntomas que pueden controlarse en casa: fiebre, irritación en la garganta, mucosidad y tos. “No acostumbramos a ver neumonías en el CAP”, añade el vocal de la Camfic.

Los profesionales, sin embargo, alertan de un factor de riesgo por el recuento limitado de casos a los mayores de 60 años. “La incógnita es saber cuántos pacientes leves que no están registrados como positivos sufrirán la covid persistente”, avisa Mestres. El médico considera que no notificar todos los casos puede abrir situaciones de incertidumbre para estos pacientes. “En ningún sitio saldrá que han pasado la enfermedad”, coincide Sánchez.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_