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La policía judicial descarta que la mujer cuyo cadáver apareció en un contenedor fuera víctima de un crimen

El cuerpo de Mila M. fue hallado en un vertedero de Ourense horas después de haber sido asistida desorientada por la Guardia Civil. Asociaciones feministas convocan una concentración ante el club donde trabajaba de camarera para pedir que se siga investigando

Cuerpo mujer vertedero Ourense
Fachada del club de alterne Ninfas, propiedad del suegro de Mila M., que trabajaba allí, el martes.ÓSCAR CORRAL (EL PAÍS)

La muerte de Mila M., la vecina de 38 años del municipio ourensano de O Carballiño cuyo cuerpo apareció en un contenedor del punto limpio el pasado domingo con numerosas contusiones, pudo haber sido accidental. La policía judicial encamina en esta línea su investigación, y descarta la participación de terceras personas.

Pese a que inicialmente, por las características del suceso, la Guardia Civil valoró que podía tratarse de un crimen, la investigación se enfoca ahora en la posibilidad de que la mujer hubiera sufrido un brote psicótico que la habría llevado a meterse en el contenedor. La autopsia revela que las contusiones que presentaba el cuerpo son compatibles con el acceso al mismo y con el traslado al camión de la basura.

Su futuro suegro ―iba a casarse esta semana― y su jefe en el club de alterne Ninfas, Aquilino González, ha mantenido desde el inicio que Mila M. estaba convencida de que la perseguían y querían matarla. Una tesis que se afianza con las declaraciones de los vecinos de O Carballiño (14.000 habitantes) que hablaron con ella el día de su muerte y que han asegurado a los investigadores que entró en algunos bares, muy alterada, diciendo que la querían matar.

Hacia las cuatro de la tarde del pasado sábado la mujer se dirigió, caminando en pijama, por la autovía y bajo la lluvia, hacia el club, a siete kilómetros de distancia, en donde trabajaba como camarera y en donde llevaba cinco meses de baja por depresión, según aseguró González al diario La Región de Ourense. La recogió en la autovía una patrulla de la Guardia Civil que, tras hablar con ella y apreciar que se encontraba muy desorientada, incapaz de recordar su nombre, decidió llamar a una ambulancia que la trasladó al Punto de Atención Continuada (PAC) de O Carballiño.

Mila M. narró a los agentes episodios de malos tratos “contradictorios” y confesó a una enfermera que tenía “problemas sentimentales”, según confirmaron diversas fuentes a este periódico. La exploración médica descartó que existiera violencia física y la mujer abandonó a media tarde, y aparentemente recuperada, por su propio pie, el centro de salud sin que se le aplicase el protocolo VioGén, específico para proteger a las víctimas de malos tratos que no denuncian. Tampoco se tomó ninguna medida encaminada a su protección ante un eventual brote psicótico.

Nadie volvió a saber de Mila hasta que en la madrugada del domingo un operario municipal encontró su cadáver en el interior del contenedor del punto limpio.

Natural de Goiânia (Brasil), Mila M. llevaba cerca de siete años en O Carballiño, tenía una hija de 17 años de una pareja anterior y había conseguido hacía cuatro el permiso de residencia en España por arraigo social y por el empleo.

Las asociaciones feministas Amicas de Carballiño y Feministas de Galicia de Pontevedra han anunciado que se concentrarán a las siete de la tarde de este viernes ante el club Ninfas en el que trabajaba Mila M. Creen que la investigación debe continuar y buscar a posibles implicados y llaman la atención sobre el hecho de que el propietario del club haya sido investigado por la justicia por tráfico de mujeres. El colectivo Marcha Mundial das Mulleres ha decidido no asistir ante la falta de confirmación de que se trate de un feminicidio.

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