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Muere María Teresa Miras, la primera mujer en presidir una Real Academia

Fue una reputada experta en bioquímica y neurociencias. Publicó más de 350 artículos en revistas de prestigio y obtuvo más de 6.000 citas

María Teresa Miras Portugal, presidenta de la Real Academia Nacional de Farmacia, en 2012.
María Teresa Miras Portugal, presidenta de la Real Academia Nacional de Farmacia, en 2012.Claudio Alvarez

Estudió la carrera de Farmacia en Santiago de Compostela y Madrid, pero la trayectoria de María Teresa Miras Portugal (Carballiño, Ourense, 73 años) transcurrió alejada de las boticas, centrada por completo en la investigación, a la que dedicó casi medio siglo de vida. Catedrática emérita de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid, especialista en neurociencias, formaba parte de numerosas sociedades europeas de Neurología y Neuroquímica, publicó más de 350 artículos en revistas de prestigio y obtuvo más de 6.000 citas. Pero como suele suceder en España, lo que emergía del iceberg de su enorme prestigio científico era que fue la primera mujer en presidir en España una Real Academia, la de Farmacia (estuvo en el cargo de 2007 a 2013, y seguía siendo presidenta de honor) y que fue designada por el Gobierno de Mariano Rajoy para coordinar la comisión de expertos encargada de analizar el sistema universitario y redactar un informe. María Teresa Miras Portugal falleció el pasado jueves, según informó la familia, en la clínica La Milagrosa de Madrid, a consecuencia de un cáncer pleural. Por expreso deseo suyo, fue enterrada en el cementerio de su localidad natal el pasado sábado a las 4 de la tarde.

Estaba casada con el catedrático de Matemáticas de la Universidad Autónoma de Madrid Fernando Varela García, y tenía dos hijos, Fernando y Alberto. Uno de sus hermanos, Aurelio, fue diputado autonómico de UCD, de Coalición Galega y finalmente conselleiro de Emigración en el último Gobierno de Manuel Fraga.

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Su padre, Aurelio Miras Azor, natural de Ciudad Real, era uno de aquellos maestros del plan profesional diseñado por el Gobierno de la República en 1931 y fue destinado en 1935 a Galicia. Allí se alistó en el ejército franquista. Reconvertido en abogado, ante el interés temprano de su hija por todo tipo de animales, le regalaba libros sobre esa materia. “María Teresa siempre fue muy aventajada, y si escogió farmacia era porque entonces era la carrera más difícil de ciencias, pero enseguida tomó el camino de la investigación”, aseguraba su otro hermano, Xoán.

Finalizó la carrera con Premio Extraordinario y Premio Nacional de la Licenciatura de Farmacia en 1971 y al igual que su marido, estuvo becada hasta 1975 en la Universidad de Estrasburgo, en donde obtuvo un doctorado en Ciencias. Después se doctoró en Farmacia en la Complutense. Desempeñó su trayectoria académica como catedrática de Bioquímica y Biología Molecular en las Universidades de Oviedo, Murcia y finalmente, en la Facultad de Veterinaria de la Complutense. Recibió la Medalla Alberto Sols a la Investigación en Bioquímica en 2005, el Premio de Investigación Miguel Catalán de la Comunidad de Madrid en 2011 y la Medalla Castelao del Gobierno gallego en 2016; pero el que más le emocionó, según su hermano Xoán, fue el María Wonenburger de Ciencias de la Xunta de Galicia, en 2008, “quizá porque lo recibió de manos de la propia Wonenburger, una matemática a la que admiraba”.

Su pasión por la investigación la centró en el estudio de los receptores de nucleótidos (los compuestos químicos que conforman el ARN y el ADN) y su repercusión en enfermedades neurodegenerativas. En una entrevista en este periódico, reconocía temer al alzhéimer que estudiaba, “sobre todo, por el entorno, que es el gran problema”, y también porque, salvo en el 1% de casos que se deben a herencia familiar, se desconoce la verdadera causa. Sus estudios iban en la dirección de mantener la capacidad del sistema nervioso de autorrepararse.

A pesar de ser la designada por el ministro Wert para marcar las pautas de la reforma universitaria, Teresa Miras no creía demasiado en mantras como el de la excelencia. “Cuando Thatcher recortó los fondos para la Universidad, dijo que tenían que ir para la excelencia. Lo que realmente pasó fue que concentraron el dinero en pocos sitios, arruinaron otros, y la ciencia no mejoró”, dijo en otra entrevista en El País Semanal en 2015. “Tampoco me parecía mal la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Y creo que la cuestión religiosa debe permanecer en el entorno afectivo y familiar”, opinó.

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