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Los bolsonaristas cargan contra la vacuna china en Brasil

La desinformación sobre la eficacia de la vacuna del Instituto Butantan alienta el rechazo promovido por Bolsonaro hacia el medicamento

Felipe Betim
El gobernador de São Paulo, João Doria, sostiene una caja de la CoronaVac durante una rueda de prensa, el 7 de enero.
El gobernador de São Paulo, João Doria, sostiene una caja de la CoronaVac durante una rueda de prensa, el 7 de enero.REUTERS

Una sucesión de errores de marketing político del gobernador de São Paulo, João Doria (del PSDB, Partido de la Social Democracia Brasileña), que apuesta en la vacuna contra la covid-19 como trampolín para su ambición de postularse a la presidencia de Brasil, viene alimentando el descrédito alrededor de la Coronavac, desarrollada por el Instituto —estatal— Butantan en colaboración con la farmacéutica china Sinovac, y contribuyendo a alentar a los movimientos antivacunas en Brasil, tal y como aseguran algunos científicos de renombre sin vínculo con la gestión regional. La vacuna tiene una eficacia global del 50,38%, se conoció este martes. Se considera un buen número, dentro de los límites aceptados por la comunidad científica, por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) y por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Con todo, el Gobierno de São Paulo había apostado la semana pasada por divulgar únicamente los resultados parciales y, en principio, más positivos. Las autoridades anunciaron el pasado jueves que la inmunización tenía una eficacia de un 78% para prevenir los casos graves, moderados o leves de la covid-19, y de un 100% para los casos graves o moderados. Los números fueron presentados en una rueda de prensa a la que acudió el gobernador, pero las cifras de los casos muy leves de la enfermedad se pasaron por alto. Considerando también dichos casos, se llega a una eficacia general del 50,38%. Esto significa que, de un grupo de 4.599 voluntarios a los que se les administró placebo en los ensayos, el 3,6% contrajo la covid-19. Y, entre los 4.653 voluntarios que recibieron la vacuna, el porcentaje fue del 1,8%. Es decir, la persona que fue vacunada tiene la mitad de posibilidades de enfermar.

Para que dicho dato saliera la luz este martes, hubo que presionar al Gobierno regional para que pusiese a disposición los datos completos del estudio. Pero en esa ocasión Doria no asistió a la conferencia de prensa. “Fue extremadamente perjudicial ese intento de hacer que el resultado pareciera más favorable, de anunciar una eficacia del 78%, que no es la eficacia real. Eso genera inseguridad y muchas dudas entre la población”, explica la médica epidemióloga Denise Garrett a EL PAÍS. Con eso, el riesgo es que lo más importante pase desapercibido: “Tenemos una vacuna de un 50% de eficacia, que se va a usar y va a ayudar. En eso es en lo que debemos concentrarnos”.

Natalia Pasternak, doctora en microbiología y presidenta del Instituto Questão de Ciência, participó en la rueda de prensa este martes y resumió la cuestión de la siguiente manera: “Tenemos una buena vacuna. No es la mejor vacuna del mundo, no es una vacuna ideal, es una buena vacuna cuya eficacia está dentro de los límites de lo aceptable”, explicó la investigadora. Y recalcó que la vacunación no es el fin de la pandemia, sino el principio del fin. “Quiero esa vacuna, quiero que mis padres se la pongan, es una vacuna posible para Brasil, compatible para nuestra producción local. Una vacuna es tan buena como su capacidad de vacunación”. Una encuesta de Datafolha de diciembre arrojó que la mitad de la población rechaza la Coronavac, a la que llaman peyorativamente “vacuna china”.

Ese descrédito viene siendo estimulado hasta por el presidente, Jair Bolsonaro, quien boicotea las medidas de lucha contra la pandemia y niega su gravedad. Bolsonaro también asegura que no será obligatorio vacunarse y que todas las vacunas son “experimentales” y, por consiguiente, arriesgadas. Este martes, tras el anuncio en São Paulo, buena parte de la tropa bolsonarista, hijos del presidente incluidos, acudió a las redes sociales para criticar a Doria y hacer conclusiones sobre el inoculado. El Gobierno Federal apuesta desde el principio por la vacuna de AstraZeneca/Oxford, que será producida en Brasil por Fiocruz, pero también ha tenido que ceder a la presión y ha anunciado que comprará la Coronavac para distribuirla en la campaña nacional de vacunación, de la que se encargará el gigantesco sistema de salud público brasileño, el SUS.

Con las cifras presentadas esta semana, la comunidad científica prevé que casi el 100% de la población tendrá que ser vacunada con la Coronavac para que se logre la inmunidad de grupo. El reto ahora será hacer una comunicación masiva y eficaz para sortear a los grupos antivacunas. “Esos discursos afectan mucho. Uno se da cuenta al escuchar a un señor mayor que, en teoría, no es un apasionado de la política ni está presente en las redes sociales, decir que no se va a poner la vacuna de China”, explicó Carlos Lula, presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (CONASS), en una entrevista concedida a EL PAÍS. “Eso es muy, muy preocupante. Cuando se llega a este nivel de debates es porque ya está en el imaginario social. Nuestro trabajo en la vacunación es deconstruir el imaginario social de que lo que viene de China es malo.”

Historial de críticas a Doria

La estrategia del Gobierno de São Paulo ya venía siendo criticada incluso antes de la semana pasada a causa de una serie de rectificaciones a la hora de divulgar los datos. La gestión de Doria llegó a anunciar que el 12 de diciembre presentarían los datos preliminares, pero después dieron marcha atrás diciendo que presentarían los datos consolidados para pedir el registro definitivo —y ya no la autorización para el uso de emergencia a la Anvisa—. Los días posteriores, no obstante, se echaron atrás y dijeron que solicitarían las dos autorizaciones, con el objetivo de poner en marcha la vacunación el 25 de enero.

De este modo, la fecha de presentación de los datos pasó al 23 de diciembre. Ese día, el presidente del Instituto Butantan, Dimas Covas, se limitó a decir que los ensayos demostraron que la Coronavac había alcanzado “el umbral de la eficacia” que pedía tanto la Anvisa como la OMS, pero nuevamente aplazó la presentación de los datos concretos. Tampoco estuvo presente el gobernador Doria, que había viajado a Miami y no participó en la rueda de prensa.

No fue hasta la conferencia de prensa del 7 de enero, el pasado jueves, cuando, por fin, se presentaron los datos. Y, aun así, de forma incompleta, frustrando la expectativa de la comunidad científica en Brasil.

Por su parte, la vacuna de Astrazeneca/Oxford cuenta con una eficacia media del 70%. De acuerdo con la farmacéutica, la inmunización alcanzó una eficacia mínima del 62%, pero puede llegar a una eficacia del 90%. En análisis de los datos se llevó a cabo de forma combinada, a partir de los ensayos de la fase 3 realizados en diferentes países, lo que también ha generado las críticas de la comunidad científica.

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Sobre la firma

Felipe Betim
Nacido en Río de Janeiro, ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Escribe sobre política, temas sociales y derechos humanos entre otros asuntos. Es licenciado en Relaciones Internacionales por la PUC-Río y Máster de periodismo de EL PAÍS/Universidad Autónoma de Madrid.

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