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“Las restricciones en Madrid deberían haber llegado antes”

Enrique Bernal, investigador y colaborador de la OMS, apunta que el rastreo se ha revelado “fundamental” y que aquí reside la diferencia de la capital y otras comunidades

Oriol Güell
Enrique Bernal, el investigador del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS).
Enrique Bernal, el investigador del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS).IACS

Enrique Bernal (Zaragoza, 56 años) es el investigador principal del equipo que del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS) con el que colabora en España el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud de la OMS, una red de instituciones académicas y de investigación que recopila y analiza las políticas sanitarias que aplican los países. El objetivo es desarrollar un espacio de conocimiento reposado que detecte ejemplos de éxito y buenas prácticas que sirvan a otros Gobiernos. Las restricciones impuestas para frenar al coronavirus han ocupado buena parte del trabajo del observatorio.

Pregunta. ¿Estamos aplicando bien las restricciones o llegamos siempre tarde?

Respuesta. Las limitaciones de movimiento, de reunión y medidas similares son herramientas clásicas para contener una epidemia. Todos los Gobiernos las aplican cuando consideran que tienen transmisión comunitaria del virus que ya no pueden controlar. La clave es determinar la intensidad de las restricciones y el momento preciso de aplicarlas.

P. A Madrid le ha costado.

R. Según todos los indicadores que conocemos, las restricciones deberían haber llegado antes. No son decisiones nada fáciles de tomar. Depende de la circulación del virus, del impacto sobre los servicios sanitarios, de las características de la zona... Sin olvidar el enorme impacto socioeconómico que tienen.

P. Se supone que cuanto más tarde se aplican, más severas deben ser estas medidas y mayor es ese impacto.

R. Los datos a veces te indican que no hacen falta nuevas medidas, o son contradictorios. En Madrid, y con todas las limitaciones que tiene, el índice de reproducción estaba descendiendo en las últimas semanas.

P. La incidencia acumulada era altísima, con muchas zonas por encima de los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes.

R. Es otro indicador muy importante. Pero las decisiones se toman teniendo en cuenta muchísimos factores. Tendemos a verlo todo en valor salud, aunque hay más. La primera semana de confinamiento costó el 3% del PIB a España. Esto no es un número vacío, esto está lleno de paro, de sufrimiento, afecta a las capas más frágiles de la población...

P. ¿Nos sirven casos anteriores, como el de Aragón y Lleida en verano?

R. Sí, pero también es verdad que estamos hablando de comarcas donde tienes más margen para aplicar medidas suaves porque la densidad de población es baja. La misma decisión, tomada en grandes urbes como Madrid o Nueva York, tiene implicaciones muy distintas. Desde luego, tomarla antes es mejor si las vas a tener que tomar igualmente.

P. En Londres se encendieron todas las alarmas cuando la incidencia no había llegado ni a 50 y Madrid supera desde hace días los 500 casos por 100.000 habitantes en 14 días.

R. Es un buen ejemplo respecto a lo que ha esperado Madrid. Pero incluso en este caso hay elementos de juicio a tener en cuenta. Las desigualdades sociales son mucho mayores en Londres y el número de casas compartidas por personas que no son familiares es mucho mayor. La transmisión en los hogares está siendo clave en este momento de la ola. Si yo soy epidemiólogo en Londres, pensando en cuándo tomar la decisión, tendré en cuenta criterios y variables locales como estos, que pueden ser muy distintos a los de Madrid y, por tanto, me llevarán a medidas diferentes.

P. ¿Qué hemos aprendido de las medidas adoptadas hasta el momento?

R. Que lo que se ha revelado como fundamental es el seguimiento de los contactos y que ahí es en lo que reside seguramente la diferencia real entre Madrid y otras comunidades.

P. Es cierto que Madrid no ha contratado muchos rastreadores, pero otras comunidades tampoco...

R. No es solo eso. Las comunidades que han trabajado en los últimos años en la mejora de la atención primaria, que la han cuidado, ahora tienen una mayor capacidad de rastreo y afrontan mejor la epidemia. Es cierto que en las grandes ciudades las condiciones son más exigentes, pero una red bien articulada ayuda. Hay que tener los sistemas de contratación listos para reforzar los equipos, pero no se trata tanto de contratar a miles de rastreadores de golpe, sino de disponer de plantillas bien formadas, equipos flexibles, estructuras consolidadas... Esto te permite hacer el rastreo desde el primer momento de forma más rápida y eficaz.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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