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Ni cartas de despedida, ni elegías ni música en los funerales de Huesca

El obispo Julián Ruiz decreta evitar discursos de agradecimiento en la misa de exequias

Julio Núñez
El obispo de Huesca, Julián Ruiz, en una foto de archivo.
El obispo de Huesca, Julián Ruiz, en una foto de archivo.toni galán (efe)

No habrá cartas de despedida de los afligidos familiares a su difunto en la misa de difuntos. Ni escritos de agradecimiento. Tampoco elegías o discursos donde se ensalce a la persina querida que ya no está. Y, mucho menos, interpretar "música o cantos que no sean los adecuados" en los funerales católicos de Huesca. El obispo de la diócesis, Julián Ruiz Martorell, ha levantado la pluma para redactar un decreto en el que pide a los 90 sacerdotes de su diócesis que eviten en misas escenas que se salgan de los valores que marca el Código Canónico. El contenido del documento entrará en vigor el próximo 1 de octubre. La razón de este escrito es que para el cristianismo, la supuesta resurrección de Cristo es el pilar de su fe, la muerte un simple paso hacia “la vida eterna” y los entierros un ritual en el que la palabra esperanza debe estar presente.

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Para Francisco Raya, arcipreste de Almudévar y doctor en liturgia, la situación ha sobrepasado el límite. "Hay funerales en los que se ha llegado a hablar de lo ricas que estaban las natillas de la abuela. Literalmente", cuenta el sacerdote. Raya cree que este tipo de actuaciones están condicionadas por algunas modas europeas y por el desconocimiento de gente que se ha desligado de la Iglesia y no conoce el rito. "Lo que se quiere hacer entender [con el decreto] es que esto no corresponde con la liturgia de las exequias católicas. En algunos entierros se han terminado con un aplauso, con un rock de la banda Guns and Roses o con una canción de Frank Sinatra. No dejan de ser cosas emotivas, pero no es el lugar para hacerlas", explica.

El vicario de la diócesis, Nicolás Pérez, explica que fueron las parroquias de la ciudad de Huesca las que comunicaron al obispo que muchos fieles estaban haciendo "un abuso" con este tipo de prácticas. El vicario también se lamenta de los tintes polémicos que ha suscitado la noticia en la prensa. "Todos los titulares de los medios de comunicación informaban de que el obispo prohíbe esas prácticas. Aquí no se ha prohibido nada. En el decreto, en ningún momento, dice eso. Solo pide que se eviten". El vicario reconoce que en el Concilio Vaticano II, y como también matiza el obispo en el escrito, se proclamó la necesidad de que los fieles puedan vivir la liturgia "con una participación activa, consciente y fructuosa", pero insiste en que otra cosa son "estas aportaciones que tiran por tierra el sentido de la resurrección".

El obispo también ha pedido que estas recomendaciones se extiendan a las "comunidades cristianas" de la diócesis, compuesta por 211 parroquias y unos 85.000 bautizados. El tamaño de las ciudades del episcopado, relativamente pequeña comparadas con las de otros obispados, es uno de los motivos que señala el arcipreste que ha motivado a que estas escenas sean "más frecuentes o sean más visibles". En las ciudades grandes, opina Raya, los funerales suelen desarrollarse en las capillas de los tanatorios, donde el tiempo es más limitado. "No obstante, es una cosa que sucede en todos lados. También con las bodas. Hay parroquias que tuvieron que actuar porque durante los esponsales se leían lecturas que no eran de la Biblia o poemas de no se sabe quién", asevera el sacerdote. Hasta el momento, ninguna del resto de diócesis españolas (69) ha hecho un público un comunicado con medidas tan precisas sobre este tema. 

Raya también cree que la solución es "incidir" y "explicar" a los allegados qué es lo que se puede hacer en la liturgia de las exequias y, con ello, prevenir estas situaciones. El sacerdote subraya que los fieles siempre pueden hablar con el sacerdote para preparar el funeral. "Mucha gente cree que somos máquinas que damos la misa mecánicamente. No somos autómatas sin sentimientos. También sufrimos cuando se muere alguien al que queremos o conocemos. No nos gusta ser censores, pero hay ocasiones en las que se recitan poemas nihilistas que, incluso, van en contra de la fe", argumenta Raya.

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