Los países reunidos en Bonn negocian para intentar alcanzar hoy un acuerdo
De momento, no tendrán ningún resultado hasta mediodía.- Los europeos flexibilizan su postura y se acercan a las exigencias de Japón
Pronk prevé organizar hoy una reunión plenaria para presentar un boceto de lo que sería un eventual acuerdo que se habría firmado con antelación en el seno de una formación de ministros reducida.
Ante las protestas de numerosos ministros presentes en el acto, finalmente ha decidido adelantar durante la madrugada gran parte de las reuniones bilaterales que tenía pensado celebrar durante el día con los diferentes grupos de negociación para recibir de éstos sus reacciones a las propuestas hechas.
Horas antes, el responsable del grupo comunitario y secretario de Estado de Energía belga, Olivier Deleuze, anunciaba para el sábado la presentación de una "propuesta global".
El texto, realizado por el presidente de las negociaciones, el holandés Jan Pronk, no es "un texto más", indicaba el responsable belga en conferencia de prensa.
El proceso se está acelerando, según Deleuze, que decía que "sin ánimo de ser demasiado optimista existe una voluntad real de llegar a un compromiso" en torno a la propuesta de ayer por la tarde, lo que confirma las previones de que ayer era el día decisivo para el acuerdo.
Quedan ya pocas dudas sobre la importancia de la cumbre en Génova de los jefes de Gobierno de los siete países más industrializados y Rusia (G-8) en el curso de las negociaciones de Bonn. El propio ministro alemán de Medio Ambiente, Jürgen Trittin, ha explicado que el acuerdo deberá elaborase en la Cumbre del Clima, pero consensuarse con la del G-8.
La propuesta de EE UU
Estados Unidos presentará a sus socios del G8 un nuevo plan para la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero, según ha indicado el primer ministro de Canadá, Jean Chrétien.
"Estados Unidos presentará un plan. Si supone una mejoría respecto a Kioto, estamos abiertos a todo tipo de sugerencias", ha asegurado Chrétien, sin facilitar ninguna información sobre el contenido de la propuesta.
El presidente estadounidense, George W. Bush, ha abordado la cuestión con el canciller alemán, Gerhard Schroeder, y ha asegurado que "ambos están de acuerdo en la necesidad de reducir los gases de efecto invernadero y en continuar el diálogo".
"Nuestro país presentará una estrategia que estamos preparando para la reducción de los gases de efecto invernadero", ha afirmado Bush, añadiendo que la metodología prevista por el Protocolo de Kioto perjudica a la economía estadounidense y por ello "se buscan alternativas que permitan conseguir el mismo objetivo".
No en vano en Génova se encuentran representados los principales impulsores del protocolo de Kioto -Alemania y Gran Bretaña-, el principal enemigo de este tratado -EE UU- que se niega de plano a ratificarlo y, sobre todo, el país clave del proceso, Japón.
Más cerca de lo que pide Japón
De Japón depende que el protocolo alcance el mínimo de ratificaciones para permitir su entrada en vigor y se tambalea entre su compromiso con el espíritu de Kioto y su lealtad con EE UU y otros países que seguramente no firmarán el protocolo, Australia y Canadá.
Pero la propuesta que el presidente de la conferencia, Jan Pronk, presentará esta tarde parece acercarse bastante a las exigencias japonesas, lo que le pondría el camino fácil para la ratificación.
Según ha dejado entrever Deleuze, los europeos han hecho concesiones en sumideros, los ecosistemas capaces de absorber de la atmósfera dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero.
El grupo paraguas, que reúne a Japón, Canadá, Australia y Rusia, había exigido que cada país pudiera contabilizar todos los sumideros que quisiera en los compromisos de reducción de emisiones de gases.
Pero los europeos consideran que los bosques no son una reducción real -absorben lo previamente producido- que libra a los países de tomar medidas reales para frenar la emisión de gases de la industria energética. Además subrayan que no son una solución duradera, pues los árboles se talan o incendian y liberan de nuevo el CO2.
Aunar las necesidades de cada país
Deleuze, ministro de energía belga, indicaba la importancia de los sumideros en las conversaciones en curso en la tarde del sábado y aludía a que la "propuesta global de esta tarde" reconocerá que hay que poner un límite a la contabilización de sumideros dentro del porcentaje de reducción de gases, pero que también se tendrá en cuenta que "cada país tiene una situación diferente".
"La idea es entender las necesidades de cada país", ha afirmado el vicepresidente de la conferencia, el argentino Raúl Estrada, que dirige las negociaciones sobre sumideros.
Ahí podría estar la clave para avenirse a las condiciones de Japón, que "tiene unas circunstancias especiales que hay que respetar", ha subrayado el delegado alemán, en referencia a las dificultades que tendrá este país para alcanzar sus compromisos.
El protocolo contempla que en el periodo 2008-2012 se reduzcan las emisiones de gases contaminantes un 5,2% con respecto a los niveles existentes en 1990.
Para ello se establecieron diferentes porcentajes, y, así, Japón deberá recortar un 6%. Pero desde 1990 en Japón se ha aumentado la producción de gases por lo que para alcanzar la reducción prometida a los niveles actuales debería bajar sus emisiones un 28%.
La delegación nipona reconoció al principio de la cumbre, que comenzó el pasado lunes, que exigía que un 3,7% de ese 28% fueran sumideros, petición que superaba las concesiones iniciales de los europeos, pero que ahora se podría admitir.
Pese a las previsiones iniciales, que indicaban que sólo se llegaría a acuerdos parciales, las negociaciones avanzan ahora "hacia el acuerdo total", según Estrada.
A pesar de los avances, el compromiso sigue siendo difícil pues hay capítulos, como el de sistema de control de cumplimiento o los mecanismos que continúan dando quebraderos de cabeza. Por el momento, nadie quiere cantar victoria y Deleuze ha sentenciado que la propuesta irá seguida de unas "negociaciones cortas pero intensas".
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