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Una técnica pionera logra reconstruir el abdomen con músculos de la espalda y el muslo en Barcelona

El hospital de Sant Pau consigue recuperar las funciones anteriores a la intervención en pacientes oncológicos, que ganan mucha calidad de vida. “Soy la de antes”, celebra una paciente

Reconstruccion abdominal
Especialistas del hospital de Sant Pau realizan la reconstrucción abdominal.
Bernat Coll

Reconstruir el abdomen con músculos del muslo o la espalda para “restaurar completamente su función”. Esta es la nueva técnica que el hospital de Sant Pau de Barcelona ha puesto en práctica para la reconstrucción quirúrgica abdominal en pacientes con resecciones oncológicas, es decir, extracciones de órganos o tejidos cancerosos. La intervención, pionera en el mundo, según el Departamento de Salud de la Generalitat, se basa en la restitución estructural y funcional del músculo afectado de la pared abdominal por otro músculo del propio paciente que realice la misma función que el original. “Así mejoramos la calidad de vida del paciente, que vuelve a hacer vida normal”, han defendido los médicos del hospital en la presentación de la técnica, este miércoles, en el centro hospitalario.

La reconstrucción de la pared abdominal es prioritaria en aquellos pacientes con sarcomas que requieren resecciones muy grandes, y también en usuarios que presentan defectos por traumatismos. Hasta ahora, la reconstrucción era solo estructural, pero no funcional: una vez extirpado el tumor, se colocaba una malla para sujetar los órganos internos y se cubría la zona con piel. “Esto suponía la pérdida del músculo, que es la estructura más importante para hacer cualquier movimiento natural, como levantarse de una silla o hacer esfuerzos”, explica el doctor Manuel Fernández-Garrido, adjunto del Servicio de Cirugía Plástica de Sant Pau. La técnica exponía al paciente a un “amplio abanico de complicaciones posoperatorias”, como fístulas, infecciones crónicas, seromas o acumulación de líquido en la herida”, según los expertos.

Ahora el proceso es diferente. Los médicos identifican inicialmente los vasos y músculo donantes, que pueden ser el grácil, el vasto lateral (ambos ubicados en el muslo, más pequeños) o el dorsal ancho (ubicado en la espalda y más grande); y posteriormente se utilizan colgajos microquirúrgicos [una porción de piel sana] con componentes musculares antólogos reinervados en la pared abdominal. “La elección del músculo depende del tamaño de la zona a reconstruir y la que más se asemeja a la zona que se debe reparar. Utilizamos el músculo que genere las mínimas secuelas tanto funcionales como estéticas”, señala Fernández-Garrido. El nuevo músculo se modela y coloca en la zona receptora igual a como estaba el resecado y se unen los vasos sanguíneos y nervios del nuevo músculo a los de la zona receptora, utilizando el nervio del músculo original. La reconstrucción permite al nuevo músculo contraerse como el original al cabo del tiempo, logrando una función exactamente igual.

La nueva mejora funcional abre la posibilidad que pacientes que antes eran considerados como inoperables sean susceptibles de recibir la reconstrucción. “Hemos conseguido restaurar completamente la función muscular que el paciente tenía antes de la intervención. El nuevo músculo recupera la capacidad de contraerse y es capaz de mantener la misma actividad del músculo original y su tono”, celebra Fernández-Garrido. Sant Pau no tiene previsto actualmente intervenir a pacientes operados hace años para realizar una reconstrucción, pero no cierra la puerta a esta posibilidad. “De momento los pacientes están muy seleccionados y podemos realizar unas tres o cuatro reconstrucciones al año”, defiende el centro.

Sant Pau ha llevado a cabo cinco intervenciones de este tipo. La primera se realizó hace un año en una paciente, Rosa, que tuvo un accidente de tráfico en 2019, y que ha asistido a la presentación. “Estuve mucho tiempo sin la reconstrucción y era una persona enferma”, ha explicado. “Podía hacer una vida relativamente normal, pero tenía los intestinos muy al límite y ya tenía asumido que sería una persona delicada de salud. En el hospital me ofrecieron la posibilidad de operarme con esta técnica y tras la reconstrucción vuelvo a ser la de antes, con cuatro años más, pero con más ilusión. Ahora incluso voy a nadar. Estoy encantada”.

Las cirugías en usuarios oncológicos pueden durar hasta 12 horas. Tras la intervención, los pacientes deben hacer reposo para que el nuevo músculo no se mueva. El alta hospitalaria suele ser al cabo de 15 días y el paciente necesita una faja entre tres y seis meses para contener el abdomen.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
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