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Un escáner en 3D desvela secretos del patio más conocido de la Alhambra

Un equipo de investigadores 'desmonta' virtualmente los templetes del Patio de los Leones, una joya arquitectónica del arte nazarí

Reconstrucción en 3D del templete Este del Patio de los Leones.
Reconstrucción en 3D del templete Este del Patio de los Leones. Antonio Gámiz Gordo, Ignacio Ferrer Pérez-Blanco y Juan Francisco Reinoso Gordo

Ningún otro rincón de la Alhambra de Granada, incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, despierta tanto interés como el Patio de los Leones. Cuenta con una elegante galería perimetral apoyada sobre 124 columnas de mármol que se agrupan con sutiles ritmos. En el centro de sus lados menores sobresalen dos templetes que son auténticas obras maestras del arte nazarí.

Sobre sus esbeltas columnas los arcos incluyen una delicada ornamentación calada que filtra la luz, junto a sofisticadas composiciones de mocárabes. El interior de los templetes se cubre con admirables cúpulas semiesféricas de madera, una de las mejores obras de carpintería granadina del siglo XIV. Como transición de la planta cuadrada del templete a la circular de dichas cúpulas se diseñaron pechinas también con mocárabes.

Grabado del Patio de los Leones de Louis Meunier, hacia 1668.
Grabado del Patio de los Leones de Louis Meunier, hacia 1668.Biblioteca Digital Hispanica

Los mocárabes –o muqarnas– son pequeños prismas que se agrupan generando composiciones geométricas espaciales en cornisas, arcos, pechinas y bóvedas. Alcanzaron un gran virtuosismo durante los reinados de Muhammad V (1354-1359 y 1362-1391), que sería el propio arquitecto y constructor del Palacio de los Leones. Estamos ante uno de los más singulares episodios arquitectónicos de la Alhambra nazarí y del Arte Islámico medieval.

Frágil arquitectura del siglo XIV

Desde que la Alhambra pasó a manos cristianas en 1492, las reparaciones en el Patio de los Leones y sus templetes no han cesado, según indicaba el más importante arquitecto conservador de este monumento, Leopoldo Torres Balbás, en 1929. Hubo serios riesgos de ruina debidos a terremotos, explosiones, rayos o filtraciones en el subsuelo, agravados a veces por falta de mantenimiento o restauraciones inadecuadas.

Imagen de 1902 con el templete este, después de la restauración y añadido de cupulín de Rafael Contreras en 1859.
Imagen de 1902 con el templete este, después de la restauración y añadido de cupulín de Rafael Contreras en 1859.colección particular

Muchos monumentos han desaparecido a lo largo de la historia; por ejemplo, de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo solo existe hoy la Pirámide de Giza. Sin embargo, el Patio de los Leones ha sobrevivido hasta nuestros días, a pesar de su fragilidad constructiva.

Para favorecer un mejor conocimiento y conservación de los mocárabes en estos bellos templetes hemos acometido una reciente investigación publicada en la revista Sustainability. Esta investigación (firmada por Antonio Gámiz Gordo, Ignacio Ferrer Pérez-Blanco y Juan Francisco Reinoso Gordo, de la Universidad de Sevilla, la École Polytechnique Fédérale de Lausanne y la Universidad de Granada respectivamente) sigue una novedosa metodología basada en tres análisis gráficos, complementarios entre sí, que desvelan detalles hasta ahora desconocidos en la bibliografía científica.

Mirando al pasado: imágenes históricas

Nuestro trabajo se inició revisando todo tipo de documentos gráficos del Patio de los Leones entre los siglos XVI y XX. La primera vista conocida, un grabado de Louis Meunier (h. 1668) refleja una aparente simetría en las cubiertas de los templetes. Según ilustran dibujos posteriores de Juan de Villanueva (1766-67), Owen Jones y Jules Goury (1838), Nicomedes de Mendívil (1859-1862) y otras imágenes, las cubiertas de los templetes fueron objeto de importantes transformaciones o reparaciones –algunas poco conocidas– que tratarían de evitar su ruina.

Planta con los 2.222 mocárabes del pabellón este del Patio de los Leones.
Planta con los 2.222 mocárabes del pabellón este del Patio de los Leones.Antonio Gámiz Gordo, Ignacio Ferrer Pérez-Blanco y Juan Francisco Reinoso Gordo

Una de las más llamativas fue la colocación de una cúpula externa en el templete de levante, tras reforzarse su cimentación (1858-1859). Rafael Contreras, restaurador-adornista, trataba de embellecer el monumento sin una base científica, algo impensable hoy. Leopoldo Torrés Balbás eliminó dicha cúpula y colocó la cubierta actual en 1934.

De forma novedosa hemos identificado todas y cada una de las piezas de mocárabes: el pabellón oeste tiene 2.258 (1.032 en pechinas más 1.226 en arquerías); mientras que el pabellón este tiene 2.222 (948 en pechinas más 1.274 en arquerías). Esto ha sido posible gracias a dibujos digitales propios, siguiendo los principios teóricos de agrupación geométrica de mocárabes de Diego López de Arenas (1633) y otros estudios.

A partir de ello hemos aportado esquemas que por primera vez explican las sutiles diferencias entre las pechinas y arquerías de ambos templetes, difíciles de apreciar a primera vista. Además, hemos detectado un interesante juego óptico: las piezas situadas a más altura tienen mayor tamaño que las ubicadas a menor distancia del observador. 

Imágenes obtenidas con un escáner láser 3D

Gracias al escaneado en 3D que hemos realizado se ha podido analizar con precisión métrica su estado actual a partir de la nube de puntos obtenida. Se ha constatado la existencia de piezas deformadas hasta ahora desconocidas. Dichas piezas fueron creadas con gran virtuosismo por los artesanos nazaríes para resolver el difícil encuentro geométrico de las hileras superiores de las pechinas con la base de la semiesfera. Ese tipo de deformaciones se analizó en un artículo previo de los propios autoressobre las pechinas de la Sala de la Barca en la Alhambra.

Sección con deformaciones registradas en el templete este.
Sección con deformaciones registradas en el templete este.Antonio Gámiz Gordo, Ignacio Ferrer Pérez-Blanco y Juan Francisco Reinoso Gordo

Hemos analizado, además, las actuales deformaciones y desplomes tras las múltiples reparaciones a largo de siglos, aún pendientes de nuevos estudios. Se han registrado deformaciones cercanas a los 10 centímetros en la base de la cúpula y ángulos próximos a los cuatro grados. Dada la fragilidad de los templetes, convendría realizar un seguimiento de ello a partir de ahora.

Un monumento con una adecuada documentación gráfica siempre tendrá mayores posibilidades de sobrevivir al paso del tiempo, ante una catástrofe impredecible o desafortunadas intervenciones humanas. Se espera que los secretos desvelados por esta investigación favorezcan una conservación sostenible y que generaciones venideras sigan disfrutando estos templetes y sus mocárabes como símbolos de la Alhambra de Granada. 

 es doctor arquitecto y profesor titular en la Universidad de Sevilla. Este artículo apareció publicado originalmente en The Conversation.

The Conversation

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