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La regulación de la eutanasia inicia un incierto camino en el Congreso

La despenalización, que choca con PP y Ciudadanos, se expone a la ralentización parlamentaria

Bancos del Gobierno y Ciudadanos durante la votación en el pleno del Congreso.Foto: atlas | Vídeo: Uly Martín | ATLAS
Miquel Alberola

La admisión a trámite este jueves en el Congreso de los Diputados de una proposición de ley del Parlament de Cataluña para despenalizar la eutanasia, ha abierto la posibilidad de que la Cámara debata sobre esta práctica, que es legal en algunos países como Holanda, Bélgica o Luxemburgo. Pero la propuesta se enfrenta ahora a un trayecto parlamentario lleno de incertidumbres y dificultades que puede resultar eterno.

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La iniciativa llega al Congreso en un momento en el que el PSOE había presentado otra proposición más amplia sobre la eutanasia y en el que también se está debatiendo en ponencia una ley de dignidad al final de la vida de Ciudadanos. Y apenas un año después de que una propuesta similar de Unidos Podemos fuera rechazada con las abstenciones del PSOE y Ciudadanos.

Aunque proposición aprobada por el Parlament en 2017 ha superado la barrera de acceso al Congreso con los votos en contra del PP y la abstención de Ciudadanos, su horizonte no está exento de complejidades. Su propósito es solo modificar el Código Penal para exonerar de responsabilidad a quienes asistan al suicidio del enfermo terminal que lo haya solicitado libremente. Y a partir de aquí se producen las discrepancias, incluso en quienes la han apoyado como el PSOE por considerar que necesita un marco legislativo superior.

Ahora entrará en el pantano del debate en comisión, con las presentaciones de enmiendas y las ampliaciones de plazos de enmienda que pueden eternizar el trámite. Luego, la ponencia, las deliberaciones en comisión, en pleno y la tramitación del Senado. “Si en circunstancias en las que todos son favorables a una iniciativa el proceso se dilata en el tiempo, ¿qué puede pasar con esta proposición de ley en la que el PP y Ciudadanos arrastran los pies?”, considera un diputado habituado a bregar en estos trances y poco convencido de que los dos años que restan de legislatura sean suficientes por la falta de voluntad.

La proposición del Parlament espolea la ley en trámite de Ciudadanos de derechos y garantías de la dignidad de la persona ante el proceso final de su vida, que no contempla la eutanasia, así como la iniciativa registrada por el PSOE, que reconoce el derecho a solicitar ayuda para morir en caso de enfermedad grave e incurable o discapacidad grave crónica. Pero estas dos propuestas son también sus principales obstáculos. Se enfrenta a dos bloques: uno que la rechaza de forma abierta o diferida y otro que, en el mejor de los casos, la quiere subsumir en una propuesta más amplia.

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El PP y Ciudadanos no quieren eutanasia y, de la mano, van a complicar el recorrido de la iniciativa del Parlament y a confluir en el objetivo de encauzar la situación en la ley de derechos y garantías, que obtuvo un amplio respaldo en la Cámara frente a los cinco votos en contra del PNV. Como muestra, durante el debate celebrado el pasado martes, el PP se ratificó en su posición contraria y estableció que el marco que ha regular la situación de los enfermos terminales es el proyecto de ley de Ciudadanos. “Allí es donde realmente se están poniendo encima de la mesa las líneas prioritarias en las cuales debemos seguir trabajando”, señaló.

"No solo de paliativos"

El portavoz de Ciudadanos en el debate, Francisco Igea Arisqueta, puso mucho énfasis en que su proyecto no es solo una ley de paliativos sino una ley básica sobre los derechos a la información anticipada, al testamento vital en el momento del diagnóstico, a decidir el tratamiento y a los cuidados paliativos, a la sedación y a la intimidad. Y criticó la proposición del Parlament, aunque también se abstuvo en Cataluña, por no ser una ley para los pacientes sino para garantizar la seguridad de aquellos que colaboran en la eutanasia o en el suicidio asistido. Ciudadanos, por boca de Juan Carlos Girauta, ha anunciado que si gobierna no habrá una ley de eutanasia.

En el otro frente se encuentra el PSOE, que considera que su proposición de ley es el marco regulador que necesita la despenalización de la eutanasia en del Código Penal que propone el Parlament. La iniciativa socialista va con retraso respecto a la del Parlament: no ha sido ni calificada, por lo que el PSOE no tiene urgencia hasta que llegue la suya. La diputada Lidia Guinart Moreno explicó que todos los requisitos de la iniciativa del Parlament están contenidos en la propuesta socialista: definición clara de los conceptos, concreción de las condiciones para llevar a cabo la eutanasia y el suicidio médicamente asistido, los supuestos en los que cabría solicitarla, requisitos que debe cumplir el personal sanitario que intervenga y órganos de supervisión y control.

El problema será el apoyo que pueda concitar su propuesta, que requeriría grandes consensos y no parece probable que lo encuentre ni en el PP ni en Ciudadanos. Pero ese respaldo tampoco es claro en este momento en formaciones como Unidos Podemos, que vio decaer una iniciativa similar por la abstención del PSOE, que consideró que “presentaba deficiencias importantes” y, además, preparaba la suya con reputados expertos del ámbito sanitario y jurídico y el diálogo con asociaciones. Si la iniciativa socialista logra sumar a Unidos Podemos incorporando algunas de sus propuestas y seduce a formaciones partidarias de su regulación como ERC, PNV, PDeCAT, Compromís y EH Bildu, la eutanasia puede ser un hecho en España. Siempre que se superen las trampas dilatorias y no cambie la relación de fuerzas de la Cámara.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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