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El ‘oasis vasco’

La única experiencia de Gobierno socialista monocolor en Euskadi marcó una etapa de distensión

Luis R. Aizpeolea
Vista de la playa de la Concha de San Sebastián.
Vista de la playa de la Concha de San Sebastián.Juan Herrero (EFE)

La única experiencia de Gobierno socialista monocolor en Euskadi, la de Patxi López (2009-2012), marcó una etapa de distensión política coincidente con el cese definitivo del terrorismo, pero no fue reconocida en las urnas. Algunos lo atribuyeron al apoyo del PP, pero la clave radicó en que soportó lo peor de la crisis económica. Desmintiendo tópicos, la economía siempre ha contado mucho como referente electoral en Euskadi. La presencia de ETA soterraba el debate socio-económico, pero, finalizado el terrorismo, ha emergido en estas elecciones.

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La campaña del PNV está volcada, como nunca, en adquirir compromisos —la estrella es reducir el paro por debajo del 10% para 2020— que mejoren el “oasis vasco” que resulta de comparar los parámetros socio-económicos vascos con la media española: un 13% de paro frente al 21%; inversión del 2% en I+D frente al 1,2%; 33% de PIB en exportaciones frente al 25%; 25% de PIB industrial frente al 20%; gasto social por habitante/año de 3.000 euros frente al 2.200. La guinda es la asignación por el Gobierno vasco de la Renta Mínima de Inserción: dedica un 40% más de lo que dedica el Gobierno central, con solo un 5% de población.

La buena gestión del Concierto Económico lo explica parcialmente. Pero lo decisivo ha sido el apoyo institucional del Gobierno vasco a las nuevas tecnologías, tras la crisis de la siderurgia en los setenta y ochenta, agravada por el terrorismo de ETA, que arrastró un paro del 25%.

Pero el “oasis vasco” no lo es tanto si se compara Euskadi con la Europa avanzada. Tiene su lado oscuro porque la crisis le ha afectado. Joseba Zalakain, director del Centro de Documentación y Estudios SiiS, constata un severo crecimiento de la pobreza y un envejecimiento de la población para lo que reclama actualizar el modelo de lucha contra la exclusión así como de los servicios sociales, además de ampliar el gasto para las políticas de familia, un tercio de la media europea, que incide en ínfimas tasas de fecundación. Los estudios detectan que, con la crisis, la desigualdad está entre las primeras preocupaciones vascas, siendo las condiciones laborales la segunda. Un 80% estima que Euskadi sigue en crisis. Una mayoría asegura que ha bajado de estatus y que sus hijos vivirán peor. Se ha resentido la credibilidad gestora del Gobierno vasco, aunque mucho menos que la del Ejecutivo central.

Por ese flanco ataca la candidata de Podemos, Pili Zabala, con el obstáculo de que Alberto Garzón y Pablo Iglesias alabaron las políticas industrial y social del Gobierno vasco en la campaña del 26-J. Arnaldo Otegi lega al Estado independiente la solución mientras Miren Larrion, estrella emergente de Bildu, compite con Zabala. El PSE, copartícipe con el PNV del modelo socio-económico vasco, compite con su socio tradicional en propuestas y en reclamar su papel.

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