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Defensa saca a subasta el ‘Príncipe de Asturias’ por 4,8 millones de euros

Las empresas disponen desde este miércoles de dos meses para presentar sus ofertas Fue el buque insignia de la armada española, con 198 metros de eslora y 596 tripulantes

Diego Fonseca Rodríguez
Un avión Harrier, parado en la cubierta del 'Príncipe de Asturias'.
Un avión Harrier, parado en la cubierta del 'Príncipe de Asturias'.Carmen Secanella

Más de 13.000 toneladas de chatarra marina del primer portaaviones construido en España salen a concurso. El Ministerio de Defensa ha sacado este miércoles a subasta pública en el Boletín Oficial del Estado (BOE) lo que queda del buque insignia de la armada española, el Príncipe de Asturias, por un valor estimado de 4,8 millones de euros para su desguace. Las empresas interesadas disponen de dos meses, desde este miércoles, para presentar sus ofertas por el navío, que descansa en el Arsenal Militar del astillero de Ferrol desde hace un par de años.

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Aunque durante su construcción estaba previsto que se llamase Almirante Carrero Blanco —político que ocupó varios cargos durante el franquismo hasta que fue asesinado por ETA—, a última hora se le cambió ese nombre por otro más adecuado a los nuevos tiempos: Príncipe de Asturias. Tras cubrir las 700 millas de su última singladura, atracó en el arsenal de Ferrol el 8 de febrero de 2013, donde fue desarmado y desprovisto de equipos y pertrechos antes de comenzar la subasta.

De manufactura gallega, el Príncipe de Asturias nació en la ría de Ferrol, diseñado y construido en los astilleros públicos de Navantia, de los que zarpó en 1988 para revelar al portaaviones Dédalo. Hasta 2010, fue el primer buque de la flota española con 198 metros de eslora, 596 tripulantes —podían llegar hasta los 800 con el arma aérea embarcada—y una cubierta de vuelo de 175 con capacidad para 25 aeronaves. Surcó el globo, hizo escala en puertos de todo el mundo y tuvo 14 comandantes distintos en los 25 años durante los que navegó. En los noventa intervino en las guerras del Golfo Pérsico y Bosnia desplegado con las fuerzas de la OTAN y participó en varias misiones humanitarias. En 2005 fue un figurante naval de lujo desfilando en los actos conmemorativos del 200 aniversario de la batalla de Trafalgar ante la reina Isabel II. Todo este currículo marinero, sin embargo, no lo ha salvado de un final con desguace y subasta.

Según informa el Ministerio de Defensa, en caso de quedar desierta la primera subasta, se celebrarían hasta un máximo de otras tres con un precio un 15% más bajo en cada una de ellas respecto a la subasta anterior.

El ajuste presupuestario fue lo que condenó al buque a una jubilación anticipada: sus equipos estaban ya obsoletos —en 2005 no se hicieron las obras de modernización necesarias para alargar su vida operativa—, y mantenerlo costaba 30 millones anuales. El navío era una pequeña ciudad flotante dotada de gimnasio, capilla, lavandería, hospital, talleres y planta desaladora. La altura equivalía a un edificio de 12 pisos y en cubierta había espacio suficiente para jugar un partido de fútbol.

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Su último periplo marino fue un paseo desde la base naval de Rota hasta la ría de Ferrol, del 6 al 8 de febrero, que terminó con el buque amarrado al dique número 7 de Navantia, el mismo astillero que lo parió. La Armada trató, sin éxito, de buscar clientes entre las marinas de otros países y varias delegaciones extranjeras —Angola o Indonesia, por ejemplo— lo visitaron en la ciudad naval sin que la negociación llegara a buen puerto. El Príncipe de Asturias fue sustituido por el Juan Carlos I, un buque estratégico que puede operar aviones pero que no es un portaaviones.

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Sobre la firma

Diego Fonseca Rodríguez
Es redactor en la sección de Deportes de EL PAÍS, en donde ha estado en otras secciones. Antes trabajó en Efe, Cadena SER, ABC y Faro de Vigo. Es licenciado en Periodismo por la USC, Máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo EL PAÍS. En 2021 obtuvo el Premio Lilí Álvarez de Periodismo.

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