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DERECHO A LA EDUCACIÓN
Tribuna
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Que no se pierda el talento de los jóvenes pakistaníes

El país asiático, afectado por catastróficas inundaciones, necesita ayuda para evitar que los niños sufran aún más atrasos educativos

Niñas en una escuela provisional de la provincia de Sindh, en Pakistán, el 1 de septiembre.
Niñas en una escuela provisional de la provincia de Sindh, en Pakistán, el 1 de septiembre.ASIF HASSAN (AFP)

Después de las catastróficas inundaciones en Pakistán este año, las oportunidades para millones de jóvenes pakistaníes penden de un hilo. Las inundaciones han causado pérdidas de más de 10.000 millones de euros y es urgente la asistencia para reconstruir. La crisis será una de las prioridades en la reunión del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, y 120 líderes de diversos países, este mes en Nueva York, para la Cumbre Sobre la Transformación de la Educación.

Aproximadamente 16 millones de niños han tenido que desplazarse por las inundaciones. Estos jóvenes son los últimos que sufrieron pérdidas educativas, pero no los únicos. Se suman a una población ya enorme de 22,8 millones de niños pakistaníes que no asisten a la escuela. Para empeorar aún más las cosas, después de las inundaciones suele haber deslizamientos de lodo y eso aumenta la amenaza de hambrunas. Ya se ha destruido aproximadamente el 45% de la tierra agrícola del país. La situación humanitaria se deteriora rápidamente y está llegando a niveles peligrosos.

En los últimos años hemos visitado muchas de las áreas inundadas de Pakistán, donde han muerto más de 1.100 personas, el agua se ha llevado más de un millón de viviendas y afectado a 33 millones de pakistaníes (de un total de 222.590.000 habitantes del país). En algunas provincias las precipitaciones han sido el quíntuplo del promedio de los últimos 30 años para esta época, y 66 distritos están declarados como zona de desastre (31 en Baluchistán, 23 en Sind, 9 en Jaiber Pastunjuá y 3 en Punyab). Las inundaciones barrieron más de 1,6 millones de hectáreas y 800.000 cabezas de ganado.

Como en los desastres anteriores en Pakistán –desde el terremoto de 2005 hasta las inundaciones de 2011– lo que más hace falta son alimentos, carpas y lonas. Pero como les dirán a quienes participen en la Cumbre Sobre la Transformación de la Educación, Pakistán dista de ser el único país donde la combinación del cambio climático y los conflictos aumenta dramáticamente la cantidad de niños cuya educación corre peligro. La conferencia del fondo Education Cannot Wait (la educación no puede esperar) será en febrero. Falta demasiado. Los niños son quienes más sufren por los desastres humanitarios actuales. Hace falta aumentar de inmediato el financiamiento para emergencias.

La inundación ha dañado o destruido al menos 18.000 escuelas tan solo en Pakistán

La inundación ha dañado o destruido al menos 18.000 escuelas tan solo en Pakistán (de ellas, 15.842 en Sind, 544 en Baluchistán y 1.180 en Punyab). Varios miles de escuelas adicionales son inseguras y 5.500 tuvieron que ser utilizadas para alojar a la gente desplazada de sus hogares.

Además, esas cifras son casi con certeza inferiores a escala del daño que habrá que reparar. Debido a la lluvia sostenida y la elevación de los niveles del agua, es imposible hacer una evaluación adecuada, pero una estimación rápida de las necesidades de 10 distritos de Baluchistán detectó que 977 aulas quedaron completamente destruidas y 975 resultaron dañadas, mientras que 577 escuelas se convirtieron en refugios temporales y no se pueden aprovechar para dar clases.

Los pakistaníes necesitan ayuda para evitar que los niños sufran aún más atrasos educativos. Ya perdieron meses de clases durante la pandemia de la covid-19. Esa asistencia se puede utilizar para establecer centros temporales de aprendizaje y modos de aprendizaje alternativos en los distritos afectados por las inundaciones, donde los docentes tendrán que usar elementos para la enseñanza en emergencias como los llamados equipos de “escuela en una caja”, carpas escuela y otros materiales. Después hará falta financiamiento adicional para secar, limpiar y desinfectar las escuelas, así como para brindar asistencia psicológica y social a algunos alumnos por los traumas de este verano.

Afortunadamente, ya ha comenzado la respuesta en algunos sitios. Se instalaron aproximadamente 30 centros temporales de aprendizaje para 3.600 niños (1.100 de ellos, niñas) en Pishin y uno en Lasbela, Baluchistán. Pronto se enviarán materiales didácticos a 35.000 niños en Sind y Punyab.

Todas las organizaciones internacionales deben ampliar lo máximo posible el apoyo financiero a la educación

Pero esta asistencia cuesta dinero. Por eso, el Grupo de Trabajo de la ONU para el Sector Educativo está solicitando 10,2 millones de euros adicionales para establecer espacios temporales de aprendizaje, distribuir materiales y limpiar escuelas. Por otra parte, además de los dos millones que Education Cannot Wait invierte actualmente en respuesta a las inundaciones en Pakistán, parte del financiamiento asignado a programas plurianuales de desarrollo humanitario también se reasignarán a este país.

También otros países golpeados por diversas crisis, como Afganistán, Ucrania y Etiopía, necesitan urgentemente asistencia para emergencias. Con esas necesidades en mente, dos de los grandes pedidos en la Cumbre Sobre la Transformación de la Educación serán el aumento de los presupuestos educativos para los países que enfrentan emergencias y que se exceptúe de recortes presupuestarios educativos a los países sujetos a los programas del Fondo Monetario Internacional.

Decenas de millones de niños ya están tratando de ponerse al día después de la pandemia. Todas las organizaciones internacionales deben ampliar lo máximo posible el apoyo financiero a la educación. No podemos permitir que se pierdan los talentos y el potencial de esta generación de jóvenes por nuestra negligencia. Nadie debe olvidar la promesa consagrada en el cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible: “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” para 2030. Todavía podemos lograrlo, pero solo si nos centramos en las necesidades de los niños y jóvenes afectados por las crisis, refugiados y desplazados.

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