_
_
_
_
_
Covid-19
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cerrar la brecha global del cuidado infantil

La pandemia enseñó a los países de altos ingresos una valiosa lección acerca de la importancia del cuidado infantil. Ahora deben demostrar que su compromiso también está con una recuperación inclusiva haciéndola más accesible y asequible alrededor del mundo

La madre de Priyambada Rana, de siete años, prepara a su hija antes de salir de camino a su escuela en Cuttack, en el estado de Orissa, India.
La madre de Priyambada Rana, de siete años, prepara a su hija antes de salir de camino a su escuela en Cuttack, en el estado de Orissa, India.ruhani kaur (© UNICEF)

Cuando comenzaron los confinamientos por la covid-19, la importancia de guarderías asequibles repentinamente se volvió evidente para muchos, especialmente para las mujeres trabajadoras. El año pasado, ellas dedicaron el triple de horas que los varones al cuidado infantil no retribuido, perdiendo como resultado unos 800.000 millones de dólares (727.000 millones de euros) en sus ingresos. La brecha de género en la prestación de cuidados infantiles es incluso mayor en los países de ingresos bajos y medios. Por ejemplo, en la India las mujeres destinaron a ello 10 veces más tiempo que los hombres.

Desde el comienzo de la pandemia, los países más ricos del mundo han buscado fortalecer su infraestructura de cuidados infantiles domésticos y ampliar el acceso a ella. Pero si de verdad desean mejorar las perspectivas mundiales de las mujeres, también deberían invertir en programas de este tipo en el extranjero.

Incluso antes de la covid-19, el cuidado infantil de calidad era ampliamente accesible en varios países de altos ingresos. Canadá otorga a las familias importantes subsidios mensuales para financiar su coste. Islandia proporciona preescolar universal y Dinamarca permite a los nuevos padres que acorten su horario de trabajo manteniendo sus empleos, salarios, sanidad y otros beneficios. Los padres suecos tienen derecho a 480 horas combinadas de permiso paternal con cerca del 80% del salario, el que se puede usar en cualquier momento hasta el octavo cumpleaños de niño o la niña.

La brecha de género en la prestación de cuidados infantiles es incluso mayor en los países de ingresos bajos y medios. Por ejemplo, en la India las mujeres destinaron a ello 10 veces más tiempo que los hombres

Hoy estos países están dando pasos adicionales. Estados Unidos contribuyó con 48.000 millones de euros en alivio pandémico para ayudar a que los centros de cuidado de día permanezcan abiertos. Australia ha invertido 1.088 millones de euros en subsidios para cuidado infantil y levantado el tope a la asistencia financiera para familias trabajadoras. Y Canadá está debatiendo reducir el coste en 9 euros por día.

Pero mientras los países ricos se centran en su propia infraestructura, el acceso sigue siendo difícil en los países de ingresos bajos y medios. Globalmente, no hay opciones viables de cuidados infantiles para más del 40% de los preescolares. En los países de ingresos bajos y medios, la cifra asciende al 80%. En comparación con niños de los países de altos ingresos, los de bajos ingresos tienen cerca de cinco veces menos probabilidades de acceso.

Si bien los sistemas de cuidados infantiles inadecuados han cobrado un nuevo significado durante la pandemia, esta crisis no es nueva. Y cuando el acceso es escaso, las mujeres pagan un precio mucho mayor que los hombres. En 2018, más de 600 millones de mujeres en edad laboral no pudieron aceptar empleos remunerados debido a sus responsabilidades en la crianza; solo 41 millones de hombres citaron la misma razón para mantenerse sin empleo.

Si se actualizara la infraestructura de cuidados infantiles en los países de ingresos bajos y medianos, tendría un efecto importante en el bienestar económico de las mujeres. Si contaran con apoyo en estas tareas, más madres, abuelas y hermanas podrían aceptar empleos de tiempo completo y de calidad, en lugar de esforzarse, como muchas hacen hoy, por equilibrar estas responsabilidades con el trabajo remunerado y la escuela. Las inversiones en la crianza de los hijos crean nuevas oportunidades para las mujeres (y hombres). El Banco Mundial proyecta que la satisfacción de estas necesidades en países de ingresos bajos y medios crearía 43 millones de empleos.

De manera similar, estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI) han demostrado que cuando más mujeres trabajan, las economías se amplían, se eleva la productividad, aumenta la diversificación económica y se reduce la desigualdad de ingresos. Más aún, la igualdad de género en el mercado laboral es positiva para los negocios. Una mayor cantidad de empleos y oportunidades de liderazgo para las mujeres genera más efectividad y crecimiento organizacional.

Al no financiar adecuadamente el cuidado de los niños, se descuida uno de los factores más persistentes que impulsan la desigualdad de género global

Un aumento en el empleo formal de las mujeres beneficiaría a la economía global en su conjunto, pero los países de ingresos más bajos se encuentran limitados en su capacidad de hacer realidad esta agenda por sí solos. Los países ricos deben ayudar a concretar el potencial de participación económica de las mujeres, lo que significa reconocer que las soluciones de acceder a cuidados infantiles asequibles son importantes en todos lados, no únicamente en casa. De los 40.000 millones de dólares (36.271 millones de euros) comprometidos en el Foro para la Igualdad de Género de ONU Mujeres para responder a las desigualdades de género, apenas 100 millones de dólares canadienses (72 millones de euros) se destinarán a las insuficiencias de cuidado en países de bajos y medianos ingresos.

De manera similar, los bancos de desarrollo multilaterales todavía tienen pendiente hacer de la inversión en cuidado infantil una de sus preocupaciones centrales. Comprometen fondos para objetivos relevantes como la prevención de la violencia de género, la promoción de los derechos y la salud reproductiva y sexual, y la prestación de apoyo técnico y financiero a mujeres con emprendimientos. Sin embargo, al no financiar adecuadamente el cuidado infantil, dejan de lado una de los factores más persistentes que causan la desigualdad de género global.

La pandemia enseñó a los países de altos ingresos una valiosa lección acerca de la importancia del cuidado infantil. Ahora deben demostrar que su compromiso con una recuperación inclusiva haciéndola más accesible y asequible alrededor del mundo.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_