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Frente a la adversidad, el feminismo puntillista y multicolor de Rouquaiya Yerima

La polifacética artista presenta su primera exposición individual en el hotel Onomo de Lomé, en Togo. ‘La Adversidad’ es un homenaje a la valentía de las mujeres africanas y una reivindicación de la fortaleza de la propia creadora ante los obstáculos que ha superado durante su vida

Rouquaiya Yerima, con una de sus obras a su espalda, en el hotel Onomo de Lomé, Togo.
Rouquaiya Yerima, con una de sus obras a su espalda, en el hotel Onomo de Lomé, Togo.Yanick Folly
Lola Hierro

Con una especie de árbol sobre su cabeza a modo de tocado, suma casi medio metro más a su 1,80 metros de estatura. Rouquaiya Yerima no quiere pasar desapercibida. Ni podría, en realidad. Quizá sea por esos finos y retorcidos alambres envueltos en hilos de lana de colores que salen de su coronilla, quizá por su majestuoso vestido, por el brillo de sus ojos cuando habla de su arte, por sus andares pausados o por su don de gentes. Pero, sobre todo, porque ella es la protagonista absoluta del evento que ha llenado de curiosos el hotel Onomo de Lomé, uno de los centros preferidos para los artistas de moda de la capital de Togo. Se trata de la presentación de L’ Adversité (La Adversidad), la primera exposición individual de esta creadora de 35 años que le da a todo: pintura –lo que muestra hoy–, diseño de moda, escultura, escenografía... No hay disciplina que se resista a su curiosidad.

Aunque lleva más de diez años trabajando, no ha sido hasta este 2022 cuando, por fin, esta autora ha vivido su puesta de largo en el mundo del Arte. Ha sido con su primera exposición individual, hoy una realidad gracias a la confianza que ha depositado en ella el Instituto Francés de Togo. Yerima representa la adversidad a través del puntillismo, una técnica pictórica que bebe del neoimpresionismo y que consiste en aplicar pequeños puntos que, mirados a distancia, recrean la imagen que el autor quiere transmitir. Los de esta artista multidisciplinar son unos gruesos e irregulares trazos de mil colores plasmados en una veintena de luminosos lienzos donde siempre se distingue la silueta abstracta de una mujer, y especialmente de su rostro y cabellera.

'Portadora de luz', de Rouquaiya Yerima.
'Portadora de luz', de Rouquaiya Yerima.Rouquaiya Yerima

Ya más tranquila y sin tanta atención a su alrededor, un par de días después de la fiesta de inauguración, la pintora explica de dónde salió su inspiración para retratar la adversidad y por qué esta tiene formas femeninas. “Personalmente, yo misma la vivo, porque hay muchas cosas que me han bloqueado psicológicamente. Desde hace mucho tiempo, me hacía preguntas como, por ejemplo, si conseguiría hacer esta exposición; no tenía mucha confianza en mí misma”. Entonces se dio cuenta de la trascendencia de esas adversidades que ya no vienen de factores externos, sino de dentro de una misma. “Me dije que quería hablar de la adversidad mental que cada uno vive en sí mismo y que frena su desarrollo. Es la que tienes en tu interior y que no te permite evolucionar”, argumenta.

Yerima no menciona grandes nombres cuando se le pregunta de qué fuentes de inspiración se nutre. Ella se fija en lo mundano, en la sociedad en la que vive y con la que convive y en la que, a juzgar por sus pinceladas, la mujer tiene un papel primordial. “Cuando hablo de la adversidad, incluyo más a la mujer porque, prácticamente en todo el mundo, es ella la que educa a los niños, a los hombres y a las mujeres. Es la madre de todos”, sostiene. “Son ellas las que se quedan en casa y las que educan a los niños; tienen que hacer esto, tienen que hacer aquello… Por eso, prefiero ponerlas por delante”.

En la distancia corta, la pintora habla de su trabajo con una sonrisa y en voz baja, un poco como si sintiera timidez al referirse a sí misma. Y ya no parece la joven extrovertida que un par de días antes se hacía fotos con sus admiradores y les ayudaba a desentrañar el mensaje que esconde cada uno de sus cuadros. Sentada en uno de los mullidos sofás del Onomo, mira el lienzo que tiene a su izquierda y revela qué quieren decir al espectador los miles de puntitos de colores que con tremenda paciencia ha plasmado. En el titulado Madre portadora de luz, se refiere a la luz como el conocimiento que alumbra. “Es la transmisión en forma de consejo de la madre a los hijos; la madre lleva esa luz a sus hijos. Es la madre que comparte luz con ellos”.

Rouquaiya Yerima posa en el hotel Onomo de Lomé.
Rouquaiya Yerima posa en el hotel Onomo de Lomé.Yanick Folly

En Pensamientos positivos, otra obra de casi dos metros de longitud –casi ninguna de ellas está pensada para decorar los pisos diminutos de las ciudades de hoy– representa a una mujer tumbada de cuya cabeza surgen mechones de pelo que acaban formando un árbol. Esos mechones son los pensamientos, explica. “Aquí, el pelo ha crecido y ha creado un árbol debajo del cual ella descansa; descansa debajo de su pensamiento porque este es positivo. Mientras tengas un pensamiento positivo, estarás tranquila, estarás en paz”.

Pese a la importancia de lo femenino en la obra de la creadora togolesa, esta niega el título de feminista. “Soy realista”, insiste. “Pero cuando un hombre hace algo malo, lo digo. Y cuando una mujer hace algo malo, lo digo también. La igualdad es importante porque la mujer lucha mucho, pero no se la reconoce”.

El Índice de Desigualdad de Género de las Naciones Unidas da la razón a la artista. Este indicador se estrenó en 2010 para cuantificar la pérdida de logros en un país debido a estas disparidades, y se mide utilizando tres dimensiones: salud reproductiva, empoderamiento y participación en el mercado laboral. Togo ocupa el puesto 145 de 162, es decir, está la cola. ONU Mujeres reconoce que hay avances, pero advierte que hay mucho por hacer para lograr la igualdad plena. Algunos datos que corroboran las palabras de Yerima son, entre otros, que todavía el 24,8% de las mujeres de 20 a 24 años fueron casadas antes de los 18 años en ese país. Que en 2021 solo el 18,7% de los escaños del parlamento estaban ocupados por mujeres. O que en 2018 el 12,7% de las que tienen entre 15 y 49 años declararon haber sido objeto de violencia física y/o sexual por parte de una pareja.

'Pensamientos positivos', de Rouquaiya Yerima.
'Pensamientos positivos', de Rouquaiya Yerima.Rouquaiya Yerima

Además, es muy difícil conocer a ciencia cierta la situación real porque hay vacíos de información en áreas fundamentales para medir la igualdad de género: los cuidados no remunerados, el cuidado doméstico, el acceso a la propiedad... Sobre estos aspectos, no hay datos. “Nuestros derechos no están muy reconocidos en Togo. Aquí, la mujer trabaja mucho. Por ejemplo, en el hogar, ella invierte bastante dinero en comida. Pero el hombre no ve que también está contribuyendo con los gastos”, explica Yerima, para exponer que la participación femenina en el hogar no tiene en cuenta su aportación económica. “Y eso no pasa solo en las familias. En las actividades agrícolas, acompaña al hombre al campo y hace tareas, pero no se tiene en cuenta. En el pequeño comercio, nosotras acompañamos a los hombres y hacemos actividades que nunca se remuneran ni se reconocen en la facturación”.

Rouquaiya Yerima no es experta en el campo ni en el pequeño comercio, pero sí en el mundo del arte en su país. Y ahí también ha percibido la discriminación. Sostiene que la mujer artista aún no está bien vista en la sociedad togolesa y que el arte plástico está dominado por los varones. Ella misma ha tenido que esperar 10 años para que alguien le diera la oportunidad de realizar su primera exposición individual y deshacerse de un sentimiento parecido al síndrome de la impostora por el hecho de, finalmente, cumplir su sueño. “¿Es que no he expuesto porque soy perezosa? ¿Es porque no produzco?”, se pregunta. “Nada de eso. No. Es que hay más obstáculos para las mujeres en esta profesión que para los hombres”, afirma. Por eso, L’ Adversité es también una autobiografía de su travesía por el desierto que le ha llevado, merecidamente, al oasis del éxito. De hecho, la muestra concluía a mediados de abril, pero visto el interés, acaban de anunciar su prórroga hasta el 21 de junio. La autora ahora lo ve. “Es una expresión de mí yo en relación con todo lo que he superado. Los hombres se han opuesto y obstaculizado tanto mi camino que he llegado a dudar de mí misma. ¿Podía, yo, Rouquaiya, exponer sola en un lugar? Pues he tenido que luchar”.

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Sobre la firma

Lola Hierro
Es periodista y desde 2013 trabaja en EL PAÍS, principalmente en la sección sobre derechos humanos y desarrollo sostenible Planeta Futuro, y coordina el blog Migrados. Sus reportajes han recibido diversos galardones. Es autora del libro 'El tiempo detenido y otras historias de África'. Desempeña la mayor parte de su trabajo en África subsahariana.

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