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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí
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Tribuna
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C de de comercio justo (y de colaboración, compromiso y cambio)

Una revisión independiente de 151 estudios muestra que la certificación Fairtrade tiene un impacto positivo en los ingresos, el bienestar y la resiliencia. El director de la organización escribe este artículo

Recogida de café en una plantación.
Recogida de café en una plantación.(c) FairTrade International

En un mundo en continua transformación, cada vez más interconectado y en el que la población ronda ya los 7.800 millones de personas, la cooperación tiene un impacto múltiple. No hay respuestas aisladas en un planeta globalizado; los retos se resuelven colaborando.

El pasado 2 de julio se celebró el Día Internacional de las Cooperativas, un instrumento esencial para fomentar el desarrollo económico sostenible gracias a su compromiso con las comunidades y su apuesta por los principios de igualdad y participación democrática. Las cooperativas son el motor del comercio justo y la piedra angular del sello Fairtrade, organización que dirijo y que representa a más de 1,9 millones de agricultores y trabajadores en 71 países de todo el mundo.

Una revisión independiente de 151 estudios muestra que la certificación Fairtrade tiene un impacto positivo en los ingresos, el bienestar y la resiliencia de las y los productores, ya que en las cooperativas certificadas las personas trabajadoras tienen mejores espacios físicos, contratos más fuertes, horas extras pagadas, descansos adecuados, protección a la salud y seguridad, así como mecanismos de negociación y representación para la toma de decisiones democrática. Todo ello juega un papel crucial a la hora de incrementar su dignidad y confianza.

En las cooperativas Fairtrade los trabajadores tienen mejores espacios físicos, contratos más fuertes, horas extras pagadas, descansos adecuados, protección a la salud y seguridad
Alvaro Goicoechea, director de Fairtrade Ibérica

Los principios que rigen el trabajo en las cooperativas certificadas Fairtrade persiguen un objetivo claro: el empoderamiento de las y los trabajadores en la toma de decisiones. Todos sus miembros participan de manera activa en sus organizaciones, tienen voz y capacidad de voto en los procesos de toma de decisiones, un elemento fundamental para construir relaciones comerciales más sólidas. Así, los datos muestran que las organizaciones de productores Fairtrade tienen una mejor gestión, mejores sistemas y capacidad financiera que quienes no están certificados.

De esta manera, los miembros de estas cooperativas deciden de forma colectiva cómo usar la prima Fairtrade, una cantidad adicional de dinero que se paga por encima del precio de venta acordado. Esto les permite invertir en acciones destinadas a mejoras en sus negocios y comunidades que satisfagan sus necesidades y aumenten sus ingresos y productividad. Aproximadamente, la mitad de esa prima se destina a gastos en beneficio de las y los agricultores (fertilizantes, materiales, primas en efectivo, etcétera). El 40% se emplea para fortalecer la propia cooperativa (inversiones en productividad e infraestructura, gastos de organización) y un 10% se invierte en infraestructura y otros gastos para la comunidad (educación, instalaciones médicas).

Asimismo, la investigación expone que gran parte de las organizaciones de productores certificadas utilizan beneficios financieros como esta prima para adaptarse al cambio climático. Los estándares Fairtrade promueven la mejora de la conservación del planeta y la biodiversidad, y contribuyen a las prácticas agrícolas respetuosas con el medioambiente, como el uso de fertilizantes naturales. Además, una parte importante de productores Fairtrade están certificados orgánicamente.

Los estándares Fairtrade, que combinan criterios económicos, medioambientales y sociales auditados de forma independiente, están presentes en toda la cadena de suministro. Además de fomentar la democracia interna de las cooperativas certificadas, Fairtrade trabaja para que estas organizaciones tengan voz y poder en las cadenas de suministro globales, donde a menudo obtienen la menor parte del valor de los productos. En este sentido, 270 organizaciones certificadas Fairtrade de América Latina y África han pedido a la Unión Europea en una carta abierta una legislación que incluya sus voces y necesidades.

Para mejorar el acceso de pequeños productores a los mercados, este año la organización que dirijo ha puesto en marcha la Escuela de Café Fairtrade, un punto de encuentro para el aprendizaje de productores de café certificado Fairtrade de todo el mundo, desde Colombia hasta Etiopía o Vietnam. La educación digital es clave para apoyar a los pequeños agricultores en un contexto como el actual, marcado por la volatilidad del mercado de precios. La escuela les proporciona herramientas para vender más café, a mejores precios y en términos más justos: desde la mejora de su propuesta de valor hasta la digitalización del negocio.

Un impulso al liderazgo femenino

La contribución de las mujeres a la sociedad es fundamental para resolver muchos de los desafíos a los que nos enfrentamos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estima que cerrar la brecha de género en la agricultura reduciría el número de personas desnutridas hasta en 150 millones y podría aumentar la producción agrícola en los países en desarrollo hasta en un 4%. Sin embargo, las mujeres a menudo trabajan la tierra, pero no la poseen; están excluidas de la dirección de las organizaciones, del acceso al crédito y de muchos otros servicios, y dependen financieramente de sus maridos.

Fairtrade intenta cambiar esta realidad con proyectos como Angelique’s Finest. En esta iniciativa, cerca de 3.000 mujeres miembros de cooperativas desafían los estereotipos de género, cultivando y exportando su propio café en la región montañosa de Huye, en el sur de Ruanda. Es fundamental garantizar que las mujeres obtengan más oportunidades para cosechar los beneficios económicos de esta industria, que mueve más de 90.000 millones de euros.

Para aumentar la participación de las mujeres en las cooperativas, los estándares Fairtrade incluyen requisitos en materia de igualdad de género para incentivar que sean cada vez más las mujeres y niñas que accedan a sus beneficios. Asimismo, las Escuelas de Liderazgo de Mujeres enseñan habilidades comerciales, de negociación y financieras, y a asumir roles de liderazgo y comité dentro de cooperativas y comunidades.

El movimiento cooperativo es el corazón que ha mantenido activo el comercio justo a lo largo de todos estos años. Porque la C de cooperativa también es una C de comunidad, colaboración, compromiso y cambio. Instituciones, gobiernos, empresas, consumidores y sociedad civil debemos aprender de ellas para trabajar juntos por un mundo más justo, social, económica y medioambientalmente en todos los rincones del planeta, en el que el respeto y la responsabilidad sean la base de nuestras acciones cotidianas.

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