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Sudán: siete claves de una “crisis humanitaria de proporciones épicas”

La guerra civil que golpea el país africano desde hace casi un año ha desencadenado el mayor número de desplazados internos del mundo y una emergencia de hambre para cinco millones de personas. Amenaza además con convertirse en un conflicto regional

A Sudanese family
Una familia sudanesa, junto a sus pertenencias, espera junto a la frontera de Chad el pasado julio, tras huir de Darfur.Zohra Bensemra (REUTERS)
Patricia R. Blanco

Más de 12.000 muertos, más de ocho millones de desplazados, unos 18 millones de personas que pasan hambre y 25 millones que necesitan ayuda humanitaria. La guerra civil que comenzó en Sudán el 15 de abril de 2023, con el enfrentamiento entre el Ejército nacional y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés), ha desencadenado una catástrofe humana que ya ha convertido a este país del noreste de África en la mayor crisis de desplazados internos del mundo y lo aboca a la “mayor crisis de hambre”, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Las consecuencias de la guerra en un Estado algo mayor al tamaño conjunto de España, Portugal, Francia, Italia y Alemania “causarán además perturbaciones” en toda la región. Los países limítrofes, ya al borde de sus capacidades, han tenido que dar refugio a cerca de dos millones de personas que huyen de la guerra, explica Mohammed Qazilbash, director general de Plan Internacional Sudán, durante una una visita en Madrid.

Estas son las claves de un conflicto que, según Naciones Unidas, ha provocado una “crisis humanitaria de proporciones épicas”:

1. La “mayor crisis de hambre”

Unos cinco millones de sudaneses, el 10,4% de una población de 48 millones, se encuentra en situación de emergencia o fase 4 de la llamada Clasificación Integrada de las Fases (CIF, en español, IPC, en inglés), la herramienta que mide a nivel mundial la inseguridad alimentaria. Es el nivel previo a la declaración de hambruna o fase 5. Además, casi 13 millones están en la fase 3 o de emergencia, lo que significa que cerca de 18 millones de personas (en torno al 37%) pasan hambre en Sudán. La directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, alertó a principios de mes de que la guerra en el país podría desencadenar “la mayor crisis de hambre del mundo”.

El conflicto ha afectado de forma directa a la producción de alimentos, que ya se había visto comprometida por la sequía que azota el norte de África. Pero además, “con tantos millones de personas desplazadas, los agricultores no han podido plantar las semillas”, explica Qazilbash. Y aunque lo hubieran intentado, “el sector agrícola en Sudán está fuertemente subsidiado por el Gobierno, que financia insumos como los fertilizantes, pero con el colapso del Ejecutivo han desaparecido todos estos subsidios”.

Uno de cada ocho desplazados internos en el mundo es sudanés

“En los mercados todavía se puede encontrar comida, pero es sencillamente inasequible para la mayoría de los hogares, debido en parte a un continuo apagón de las telecomunicaciones que impide a las familias recibir las transferencias de efectivo que tanto necesitan”, explica en un comunicado Jill Lawler, jefa de operaciones de terreno y emergencia de Unicef en Sudán, que visitó el país a principios de marzo. “No hay nada, ni internet, ni bancos ni dinero”, confirma el artista sudanés Eltayeb Dawelbait, exiliado en Kenia durante una visita a Madrid, donde participa en una exposición, tras intentar sin éxito durante meses enviar dinero a sus familiares que continúan en Sudán.

2. Casi cuatro millones de niños desnutridos y 19 millones sin escolarizar

Según los cálculos de Unicef, al menos 3,7 millones de niños sufrirán “desnutrición aguda este año” en Sudán. “He visto en un hospital niños y niñas desnutridos y a sus cuidadores en total oscuridad debido a los cortes de electricidad”, explica Jill Lawler, tras su viaje a Sudán.

“La desnutrición en los niños menores de cinco años es especialmente preocupante porque si en esa edad no se mantiene el nivel de nutrición adecuado para su desarrollo mental y físico, cuando sean adultos podrán tener secuelas físicas e intelectuales”, denuncia Qazilbash. “¿Cómo se construye una nación que tiene un futuro comprometido intelectual y físicamente?”, se pregunta el director de Plan Internacional en Sudán.

Además, continúa el trabajador humanitario, “desde hace casi un año las escuelas están cerradas, lo que supone que 19 millones de niños están sin escolarizar”. “Es otra de las catástrofes”, apunta.

3. El mayor número de desplazados internos

Más de ocho millones de personas se han visto obligadas abandonar su hogar en Sudán desde que comenzó la guerra civil el 15 de abril de 2023, según los datos de la ONU. De ellos, unos dos millones de sudaneses han buscado refugio en los países fronterizos. Los seis millones que han quedado desplazados dentro del país se suman a otros tres millones de anteriores conflictos, que no han podido regresar ante el agravamiento continuo de la seguridad. “Uno de cada ocho desplazados internos en el mundo es sudanés”, asegura la ONU, lo que convierte al país en la “mayor crisis de desplazados internos del mundo”.

“La guerra civil ha provocado un desplazamiento masivo de personas y, en cualquier desplazamiento, los más afectados son las mujeres y los niños”, alerta Qazilbash. Con cuatro millones de menores desplazados, “también es la crisis mundial que ha provocado el mayor nivel de desplazamiento de niños”, lamenta.

4. Un contagio regional

De los casi dos millones de sudaneses que han huido del país, el 37% se ha refugiado en Chad, el 30% en Sudán del Sur y el 25% en Egipto, según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). “Esto no es una crisis en Sudán, sino una crisis regional, y aunque Sudán es el epicentro, todos los países de alrededor se enfrentan a las réplicas”, explica Qazilbash. Y añade: “Antes de esta crisis, Chad, por ejemplo, no era muy próspero, era un país pobre con muchos problemas internos y externos, y ahora tiene más de medio millón de sudaneses viviendo en su frontera oriental”. Por eso, según Qazilbash, “no solo hay que cubrir las necesidades dentro del país, sino que también hay que hacer frente a todas las situaciones de emergencia de los desplazados externos”.

Mohammed Qazilbash, director general de Plan Internacional Sudán, el pasado 13 de marzo en Madrid.
Mohammed Qazilbash, director general de Plan Internacional Sudán, el pasado 13 de marzo en Madrid.JUAN BARBOSA

5. Asesinatos, violaciones y saqueos

“La situación de los derechos humanos sigue fuera de control en Sudán”, alertan fuentes de la ONU. “Miles de civiles han sido asesinados, millones desplazados, propiedades saqueadas y niños reclutados”, añade el último informe sobre la situación en país africano en el que la ONU afirma que “algunas de estas violaciones equivaldrían a crímenes de guerra”.

Existe una especial preocupación en la región de Darfur (oeste del país), donde según la ONU no ha sido posible el acceso de ayuda humanitaria durante meses. “Miles de personas murieron en ataques de las RSF, algunas de ellas por motivos étnicos”, afirman fuentes del organismo.

6. El colapso de los servicios de salud

Las hostilidades durante casi un año de guerra “han dejado a más del 25% de todos los hospitales fuera de funcionamiento” mientras que “el principal laboratorio nacional” ha sido tomado por los combatientes, explican fuentes de la Dirección Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Sudán. El alto número de desplazados, junto al colapso de los servicios de salud, “han provocado brotes de enfermedades como cólera, sarampión, malaria y fiebre del dengue”, según la misma institución. En el hospital de Alnau, en Omdurman (junto a Jartum, la capital), “vimos a dos, a veces tres pacientes compartiendo una cama”, afirma Lawler. Según confirmó el director de este hospital a Unicef, “solo en el último mes habían amputado miembros a unas 300 personas”.

Un miembro del Ejército de Sudán, el pasado 9 de marzo en Omdurman.
Un miembro del Ejército de Sudán, el pasado 9 de marzo en Omdurman.El Tayeb Siddig (REUTERS)

“El agotamiento de los trabajadores, muchos de los cuales prácticamente viven en el hospital sin cobrar sus sueldos, es palpable, al igual que la frustración por la falta de suministros, equipos y espacio”, asegura la responsable de operaciones de Unicef en Sudán.

7. La ayuda humanitaria, “una gota en el océano”

Más de 25 millones de personas, incluidos 14 millones de niños, necesitan asistencia humanitaria en el país, según los datos de la ONU. “La ayuda humanitaria entra en Sudán, pero a una escala demasiado pequeña como para atender a los millones de sudaneses que viven en campos de refugiados o en sus propias casas”, afirma Qazilbash. “Solo para cubrir las necesidades de alimentación se necesitarían miles de toneladas de alimentos, así que, si llegan uno dos camiones al día, la ayuda humanitaria es una gota en el océano”, continúa el trabajador humanitario, que reclama un “cese de las hostilidades” para que la llegada de la ayuda sea efectiva.

La ONU ha recaudado un 5% de los 2.500 millones de euros que se necesitan para cubrir las necesidades alimentarias y sanitarias básicas de los sudaneses afectados por el conflicto

El plan de respuesta humanitaria de 2024 para Sudán de la Organización de Naciones Unidas para los Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) ha recaudado hasta el momento un 5% de los 2.700 millones de dólares (2.500 millones de euros) que calculan que se necesita para cubrir las necesidades de alimentos, atención médica, efectivo y otras formas de asistencia vital a lo largo de este año.

Pese a que llega mucho menos de lo que se necesita, es muy difícil introducir esta ayuda en el país. La ONU confirma que “el acceso a la ayuda humanitaria se ve limitado por la compleja dinámica del conflicto, que incluye el constante desplazamiento de los frentes a medida que los combates se extienden a nuevas zonas”. “Los convoyes de ayuda se enfrentan a amenazas, bloqueos de carreteras, restricciones e impedimentos burocráticos, lo que dificulta enormemente la ampliación de la ayuda del PMA”, consideran fuentes del organismo internacional, que también reclaman “libertad de movimiento a través de las fronteras y las líneas de conflicto para llegar a todas las comunidades vulnerables, independientemente de dónde se encuentren”.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.
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