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Susan Kinyua, economista keniana: “He renunciado al dinero que da trabajar en un banco y soy mucho más feliz”

La galardonada con el Premio Harambee 2024 coordina un proyecto de emprendedoras rurales en Kenia. Muchas de ellas tuvieron que abandonar sus estudios al quedarse embarazadas

Susan Kinyua
La economista keniana Susan Kinyua, galardonada con el Premio Harambee 2024INMA FLORES
Amanda Rodríguez

Susan Kinyua (Meru, 54 años) es una keniana con suerte. Tiene tres hermanas y un hermano. “No es habitual que en Kenia las familias pongan el mismo interés en la educación de los hombres y las mujeres”, comenta Kinyua. Ella pudo estudiar economía y este miércoles ha sido galardonada con el Premio Harambee 2024 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana. Tras 12 años de trabajo en Barclays Bank, ahora impulsa el proyecto Fanikisha (que significa “gran avance” en suajili), dentro de la Fundación Kianda, que ya ha formado a más de 4.500 mujeres de 90 aldeas del país en habilidades empresariales para que emprendan sus propios negocios. “He renunciado al dinero que da trabajar en un banco y soy mucho más feliz”, asegura durante una entrevista a este diario en la sede de Harambee en Madrid.

Su deseo por difundir sus conocimientos y darse cuenta del problema de analfabetismo en las mujeres rurales de Kenia fue lo que le hizo a Kinyua cambiar su foco profesional. “Piden préstamos para arrancar sus negocios y las engañan. Acceden a estos con intereses tan altos que acaban endeudadas”, señala. Otro de los problemas que ha identificado para el avance de las empresarias kenianas es la falta de tiempo. “Se encargan de los hijos, la casa y tienen que trabajar porque con el sueldo del hombre no es suficiente para mantener a la familia”, justifica.

El rango de edad de las mujeres que acuden a este proyecto formativo oscila entre los 30 y los 50 años y el 30% de las participantes son jóvenes. “Kenia es un país joven, el 60% de la población lo es”, comenta Kinyua. Insiste en que muchas han tenido que abandonar los estudios a una temprana edad por quedarse embarazadas. “Cargan en la espalda una mochila de problemas de la que no son conscientes”, dice. Depresión y estrés son algunos de los síntomas que la keniana ha visto en sus alumnas. Por esta razón, decidió promover sesiones de la salud mental. Incluso ella misma está estudiando para ser psicoterapeuta.

Susan Kinyua en la sede de Harambee en Madrid este miércoles.
Susan Kinyua en la sede de Harambee en Madrid este miércoles.INMA FLORES

De familia católica, Kinyua presume de que en su programa conviven mujeres de distintas religiones. Además de católicas, las hay cristianas protestantes, musulmanas y, aunque pocas, también judías. Todas ellas son dueñas de pequeños comercios. Puestos ambulantes de comida, centros de estética, tiendas de ropa y joyas o locales de venta de vegetales. “Necesitan ser capaces de mantener estos negocios para ser autosuficientes”. Recuerda el caso de Cecilia, una de las beneficiadas por el proyecto. Cecilia es madre de cinco hijos. Sintió que no podía hacerse cargo de su familia y la presión le hizo querer acabar con su vida. Una conocida la animó a asistir a esta formación empresarial y aunque en un principio renegó, al final le cambió la vida. “Ahora regenta un establecimiento de venta de alimentos”, afirma emocionada.

Kinyua destinará al programa los 10.000 euros de su premio, patrocinado por la marca para el cuidado del cabello Rene Furterer, una cantidad que es mucho mayor en Kenia debido al coste de la vida. El precio del proyecto es de 350 euros por participante. “Necesitamos ayudar al mayor número de mujeres, con el diploma que les damos les es más fácil acceder a micropréstamos y que sean fiables. Al final es lo más difícil para ellas, pero lo más necesario para impulsar un comercio”, asegura.

Kinyua admite que no le gusta la imagen que el mundo tiene de África. “Claro que podríamos estar mejor económicamente. Tenemos problemas, pero como en todos sitios”. Para ella, Kenia es “preciosa y pintoresca”. Un lugar donde hay valles y nieve. Pero, reitera, que lo único que se proyecta del continente africano en esta materia es la pobreza. Sugiere que hay cantidad de proyectos ambiciosos esperando tener una oportunidad. Por esta razón, y al ser preguntada por futuras aspiraciones laborales, recalca que seguirá promoviendo actividades que hagan “crecer a su país”. Piensa que para eso, hay que cuidar de las mujeres. “Kenia, para las kenianas” es su lema.

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