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“Lo único que deseaba era acudir al casino y apostar”: la ludopatía que hace estragos en Tanzania

Los juegos de azar están legalmente reglamentados en gran parte del África subsahariana. Las leyes favorables a este tipo de negocios y el creciente acceso a internet incrementa el número de personas enganchadas que lo pierden todo

Un casino en una calle de Dar es Salam, en junio de 2023.
Un casino en una calle de Dar es Salam, en junio de 2023.Jose Ignacio Martínez

Dice Godfrey (nombre ficticio), un joven de 31 años, que se inició en el juego por influencia de unos amigos, como le pasa a casi todo el mundo. “No entras solo, alguien tiene que recomendártelo y enseñártelo. En mi caso fueron un par de amigos de mi anterior trabajo, en una gran compañía de telefonía. Entonces tenía bastante dinero, suficiente para mí”, explica a este diario. Godfrey se vio inmerso en una espiral de casinos que le llevó a perderlo todo. “Fue una adicción que se llevó todo lo que tenía. Incluso hoy es como una droga que siempre está ahí. Cuando juego a la videoconsola o me pongo a leer, tengo que luchar contra ello”.

Godfrey nació cerca de Dar es Salam, donde ahora vive, centro económico y ciudad más poblada de Tanzania, un país de África oriental en el que viven 65 millones de personas, de las cuales la mitad subsisten con menos de dos dólares al día, según el Banco Mundial. No estaba en el lado malo de la balanza, tenía una carrera universitaria y sabe hablar inglés perfectamente. “Ganaba unos 575.000 chelines al mes (alrededor de 215 euros) más los bonus. De hecho, mi idea era usar ese extra, que a menudo era superior a mi sueldo, para ir al casino. Pero, como lo perdía, terminaba apostando todo mi salario”, explica.

Los juegos de azar están legalmente reglamentados en 41 países de África Subsahariana y prohibidos en otros siete. Con todo, solo Botsuana y Sudáfrica publican informes anuales de forma continua desde la formación de sus organismos reguladores. Pese a esta falta de datos, un amplio estudio publicado en enero de 2023 y realizado por expertos africanos y europeos ha sido capaz de poner cifras reales a este problema incipiente. El texto encuentra “altos niveles de juego, de entre un 57% y un 73%” entre las poblaciones revisadas de diversos países, y destaca el ejemplo de Uganda, donde entrevistó a 246 jugadores jóvenes y más del 90% había padecido al menos un problema de ludopatía.

“Comienzas a vender cosas para apostar hasta que llega un momento que piensas en robar, en delinquir”.
Godfrey, exadicto al juego.

“La primera vez fue interesante. Pensé: esto está muy bien. Pones 50 y te llevas el doble. Y lo pierdes, claro, pero tus compañeros te animan a apostar más. Entonces es cuando destinas tus ahorros. Yo lo veía como si estuviera invirtiendo. Y pasas de ir un par de tardes a la semana a acudir todos los días”, cuenta Godfrey. El joven tenía 27 años y su rutina cambió por completo: se reducía a ir del trabajo a las casas de apuestas. Cuando lo perdía todo, se refugiaba en casa. “No quería a nadie en mi vida. No quería una mujer, ni amigos, ni a mi familia… Lo único que deseaba era acudir al casino y jugar. Solo eso. Ganase o perdiese, daba igual”, resume.

Pese a que las apuestas y la lotería son legales en Tanzania desde finales de los años sesenta, fue la Gaming Act (ley del juego) de 2003 la que reguló el establecimiento de casinos en el país y la que contiene las condiciones para obtener licencias, los impuestos que deben pagar las empresas, la edad mínima para jugar o las funciones del Gaming Board of Tanzania (GBT), el organismo gubernamental del que depende todo ello. En 2022, el Gobierno tanzano aprobó un nuevo reglamento que corrige en algunos aspectos y complementa el precedente, sobre todo en lo referente a nuevas tasas, avance tecnológico y proliferación de compañías online.

En este momento, el Gobierno recibe impuestos de entre 10% y el 12% (antes eran del 15%) de las ganancias de casinos y apuestas deportivas. En 2022, y según la GBT, los ingresos del juego aumentaron un 6% con respecto al año anterior y alcanzaron los 140.000 millones de chelines (más de 50 millones de euros). “En términos de beneficios, Kenia está primero, pero en el aspecto de la gestión de leyes y reglamentos, Tanzania se encuentra a la cabeza del África Oriental y Central. Esto brinda una oportunidad para que grandes empresas de apuestas vengan al país al ser una inversión segura”, aseguró cuando dio a conocer estos datos James Mbalwe, presidente de la GBT, en unas declaraciones que recogieron diversos medios locales.

Las nuevas tecnologías e internet están contribuyendo al aumento de casos de adicción. También la influencia de otros que juegan. Y, en este sentido, los jóvenes son mucho más influenciables. Ya hasta los niños tienen acceso a internet
Mallewo Charles, psicólogo

Sabrina H. Msuya, presidente de la Tanzania Sports Betting Association y jefa de comunicación corporativa de SportPesa, una de las empresas de apuestas más importantes de esta nación, considera, en declaraciones a este diario, que “el sector del juego contribuye a la economía del país a través de ingresos fiscales y creación de empleo y es una fuente potencial de ingresos tanto para el gobierno como para los operadores privados”. La responsable explica que jóvenes y adultos juegan por igual, aunque los primeros se inclinan más por el mundo online, y defiende el papel de los organismos que representa y del Gobierno en la prevención de la ludopatía: “El Gobierno promueve la actividad responsable y se han iniciado campañas de concienciación y servicios de apoyo para ayudar a personas que puedan tener problemas”, dice.

El acceso a internet

“He visto a gente apostando su casa con su mujer y sus niños dentro. Cuando presencias estas cosas, te dices: ‘vale, este no soy yo, a mí no me va a pasar’. Pero un día comienzas a vender tus objetos personales. Yo empecé con los móviles antiguos. Hasta que llega un momento en que piensas en robar, en convertirte en un ladrón”, añade Godfrey. “Yo empeñaba todos mis dispositivos electrónicos y no los recuperaba nunca porque se me agotaba el plazo… Por cosas que valían 600.000 chelines (220 euros) me pagaban apenas 50.000 (algo menos de 20 euros). Pero lo que yo quería era dinero para apostar. Por mi moto me dieron 500.000 chelines (alrededor de 180 euros) y me gasté más de la mitad en el casino. Al final lo perdí todo”, agrega.

“La mayoría de los afectados son hombres. No solo dilapidan su dinero, sino que pierden la confianza de sus familiares, la reputación social y la posibilidad de encontrar buenos trabajos”, apunta el psicólogo Mallewo Charles, especializado en adicciones, que mantiene una consulta en Mbezi Beach, una concurrida playa de Dar es Salam. “Dejan de proveer recursos en el hogar y baja su autoestima y sufren insomnio, estrés crónico o sentimiento de culpa”, señala. El experto tiene muy claro que la ludopatía va en aumento en el país, gracias fundamentalmente al acceso, rápido y a menudo descontrolado, que una parte importante de la población ha tenido de internet. “Las nuevas tecnologías e internet están contribuyendo al aumento de casos de adicción. También la influencia de otros que juegan. Y, en este sentido, los jóvenes son mucho más influenciables. Ya hasta los niños tienen acceso a internet”, zanja.

A principios de 2023, más de 45 millones de tanzanos, es decir, alrededor del 68% de la población total, no tenían acceso a la Red. Pero los avances son rápidos y el incremento de usuarios con respecto al 2022 ha sido de más de 600.000 (un 3%). Estos datos también se reflejan en las apuestas. “La gente ya sabe jugar online, sobre todo los jóvenes, y no hace falta ser rico ni tener un trabajo bien remunerado, tan solo un teléfono móvil. Veo a chavales con 5.000 chelines (1,80 euros) para todo el día que lo destinan a esto con la idea de doblar o conseguir más dinero”, explica Godfrey.

Este joven tanzano perdió su trabajo y eso fue el fin. Arruinado, dejó de acudir a diario a los casinos y de jugar online. Ahora, mientras busca otro empleo, maldice los días en los que se quedó sin nada y a las compañías de juego, que siguen mandándole correos electrónicos, ofertas, anuncios… Asegura que ve el juego en todas partes, como si fuera un fantasma. “Si yo nunca me hubiera metido en ese agujero, podría tener una casa, una familia. Pero todos los salarios y bonificaciones los empleaba en el casino. Así durante tres años. Creo que el Gobierno debería empezar a limitar las apuestas y el acceso a los casinos porque la gente no se da cuenta de su adicción hasta que es demasiado tarde. Pienso que deberían mirar por la vida de las personas”, concluye.

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