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La diplomacia estonia de internet desembarca en África

La república báltica, considerado el primer ‘país digital’ del mundo, exporta su experiencia de Administración ‘online’ a Kenia, Nigeria, Tanzania y Benín, entre otros países

Africa
Visita de una delegación estonia a las instalaciones de la empresa ruandesa de drones Zipline. Imagen cedida por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Estonia.
Carlos Bajo Erro

“Nosotros tuvimos la misma experiencia que los países africanos. El Fondo Monetario Internacional llegó a recomendarnos que no adoptáramos nuestra moneda y que nos quedásemos con el rublo ruso después de haber conseguido nuestra independencia”, dice Daniel Erik Schaer, embajador de Estonia para la cooperación económica con África. “Los expertos vinieron a decirnos lo que teníamos que hacer, a aplicarnos las recetas de otros lugares, pero no era lo que queríamos. Nosotros también fuimos receptores de cooperación al desarrollo y ahora somos proveedores”. Estonia, considerado como el primer país digital del mundo, participa en numerosos proyectos de digitalización en África, explotando su propia experiencia, pero también reivindicando una trayectoria que le acerca a las realidades del continente.

Daniel Erik Schaer es actualmente uno de los principales responsables de exportación del modelo de e-administración estonia a países africanos. “Con la restauración de la independencia”, rememora el embajador especial, “éramos un país pobre y el Gobierno debía ofrecer los servicios básicos, que los ciudadanos esperaban. Empezamos introduciendo internet en todos los colegios en 1996 y dando alfabetización digital a los mayores”, cuenta. A pesar del largo camino recorrido, el recuerdo está todavía muy vivo. El país se independizó en 1990, pero la Unión Soviética no la aceptó (en medio de su propia descomposición) hasta el año siguiente.

Los expertos vinieron a decirnos lo que teníamos que hacer, a aplicarnos las recetas de otros lugares, pero no era lo que nosotros queríamos hacer
Daniel Erik Schaer, embajador de Estonia para la cooperación económica con África

Las autoridades estonias han descubierto sus afinidades con los países africanos en el último lustro, durante su campaña para recabar apoyos para su candidatura a ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La experiencia de una forma de colonización, la necesidad imperiosa de fomentar el desarrollo y la evidencia de la desigualdad en el escenario global han cimentado esa solidaridad. Pero las relaciones que Estonia construye en África van más allá de la cooperación. “Cuando nos convertimos en financiadores de programas de desarrollo empezamos trabajando en Europa del Este, pero como era lógico, después pasamos al continente africano. Pero enseguida entendimos que teníamos que tener otras relaciones, además de las de los programas de desarrollo, relaciones políticas, económicas, porque tenemos intereses comunes”, explica Schaer. Durante su participación en Emerging Valley, un evento de empresas emergentes africanas celebrado en Marsella el pasado noviembre, el embajador no oculta el objetivo de establecer relaciones comerciales, de abrir espacios para las empresas estonias, pero también de enriquecerse con las experiencias africanas, buscar respuestas comunes a problemas compartidos e incluso cubrir el déficit de programadores y desarrolladores que arrastra el país báltico.

Las autoridades estonias aseguran que el 99% de los trámites administrativos pueden realizarse en línea, partiendo del número único de identificación que se asigna a cada ciudadano al nacer. El embajador para la cooperación económica con África matiza en tono divertido: “Hay dos trámites que no están digitalizados en Estonia: casarse y divorciarse, porque te van a preguntar en persona si estás seguro de querer hacerlo”. Con esta experiencia, a través del ICT Clúster (un órgano de apoyo a las empresas estonias de tecnología) las compañías estonias han participado en los últimos años en el desarrollo de soluciones digitales de los gobiernos de diferentes países de África subsahariana. En Kenia han colaborado en la elaboración de cartografías digitales; en Tanzania han desarrollado soluciones de e-justicia; en Nigeria han provisto al Gobierno de un sistema para la elaboración de presupuestos y para la gestión de los recursos humanos; en Botsuana han apoyado al nuevo sistema de recaudación de impuestos y de su gestión; en Benín, Namibia y Túnez han articulado un sistema seguro de intercambio de datos oficiales y fórmulas de interoperabilidad (compatibilidad de datos) entre administraciones; y en Costa de Marfil han participado en un sistema de información educativa. El ejemplo de Benín, por cierto, ha sido aplaudido incluso por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como una buena práctica de cooperación y de transición a la Administración digital.

Sobre la base del intercambio digital, las relaciones comerciales entre Estonia y los países africanos han crecido considerablemente. Las exportaciones de bienes alcanzaron en 2021 un total de 185 millones de euros, pero en los nueve primeros meses de 2022 esta cifra ya sumaba 272 millones. Una progresión parecida se prevé para la exportación de servicios. Aunque aún no hay datos del pasado ejercicio, en 2021 ascendieron a 166 millones de euros.

Estonia fue colonizada en su momento por Rusia y nunca ha tenido colonias. Puede tener una actitud desacomplejada: nunca ha invadido África ni tiene un pasado doloroso vinculado a los países africanos. Llega sin ideas preconcebidas, de igual a igual
Samir Abdelkrim, experto en tecnología

A pesar de no ser uno de los grandes socios comerciales tradicionales, ni uno de los financiadores más importantes de los programas de desarrollo, la política de la república báltica en África está abriendo nuevos canales de colaboración. Samir Abdelkrim, experto en los ecosistemas tecnológicos africanos, señala que la estrategia estonia podría ser una vía útil para reorientar las relaciones entre ambos continentes. “Hace falta una Europa que no pretenda ir a África a dar lecciones, sino a coinnovar y a establecer relaciones de colaboración sinceras”, señala Abdelkrim. “Estonia es un país que también fue colonizado en su momento por Rusia y que nunca ha tenido colonias, de manera que puede tener una actitud desacomplejada: nunca ha invadido África ni tiene un pasado doloroso vinculado a los países africanos. Así que llega sin ideas preconcebidas, de igual a igual”.

El experto francés en innovación destaca además que en la relación entre Estonia y sus socios africanos se produce un intercambio. “Estonia pone en valor la experiencia de esos países en la frugalidad energética o en la soberanía alimentaria. Y ofrece su experiencia en soberanía digital y su visión sobre el uso del ámbito digital en el servicio público, que ha superado a países mucho más grandes y más poderosos económicamente”. El país báltico ofrece, en su opinión, una separación entre la historia y los negocios, algo que muchos países africanos aprecian. “Les interesan socios que no lleguen a dar lecciones, sino a invertir”, explica Abdelkrim. “Tal vez a Europa le vendría muy bien ceder cierto protagonismo a estos países de Europa del Este que no tienen esa carga histórica”, sentencia.

Objetivos comerciales

Junto a la voluntad de afianzar alianzas políticas, el embajador de Estonia para la cooperación económica con África, David Schaer, no oculta la intención de Estonia de establecer relaciones comerciales. “El mercado europeo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) está cada vez más saturado y la guerra en Ucrania ha cerrado espacios, así que está claro que África es un ámbito de participación. Y hemos visto el potencial”, asevera el embajador. Aunque, basándose de nuevo en su propia experiencia, ayuda a entender las condiciones de esta aproximación. “Cuando estábamos desplegando nuestra estrategia de implantación de las TIC, un país europeo nos ofreció su sistema telefónico. Ellos habían comprado un sistema digital y nos regalaban su viejo sistema analógico, como un regalo, pero en realidad nos estaban ofreciendo su basura. Nos preocupamos mucho de no reproducir esas situaciones en nuestra relación con África. Si no tienes dinero suficiente, si no lo vas a hacer en las condiciones adecuadas, es mejor que no introduzcas el cambio”, afirma satisfecho Schaer.

En la mayor parte de las ocasiones, la fórmula de los proyectos en los que Estonia se implica en los países de África subsahariana consiste en la transferencia de tecnología. El modelo de Estonia se apoya fundamentalmente en el sector privado: son las empresas las que han impulsado la digitalización con los desarrollos necesarios para aplicarlos a los servicios públicos. Y eso es lo que las relaciones diplomáticas y comerciales estonias exportan. “Llevamos las herramientas, pero son los actores locales los que tienen que decidir cómo va a ser su sistema y cuáles son los servicios que va a ofrecer- Al fin y al cabo, son soluciones africanas a problemas africanos”, señala el diplomático. La experiencia de los técnicos estonios se pone al servicio de proyectos de la Unión Europea y en colaboración con otros grandes actores de la cooperación del continente, como Enabel o GIZ, para impulsar proyectos de digitalización. “Lo que nos interesa, además de aumentar nuestras exportaciones de TIC, es encontrar empresas africanas con las que trabajar. Tenemos un ecosistema completo y una sociedad digitalizada, pero nuestra solución no es necesariamente la mejor y pensamos que necesitamos seguir aprendiendo”, confiesa Schaer.

La última oferta que Estonia hace a sus socios africanos es ser la puerta de entrada al mercado europeo para las empresas. El país báltico ha articulado una especie de sistema de residencia electrónica que facilita todos los trámites administrativos en el país desde el exterior, sin basarse en beneficios fiscales. “Buscamos socios que sean nuestra puerta de entrada a África, así que tenemos que ofrecernos a ser la puerta de entrada en Europa”, resume el embajador.

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Sobre la firma

Carlos Bajo Erro
Licenciado en Periodismo (UN), máster en Culturas y Desarrollo en África (URV) y realizando un doctorando en Comunicación y Relaciones Internacionales (URLl). Se dedica al periodismo, a la investigación social, a la docencia y a la consultoría en comunicación para organizaciones sociales.

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