A favor del bien y en contra del mal

Les voy a contar un cuento. Los medios de comunicación compran sondeos para ver cómo están las aguas de la opinión pública, aunque algunos lo hacen más bien para dirigir la opinión pública. Y últimamente se compran muchos, más que nunca, más que en ningún país europeo, tenemos sondeitis, una inflación de sondeos disparatada y que además lleva a esas empresas a practicar lo que los periodistas llamamos “consenso demoscópico” (Tezanos no, él va por su cuenta y riesgo): el fenómeno de no desviarse demasiado del grupo para no darse el tortazo en solitario. Los partidos también compran sondeos porque no confían mucho en los que publican los medios, aunque los hacen las mismas empresas, pero como el cliente es otro, pues la tentación de condimentar de otra forma es otra.

Las dos son prácticas habituales, pero en España se ha inventado una tercera. Ante el auge de digitales flaquitos, alimentados con fondos públicos porque la publicidad es escasa y no tienen suscriptores, el Partido Popular de Madrid pagó un sondeo que regaló a los medios. Lo hizo GAD3, la empresa del prestigioso Narciso Michavila, el que el 23-J estuvo más lejos del resultado que el CIS de Tezanos y de quien se había fiado el PP para su estrategia de campaña. Ahora agarran unas pinzas, se las ponen en la nariz y se sientan conmigo a leer el sondeo.

El trabajo de campo de la encuesta se hizo entre el 21 y el 27 de marzo, cuando ya se conocían muchos detalles de la imputación del novio de doña Isabel por fraude fiscal y falsedad en documento mercantil, y con las noticias del caso Koldo monopolizando buena parte de los medios. Lo primero que hace Michavila es contar que, de haber elecciones ahora, el PP madrileño crecería hasta el 51% del voto (en las últimas autonómicas logró el 47,3%) y todos los demás bajarían. También sabemos que los madrileños aplauden con las orejas la gestión de doña Isabel y de don José Luis y condenan masivamente la del Gobierno central. Y que quieren mucho, muchísimo, a su presidenta. Espejito, espejito.

Lo mejor llega cuando se pide la “valoración de asuntos de actualidad”. ¿Qué pensarán los madrileños de los chanchullos (confirmados por él) del todavía novio de doña Isabel? Pues no lo sabemos. Porque entre los tres grandes asuntos de actualidad de la región que se preguntó a los ciudadanos para la encuesta aparecen “la aprobación de la ley de amnistía en el Congreso”, “la respuesta del PSOE ante el estallido del caso de corrupción Koldo” y, triple mortal con tirabuzón invertido, “las filtraciones de Hacienda y la Fiscalía General de datos particulares”. Michavila se columpia un poco porque imputa delitos al Ministerio de Hacienda y al fiscal general que ellos niegan y que son de cierta gravedad, pero en el sondeo los da por hechos. ¿Y sobre el novio de la señora que paga el sondeo? Parece que no es de actualidad.

Lo que sí es de actualidad para preguntar a los ciudadanos es el caso Begoña. Se refiere a la esposa de don Pedro, que aparece desde hace semanas, sin estar acusada ni investigada de nada, en recurrentes noticias en medios conservadores y reaccionarios. Tú me tocas a mi novio, yo te toco a tu esposa, aunque sea el novio el que tiene una imputación por delitos que te pueden poner a la sombra unos pocos años.

La encuesta cierra con otro asunto de actualidad, el de la gestión de las residencias de Madrid durante la pandemia, en la que murieron más de 7.000 ancianos en residencias sin ser derivados a centros hospitalarios. ¡Oiga, una pregunta valiente! El sondeo miente cuando dice que “el debate sobre la gestión en las residencias en toda España sigue abierto”, porque apenas hay noticias sobre otras regiones, y en algunas, como Canarias, apenas hubo fallecidos en residencias porque se derivaron. Y piensa uno que ahora van a preguntar por primera vez sobre la gestión de doña Isabel, pero no. Michavila entonces se encoge chiquito, chiquito, se hace bichobola y pregunta si “la gestión de las residencias en Madrid se ha politizado por parte de la oposición a la presidencia de Díaz Ayuso”. A sus pies, mi señora.