El silencio de Alfonso Rueda

El debate electoral gallego de este lunes deja al menos una lección: si tu adversario se está equivocando, no lo distraigas

Los cinco candidatos a la presidencia de la Xunta de Galicia posaban antes del debate que se celebró el lunes en la televisión gallega.ÓSCAR CORRAL

Hubo un momento cómico en el debate electoral gallego en que la candidata del BNG, Ana Pontón, le recordó al candidato del PP, Alfonso Rueda, su presencia años atrás en una manifestación de Galicia Bilingüe: “Miles de niños entran por la puerta del colegio hablando gallego y salen hablando castellano. (…) ¿Sigue detrás de la pancarta en contra del gallego?”. Se produce entonces un silencio de cinco segundos que interrumpe un acontecimiento: ...

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Hubo un momento cómico en el debate electoral gallego en que la candidata del BNG, Ana Pontón, le recordó al candidato del PP, Alfonso Rueda, su presencia años atrás en una manifestación de Galicia Bilingüe: “Miles de niños entran por la puerta del colegio hablando gallego y salen hablando castellano. (…) ¿Sigue detrás de la pancarta en contra del gallego?”. Se produce entonces un silencio de cinco segundos que interrumpe un acontecimiento: se le caen los papeles a la candidata de Sumar, Marta Lois, y se echan al suelo ella y el candidato del PSdeG, Gómez Besteiro. Inmediatamente, en un error de cálculo, Pontón rompe el silencio de Rueda, que estaba siendo un silencio ruidoso: “Sigue detrás de la pancarta, por lo que veo”. Si tu adversario se está equivocando, no lo distraigas. Dos veces lo distrajeron, mudo como estaba, y Rueda se animó a hablar. Un silencio de diez segundos, o nueve, hubiera cerrado la campaña. No se vio al menos esa táctica de declararse más gallego que nadie como si eso diese votos. Camba: “Muchas veces, cuando digo por ahí que soy gallego, noto en el público un deseo de responder: ‘No hombre, eso será una aprensión suya”. Rajoy dijo una vez que él sí, cada día que pasaba, se sentía más gallego, pero no especificó en qué lo notaba. El silencio de Rueda ante la pregunta de Pontón, ese oscuro desconcierto cuando te rescatan a ti mismo del pasado y te plantan en el presente, es un idioma autoinculpatorio: si dijiste una cosa y dices otra, lo normal es no tener nada que decir. Al menos no fue a él al que se le cayó la montaña de folios al suelo. Llega a durar un segundo más ese silencio y la TVG planta un anuncio. Y aún se quedaría lejos la corporación de la histórica noche electoral de 2005, cuando Fraga perdió el poder y la tele, en pleno seguimiento de números, programó a toda prisa un capítulo de Se ha escrito un crimen.

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