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EL ESCRUTINIO DE LAS ELECCIONES GALLEGAS

Los votos de la emigración confirman la victoria de la izquierda en las elecciones gallegas

El escrutinio en Pontevedra deja a Fraga sin la mayoría absoluta a la que aspiraba

Xosé Hermida

El PP y su presidente fundador, Manuel Fraga, abandonarán el Gobierno de Galicia tras 15 años en el poder. El escrutinio de los votos de la emigración confirmó ayer el resultado que habían deparado las urnas en territorio gallego el pasado día 19. El PP no logró su objetivo de arrebatar un escaño al PSdeG en Pontevedra y perdió definitivamente la mayoría absoluta en el Parlamento autónomo. La anunciada alianza entre el PSdeG y el Bloque Nacionalista Galego situará en la presidencia de la Xunta al socialista Emilio Pérez Touriño. Tras una semana en vilo, el escrutinio de los votos de la emigración gallega confirmó el triunfo electoral de la izquierda por primera vez en 24 años de autonomía.

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Para Galicia el cambio político que se avecina tiene una trascendencia histórica equiparable a la que se produjo en España en 1982, con la primera victoria del PSOE de Felipe González. No es causalidad que la misma divisa que habían enarbolado entonces los socialistas, la promesa del cambio, haya sido también la idea más repetida en las últimas semanas por el Partido Socialista de Galicia (PSdeG) y sus aliados nacionalistas (BNG).

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Pasada la medianoche de ayer, cuando los resultados definitivos aún no se habían confirmado, pero sin ninguna posibilidad ya para el PP de recuperar la mayoría absoluta, militantes socialistas y nacionalistas se echaron a la calle para festejar su victoria ante la sede de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Allí, durante toda la jornada, como culminación a una semana llena de incertidumbre, se había celebrado el escrutinio crucial de los votos de la emigración. El Partido Popular aún aspiraba a arrebatar al PSdeG el escaño que le otorgaría la mayoría absoluta -38 de los 75 diputados de la Cámara autónoma-, para lo que necesitaba doblar los votos socialistas entre los residentes ausentes y superar el 60% del total de esos sufragios.

Los populares basaban sus expectativas en los resultados de hace cuatro años, cuando lograron más del 65% de los apoyos entre los emigrantes inscritos en la provincia de Pontevedra. Pero esta vez, con una participación histórica entre los residentes ausentes, próxima al 40%, la distancia entre los dos principales partidos se acortó notablemente. El PP volvió a ser la fuerza más votada, pero se quedó en el 49,7% de los votos -15.361 sufragios-, frente al 43,7% del PSdeG -13.518 votos- y el 4,8% -1.223 sufragios- de los nacionalistas. En una de las provincias gallegas, Lugo, el PSdeG incluso venció, por la mínima, al Partido Popular, al obtener el 47,6% de los sufragios frente al 46% de los populares.

Lejos de perder la mayoría, la igualdad entre los votos de la emigración en todas las provincias hacía concebir ciertas esperanzas a los socialistas de arrebatar un escaño al PP en la provincia de Ourense. En esta circunscripción, el escrutinio, que comenzó con más retraso que en las otras provincias, se interrumpió pasada la medianoche y no se reanudará hasta hoy. Los primeros resultados dejaban al PSOE lejos de conseguir un escaño más. Mientras que el PP sumaba 3.500 votos, el PSdeG se quedaba en 2.200 sufragios.

La jornada fue larga, tediosa y polémica en la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde se concentraba toda la atención. Durante 12 horas, se revisaron minuciosamente, antes de introducirlos en la urna, los más de 36.000 votos recibidos, de los que finalmente se validaron 30.948. El resto no se contabilizó por diversas anomalías, como la falta de la tarjeta de inscripción en el censo que debe adjuntar cada votante o del matasellos que acreditase que el sufragio fue emitido antes de que finalizara el plazo, el pasado 18 de junio, un día antes de las elecciones.

La Junta Electoral de Pontevedra desestimó dos reclamaciones del PP, que pretendía que se contabilizasen algunos de esos votos, y a las 20.35 comenzó el escrutinio. Pocos minutos después, la euforia empezó a crecer entre los apoderados socialistas y nacionalistas. Los primeros votos del recuento apuntaban a una gran igualdad entre el PSdeG y el PP, que se fue confirmando según avanzaba el escrutinio.

Pasada la medianoche, cuando todavía se seguían contando sufragios en la Audiencia, los militantes de la izquierda comenzaron a concentrarse ante la sede judicial. Hubo gritos de ¡nunca máis! y se cantó la Rianxeira y "Se va el caimán, se va pa la Barranquilla", entre un atronar de bocinas al que luego se unió un grupo de gaiteiros.

Los dirigentes del Partido Popular, que tiene su sede local frente a la Audiencia, tuvieron que asistir resignadamente al espectáculo.

El que se perfila como próximo presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño (PSdeG), compareció a medianoche para dar por hecho el acuerdo con los nacionalistas y proclamar que el voto emigrante "confirma y ratifica la decisión expresada por los gallegos a favor del cambio". "Las urnas han hablado", constató Touriño. "Se configura así una mayoría electoral y una nueva mayoría parlamentaria por el cambio. La relación de fuerzas en el nuevo Parlamento gallego abre las puertas a la alternancia democrática en el Gobierno de Galicia", proclamó. En esa Cámara, el Partido Popular tendrá 37 diputados; el PSdeG, 25; y el Bloque Nacionalista Galego, 13. "Galicia", concluyó el futuro presidente, "ha dado una muestra de serenidad y fortaleza. Se abre una nueva etapa de esperanza e ilusión que deseo sea compartida por todos los gallegos".

Con la escasa diferencia de votos entre los dos principales partidos en Pontevedra, al PP ni siquiera le queda apenas margen para impugnar los resultados, como habían anunciado algunos de sus dirigentes durante la jornada. Las protestas de los populares se originaron por la decisión de la Junta Electoral de no aceptar como válidos los votos registrados en el aeropuerto de Barajas con matasellos del 19 de junio.

El último día en que los residentes ausentes podían enviar su sufragio era el día 18, víspera de los comicios en Galicia, aunque el plazo para su recepción en las juntas electorales de la comunidad autónoma no expiraba hasta ayer a las ocho de la mañana.

El PP alegó que si esos votos habían llegado a Madrid el día 19, procedentes de América, tenían forzosamente que haber sido enviados dentro de los plazos legales.

Al mediodía, cuando todavía se estaban validando los sufragios, el equipo jurídico del Partido Popular, encabezado por el ex ministro de Defensa y ex presidente del Congreso de los Diputados, Federico Trillo, presentó una reclamación formal. Según los populares, los sufragios no admitidos podrían sumar unos 3.500 y procedían en su mayoría de Venezuela. Desde hace días, el presidente en funciones de la Xunta, Manuel Fraga, y otros miembros del PP habían hecho toda clase de insinuaciones, sin ninguna prueba concluyente, sobre la actitud del régimen de Hugo Chávez en el proceso electoral gallego.

La reclamación del PP fue desestimada, ya que la Junta Electoral argumentó que hasta que finalizase el escrutinio las fuerzas políticas sólo tenían potestad para hacer constar sus alegaciones en el acta. Los populares volvieron a la carga a última hora de la tarde y solicitaron la suspensión provisional del recuento. La Junta Electoral se reafirmó en sus argumentos y el escrutinio comenzó a las 20.35.

Cuatro horas después, las calles de Pontevedra hervían con el son de gaitas y el tremolar de las banderas socialistas y nacionalistas. Y desde la sede local del Partido Popular, Federico Trillo tuvo que soportar las chanzas de los que celebraban la victoria: "Manda huevos, ¡nunca máis!".

Simpatizantes del PSdeG celebran ante la Audiencia Provincial de Pontevedra los resultados tras el escrutinio del voto de los residentes en el extranjero.
Simpatizantes del PSdeG celebran ante la Audiencia Provincial de Pontevedra los resultados tras el escrutinio del voto de los residentes en el extranjero.EFE

Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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