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Columna
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Enfermos y delirantes terminamos 2023

Con avances mínimos, la COP28 cierra el año mostrando, una vez más, que las corporaciones de fósiles secuestran toda esperanza

Sultan al Jaber and several COP28
La presidencia de la COP28 aplaude el acuerdo alcanzado, el pasado 13 de diciembre.Peter Dejong (AP / LAPRESSE)
Eliane Brum

Solo una investigación rigurosa en salud mental podría explicar que una parte significativa de personas aparentemente lúcidas y bien informadas hayan celebrado la mención de los combustibles fósiles en el Balance mundial del Acuerdo de París. Han tenido que pasar casi 30 años para que el simple llamamiento a “dejar atrás los combustibles fósiles” se incluyera finalmente en el texto. Casi tres décadas para que el petróleo, el carbón y el gas, los principales responsables de la emergencia climática que ha causado muerte y destrucción sin precedentes este año 2023, se mencionaran con blandura. Y, aun así, se citan sin plazos, metas o recursos. Todo convenientemente vago.

Es como si a los secuestradores que amenazan tu vida y ya han destruido gran parte de tu casa se les informara amablemente de que algún día tendrán que dejar de amenazar tu vida y devastar tu casa. Mientras tanto, no solo siguen destruyendo, sino que en algunos casos aumentan la destrucción para compensar el lejano día en que tendrán que parar. Aun así, respiras agradecido porque al menos han admitido que son perjudiciales para ti y para tu casa.

La realidad es que toda la humanidad sigue siendo rehén de las corporaciones de combustibles fósiles, el principal villano del calentamiento global, y de las corporaciones de carne, soja y aceite de palma, de pesticidas y productos ultraprocesados. Celebrada en el petroemirato de Dubái, con siete lobistas de los fósiles por cada indígena, la COP28 sonó a delirio. Tanto, que Sultán al Jaber no ahorró autoelogios por la “decisión histórica” de mencionar los combustibles fósiles en el texto final. Presidente de esta cumbre, también dirige la petrolera estatal de los Emiratos Árabes Unidos, ADNOC, que en 2022 produjo más de cuatro millones de barriles diarios y pretende alcanzar los cinco millones en 2027. Podemos estar de acuerdo en que, si Sultán al Jaber está feliz con el resultado de la COP, entonces la mayor parte de la humanidad está condenada a ser infeliz. Aun así, fue ovacionado.

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El año posiblemente más caluroso de los últimos 125.000 llega a su fin con Sultán al Jaber radiante de alegría. Pero no solo eso. El presidente del mayor productor mundial de petróleo, Joe Biden, no apareció por la COP y los representantes estadounidenses se dedicaron a bloquear cualquier avance. Si el líder demócrata no negacionista actúa así, ¿qué podemos esperar si el negacionista asumido de extrema derecha Donald Trump vuelve en las próximas elecciones? Por lo que respecta a Luiz Inácio Lula da Silva, que cuando alcanzó la presidencia de Brasil fue celebrado como el nuevo líder ecológico mundial, anunció su entrada en la OPEP+ al inicio de la COP y, algunas horas después del final, ofertó más de 600 bloques petrolíferos, una acción que en Brasil se ha llamado “subasta del fin del mundo”. Para rematarlo, el nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, es otro negacionista del clima declarado. “Todas las políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas”, afirmó en octubre. Que una tormenta destruyera parte de una ciudad en la provincia de Buenos Aires, arrastrara un avión y matara por lo menos a 13 personas el fin de semana es un mero detalle.

Pues eso. Feliz Navidad.

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