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Columna
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Mestizaje

Hace años, miraba a Europa para pensar en el futuro de España. Ahora confío en España para imaginar con fe el porvenir europeo

Un grupo de personas quemaba el miércoles una 'estelada' durante una concentración junto a la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz.
Un grupo de personas quemaba el miércoles una 'estelada' durante una concentración junto a la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz.Rodrigo Jimenez (EFE)

Utilizamos la palabra mestizaje para nombrar a la mezcla de culturas distintas que dan origen a una nueva. Pero si uno mira sus propios estados de ánimo, también encuentra dinámicas de cruce. Por ejemplo, entre la alegría y la tristeza, la confianza y la preocupación. Con una mezcla de sentimientos he vivido la investidura del presidente de Gobierno y los altercados callejeros de la derecha. Soy un ciudadano mestizo, un alma tranquila, pero llena de inquietudes. Como lo que tengo más cerca es la vida española, me tranquiliza mucho la solidez de nuestro sistema democrático, capaz de resistir institucionalmente los aires coléricos de una oligarquía ofendida por los resultados electorales.

Me tranquiliza que nuestra democracia sea fuerte. Nos costó mucho conseguirla, pero aquí la tenemos, más sólida que cualquier fanatismo. Las diferentes ideologías, compartidas o no, deberán adaptarse a los debates políticos y a la Constitución, y eso me tranquiliza como español. Lo que ocurre es que también soy europeo, hasta ciudadano del mundo, y me llena de inquietud el fortalecimiento internacional de dictaduras de distinto signo, acompañadas ahora por los brotes autoritarios surgidos en el interior de Europa y Estados Unidos. El neoliberalismo desatado por Margaret Thatcher y Ronald Reagan en los años ochenta está desembocando en corrientes de populismo autoritario que dañan el prestigio de los valores democráticos.

Hace años, miraba a Europa para pensar en el futuro de España. Ahora confío en España para imaginar con fe el porvenir europeo. Ciudadano mestizo, aprovecho la buena salud española para mantenerme vigilante en los peligros internacionales. Destacados ultraderechistas franceses han participado en las protestas de la derecha nacionalista en la calle Ferraz. También se llenaron de extranjeros fanáticos las calles de Barcelona en los altercados independentistas. Al mestizaje de mi tranquilidad vigilante le gustaría exportar el vino de Rioja, el cava catalán, la sidra gallega, el gazpacho andaluz, la poesía, el feminismo y la democracia española.

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