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ANATOMÍA DE TWITTER
Columna
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La investidura de Pedro Sánchez vista desde las redes ultras

Los mensajes amenazantes vertidos pronostican una legislatura dura y bronca en las plataformas, las calles y las Cámaras

Manifestación contra el PSOE frente a la sede del partido en Madrid.
Manifestación contra el PSOE frente a la sede del partido en Madrid.Samuel Sánchez
José Nicolás

La agitación, los mensajes de la derecha y la extrema derecha llevan años tensando las redes y en los últimos días, con las negociaciones, la proposición de ley de amnistía y la sesión de investidura, la turba ha ido a más. “Sánchez presidente ilegal e ilegítimo”, “Que entre Tejero ya” o “Tiene que acabar como Kennedy” son mensajes vertidos en los grupos de Telegram de ultraderechistas esta semana. Las apelaciones a que se está dando un golpe de Estado estuvieron presentes también en el hemiciclo: Santiago Abascal lo citó en varias ocasiones, e incluso comparó a Sánchez con Hitler. Exactamente eso hizo el grupo ultracatólico Hazte Oír: paseó un autobús por las cercanías del Congreso con una foto del Führer en la que había pegado la cara del líder socialista. “¡Sánchez dictador!”, se leía en los laterales.

Durante estas jornadas, ha habido protestas minoritarias en las cercanías del Congreso. No han sido espontáneas, como algunos dicen ahora, sino instigadas en redes y canales de conversación ultras como los del agitador Alvise Pérez, Desokupa, Herqles, Junta Democrática o Vito Quiles. Los dos primeros publicaron el domingo una imagen de la Carrera de San Jerónimo en llamas en la que aparecen Pedro Sánchez con una cara dramática y las manos a la espalda conducido por antidisturbios, junto a Cándido Conde Pumpido y Fernando Grande-Marlaska, también esposados. “Paraliza la dictadura. Paraliza España”, se lee en la imagen generada por IA.

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Con la concentración del miércoles van 13 días de manifestaciones ante la sede del PSOE en Madrid. Vox anima a sus seguidores en las redes sociales a acudir a diario a estas protestas. También Javier Negre, que cuando se convocó el pleno de investidura publicó un vídeo de la manifestación con el mensaje: “Así está Ferraz. Me quito el sombrero por esta gente. El resto de España parece que está dormida con el golpe de Estado que hay en marcha. Después no me vengáis con lloros”.

Pero la provocación, el acoso, también se ha dirigido personalmente contra políticos. La derecha presionaba a Emiliano García Page para que forzase el transfuguismo en sus filas; tras su negativa, el señalamiento se ha dirigido a los políticos también en otros territorios. La periodista Rosa Roda fotografió numerosos carteles en los que se tacha de traidores a los diputados murcianos que han apoyado a Sánchez.

”Tanto hablar y nadie ha hecho nada, sois unos cobardes”, se leyó el miércoles en los grupos ultras. En la mañana del jueves, unos manifestantes increparon y lanzaron huevos a varios diputados socialistas. “No quiero, ni mucho menos, justificar esta agresión. Pero es lo que han sembrado. No pueden salir a la calle porque han traicionado al pueblo. No pueden pasear tranquilos porque la gente les desprecia por venderles al golpismo. No se lo perdonarán nunca”, dijo Vito Quiles, otro agitador que se dice periodista.

Pero quizá debamos dar gracias por que solo fueran huevazos, pues como cuenta Marcelino Madrigal, en los chats donde se vierten amenazas e insultos contra miembros del Ejecutivo también se cuelan anuncios de venta de armas. Y falta que uno se lo tome en serio para que suceda lo peor.

Se prevé una legislatura que puede ser dura y bronca en las redes, en las calles y en las Cámaras; solo hay que ver el tono incendiario del discurso de Abascal, la impunidad con la que Isabel Díaz Ayuso insultó a Sánchez en la tribuna de invitados y los mensajes que se vertieron en los chats ultras al acabar la votación. Una pequeña muestra: “Ya vivimos en una dictadura”, “Queda declarado el estado de guerra” o “Alzamiento nacional”.

Sobre la firma

José Nicolás
Trabaja en la sección de Opinión, es uno de los encargados de sus contenidos digitales y escribe en 'Anatomía de Twitter'. Es graduado en Periodismo por la Complutense y máster en Periodismo de Datos y Nuevas Narrativas en la Universitat Oberta de Catalunya. Antes de su llegada a EL PAÍS trabajó en Onda Regional de Murcia y Cadena SER.
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