Más policías que manifestantes durante la investidura de Sánchez en el Congreso y cargas policiales en otra noche de protestas en Ferraz
Las cuatro convocatorias de protesta fracasan en su intento de rodear el Congreso, al reunir a tan solo medio millar de personas ante un recinto blindado con 1.600 policías. La protesta de la noche, con 2.000 asistentes, acaba con 15 detenidos
El Congreso de los Diputados amaneció este miércoles blindado con cerca de 1.600 policías en previsión de que los asistentes a alguna de las cuatro protestas convocadas en los alrededores pudieran intentar alterar el normal desarrollo de la primera jornada de la investidura de Pedro Sánchez. Un férreo control de agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP, los conocidos como antidisturbios) impedía el paso a cualquier persona que no acreditase ser vecino o trabajar en la zona. El día anterior, los responsables de la seguridad de la Cámara baja habían dado recomendaciones a los parlamentarios para que pudieran entrar y salir del recinto sin problemas e, incluso, a algunos se les facilitó un servicio de escolta, ante la previsión de que el intento de rodear en Congreso, como se había alentado desde las redes sociales, provocara incidentes. No fue así. De nuevo los incidentes se trasladaron a la sede federal del PSOE, en la calle de Ferraz, donde al filo de las 23 horas se ha vuelto a registrar protestas que han desembocado en cargas policiales y 15 detenciones.
La jornada ha transcurrido finalmente sin incidentes en la Carrera de San Jerónimo —más allá de los insultos que algunos de los manifestantes han lanzado a los diputados cuando se dirigían hacia el Congreso— y con una asistencia muy inferior a la prevista por los propios convocantes de las protestas. Según la Delegación del Gobierno, en la plaza de Cánovas del Castillo, más conocida como de Neptuno, se congregaron en el momento de mayor asistencia alrededor de 500 personas convocadas por la entidad ultracatólica Hazte Oír. Esta organización —que había fletado dos furgonetas y un autobús con mensajes en sus carrocerías contra la ley de amnistía que circularon por los alrededores— había comunicado que podían llegar a ser 5.000. Se quedaron muy lejos. Por la tarde la cifra se redujo aún más: tan solo 150 personas y otras 25 en el otro extremo de la Carrera de San Jerónimo se manifestaron.
Y ello a pesar de que, además de la manifestación de Hazte Oír, la Policía tenía constancia de otras tres convocatorias para este miércoles frente al Congreso. Una se había hecho de forma anónima a través de las redes sociales. Las otras dos habían sido comunicadas por la Junta Democrática de España (una organización que propugna un nuevo sistema político) y la otra, por la Plataforma para la Defensa del Sector de Transporte (una agrupación de pequeños transportistas que en marzo del año pasado paralizó las carreteras españolas con una huelga). En todas ellas, la Policía ya había previsto “un grado de conflictividad bajo” y poca asistencia, según documentos operativos a los que ha tenido acceso EL PAÍS.
La demostración final de que la movilización con la que grupos de la derecha más radical pretendían emular la protesta de octubre de 2016 contra la investidura del en aquel momento líder del PP Mariano Rajoy —entonces, grupos de izquierda bajo el paraguas de la Coordinadora 25-S llenaron la cercana Puerta del Sol— es que la Policía Municipal no se vio en ningún momento obligado a cortar o desviar el tráfico en el cercano Paseo del Prado, que durante todo el día permaneció abierto y con la circulación habitual de un día normal. Ni siquiera se reactivó cuando hicieron acto de presencia en el lugar miembros de Revuelta, el grupo juvenil afín a Vox que se ha mostrado muy activo en las protestas contra la ley de amnistía.
El primer indicio de que la protesta iba a pinchar y que el número de asistentes iba a quedar muy lejos de las expectativas de los convocantes fue que a las 11 de la mañana, una hora antes del inicio de la sesión, tan solo unas decenas de manifestantes estaban a un lado y otro de la Carrera de San Jerónimo. A esa hora, los aproximadamente 40 concentrados que permanecían junto a la entrada al recinto parlamentario de la calle Cedaceros aireaban banderas de España e insultaban a los diputados que cruzaban el cordón policial para dirigirse al Congreso. Eso ha permitido que el vehículo que trasladaba al candidato Pedro Sánchez entrara poco después en el Congreso por la calle Zorrilla sin incidencias y ni sin que los que participaban en la protesta se percataran.
Una escena similar se ha producido en torno a las dos de la tarde, cuando los diputados abandonaron el recinto tras escuchar la intervención de Sánchez, aunque ya a esa hora el número de manifestantes era incluso menor. En el otro extremo de la calle, en la plaza de Neptuno, más concurrida, los manifestantes eran más variopintos, y junto a los ultras contrarios a la investidura, había un grupo de manifestantes que se mostraban contrarios, no a la investidura, sino al sistema político heredado de la Transición y que pedían un nuevo proceso constituyente.
Calle Ferraz
A última hora de la tarde, una parte de los manifestantes se ha dirigido a la calle de Ferraz y donde, en los últimos días, han tenido lugar manifestaciones mucho más concurridas que tuvieron su punto culminante el 9 de noviembre, cuando se congregaron 8.000 personas. Aquel día se produjeron graves altercados que obligaron a intervenir a la Policía. Desde entonces, esta protesta ha registrado cifras mucho más bajas de asistentes. Este miércoles, hacia la concentración―que esta vez si había sido comunicada― se dirigió un centenar de las personas que aún permanecían manifestándose en el Congreso por la tarde. También lo hacía el líder de Vox, Santiago Abascal, que fue aclamado al llegar. La Delegación informaba poco después que, pese a todo, el número de asistente no superaba las 2.000 personas, una cifra que evidenciaba que también esta protesta se quedaba muy por debajo de las aspiraciones de la derecha radical.
Pasadas las 22,30 y pocos segundos después de cantar el Cara el sol, desde la multitud se lanzó una bengala roja que caía a un par de metros de los furgones policiales, junto a la valla de protección en Ferraz. Después, dos botellas de vidrio. La línea de policía ha ganado varios metros y ha terminado cargando contra los concentrados y desalojando la calle. El balance final ha sido de 15 detenidos, todos ellos varones, según ha informado la Delegación del Gobierno. Pasadas las 23 horas, la calle Ferraz quedaba prácticamente despejada tras el primer choque con la Policía. Solo un grupo de jóvenes permanecía sentados en el suelo para frenar el paso de cuatro furgonetas de las fuerzas seguridad, sin que se volviera a producir altercados. “¿Dónde está la tele pa’ que grabe esto”, entonaban los últimos manifestantes.
Con información de Diego Sánchez, Ana Puentes y Juan José Martínez.
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