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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa busca fortalecerse

La UE busca impulsa distintos acuerdos comerciales para asegurar sus posiciones económicas en una nueva realidad geopolítica

Guerra en Ucrania
Desde la izquierda, el presidente de Argentina, Alberto Fernández; el primer ministro de San Vicente y la Granadinas, Ralph Gonsalves, y los presidentes del Consejo Europeo, Charles Michel, y la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras la cumbre UE-Celac, el 18 de julio en Bruselas.OLIVIER MATTHYS (EFE)
El País

La Unión Europea fue en su embrión una unión puramente económica. Y sabe que buena parte de su futuro y estabilidad sigue dependiendo del cierre de acuerdos comerciales con regiones allende los límites de un viejo continente rico quizás en valores políticos, pero pobre en materias primas y otros productos esenciales para seguir siendo un jugador clave del tablero mundial. Esta realidad se ha hecho más acuciante después de que la pandemia pusiera de relieve su excesiva dependencia de algunos mercados (China) para una parte esencial de su cadena de producción. Y de que la guerra de Rusia en Ucrania mostrara otras vulnerabilidades económicas más graves de un club que confió demasiado tiempo en alianzas con países rivales en lo económico y alejados de sus valores democráticos. La posibilidad de que en poco más de año y medio Donald Trump pueda volver a ocupar la presidencia de Estados Unidos no hace más que exacerbar la necesidad de que Europa se apresure a estrechar lazos con potenciales nuevos socios. Así lo reconoce la propia UE en su Estrategia Europea de Seguridad Económica, presentada en junio, donde se establece que uno de los objetivos clave es fortalecer “la seguridad económica, entre otras cosas, impulsando y ultimando los acuerdos comerciales”.

Que Bruselas es más que consciente de la urgencia del momento lo muestra el fuerte impulso que las principales autoridades europeas le han dado en los últimos meses a cerrar los tratados que lleva años negociando: la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, estuvo en julio en Filipinas para darle un nuevo impulso a las negociaciones estancadas desde hace seis años. Este verano, la UE también anunció el cierre de acuerdos con Kenia y Nueva Zelanda, y espera hacer lo mismo, antes de que acabe el año —y la presidencia española de turno de la UE, que impulsa esta reapertura europea a Latinoamérica—, con Chile y México. Lo mismo busca lograr con Australia y con Mercosur —del que ahora ha salido el populista brasileño Jair Bolsonaro—.

Este ímpetu choca con obstáculos internos, por los vetos aún vigentes de países como Francia o Austria por motivos proteccionistas. Pero también con retos externos: Europa ya no es uno de los pocos socios económicamente ventajosos y geopolíticamente decisivos y los países con los que negocia creen que ahora pueden plantearse otras alianzas, a menudo, con menos condicionantes medioambientales o exigencias democráticas. Son valores, sin embargo, que la UE no debería abandonar solo por ocupar mejores posiciones en un mundo cada vez más competitivo.

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