_
_
_
_
_
Cartas a la Directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La falsa autonomía de las máquinas

Los lectores escriben sobre el miedo a la inteligencia artificial, el cambio de posición del PP respecto a la reforma laboral, el valor de la palabra de María Guardiola y las protestas que dañan el patrimonio

ChatGPT
Un usuario hace una consulta a Chat GPT.MASSIMILIANO MINOCRI

Ser persona significa pasar hambre, tener miedo a morir, amar a alguien, sentir pena o compasión… Estos sentimientos resultan ser el motor de todos nuestros actos. Pensar que una máquina pueda llegar a sentir algo parecido es absurdo: no puede. Por eso no tiene sentido esa ola creciente de temor ante la posibilidad de que la inteligencia artificial decida por su cuenta acabar con el ser humano. ¿Cuál de esos sentimientos de origen biológico podría llevarle a tomar esa decisión? Un aparato jamás tendrá miedo a ser desenchufado como tampoco le debería importar prevalecer sobre el ser humano. Eso no quiere decir que las máquinas no puedan producir daños y catástrofes, pero solo tras la intervención de las personas que las diseñan, programan o manipulan. Porque hasta la más elaborada inteligencia artificial no deja de ser algo carente de autonomía y libertad. Y aunque alguien podrá siempre dirigir ese algo, ese algo nunca será alguien.

Pablo González Caballero. Boadilla del Monte (Madrid)

Un poco de respeto

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Resulta curioso que voces autorizadas del PP digan públicamente que la reforma laboral del PSOE es correcta y solo pidan algunos retoques, o que nunca se debieron recurrir las leyes del aborto y el matrimonio homosexual. Según se manifestaban sus señorías en el Congreso en su día, estas leyes salían de mentes malignas y suponían el apocalipsis. Por favor, señores del PP, hagan una oposición civilizada, muestren un poco de respeto por los ciudadanos, no insulten a nuestra inteligencia.

Javier Goicoechea Roso. Tres Cantos (Madrid)

La palabra

La palabra es algo consustancial al ser humano. Empleándola cuando no somos fieles a ella, rebajamos nuestra categoría. Para muchos políticos, la palabra no tiene importancia. Hablan y prometen tanto que hacen de ella un concepto vacío. Lo que hoy se pregona como negro, mañana ya es blanco. María Guardiola, líder del PP extremeño, cambió de palabra en apenas una semana: “Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños”. Pues no: la palabra es muy importante. El discurso de pensar en los ciudadanos, cuando en realidad se está pensando en el propio poder, en el sillón, en uno mismo, está muy presente el mundo de la política.

Manolo Romasanta Touza. Sigüeiro (A Coruña)

Protestas que dañan el patrimonio

Parece que se ha puesto de moda “agredir” las obras de arte para reivindicar algo o simplemente pasar el tiempo. Así, se dañaron marcos de cuadros en museos y, recientemente, una persona se puso a hacer escalada en una de las paredes de la catedral de Santiago de Compostela. Trepó poniendo los pies sobre las estatuas. Sinceramente, creo y practico la reivindicación de las causas justas pero me parece fuera de lugar y una gran ignorancia dañar el arte para hacerlo. Asimismo, una persona que hace escalada en una de las paredes de la catedral, ¿es deportista, modernista, original? A mí me parece un zafio que quiere aparecer en los medios. Deberíamos negar la publicidad a estos hechos... No nos vayan a confundir con ellos y su ignorancia.

Inés Iglesias Barcia. O Pedrouzo (Santiago de Compostela)

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_