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Anatomía de Twitter
Columna
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Jägermeister para todos

El anuncio de Pedro Sánchez descoloca a la red del pajarito con comentarios jocosos tras una jornada de debacle para la izquierda

Manuel Viejo
Almeida, Feijóo y Ayuso, en el balcón de Génova, celebrando los resultados de las elecciones de este domingo.
Almeida, Feijóo y Ayuso, en el balcón de Génova, celebrando los resultados de las elecciones de este domingo.Claudio Álvarez

Qué día. Qué noche. Y qué mañana. Y qué semanas de turra se vienen. Más allá de los tertulianos —qué sería de nuestra querida España, esa España nuestra, sin sus tertulianos— están, también, los portavoces de los partidos. La única explicación socialista del domingo a nivel nacional —se vienen curvas— la dio una mujer con un apellido un tanto incómodo para semejante descalabro regional, municipal y nacional: Alegría. Pilar Alegría, también ministra de Pedro Sánchez, salió unos minutos a la sede de Ferraz, ajustó el micrófono y dijo: “Recogemos el guante, entendemos el mensaje y nos ponemos a trabajar”. Estaba la cosa como para tomarse el lunes de permiso oficial. Trabajar, en lenguaje sanchista, quería decir que las elecciones generales se adelantaban cinco meses, al 23 de julio. El guante, por lo que sea, fue un guantazo. También —otra vez y ya es tradición— para el CIS. Aunque cada vez es más fácil de entender: si dice una cosa, pues es la contraria y listo. Ya falta menos para conocer los sondeos que auguran una mayoría absoluta a Sánchez.

Para entender el shock del anuncio matutino del presidente del Gobierno —y guionista, sobre todo guionista de ficción— solo bastaba con echar el rabillo del ojo a Twitter un ratillo, donde se esconde la verdadera tertulia de España. Un tuitero resumía así el movimiento electoral socialista: “Pedro Sánchez es ese amigo que ve cómo la fiesta va decayendo y de repente aparece con unos chupitos de Jägermeister”. La fiesta del día después de las elecciones se reanimó de inmediato. A primera hora, eso sí, la tendencia era de paz: “Feliz lunes”. A las ocho, con las portadas de radio y los editoriales, las soflamas. “Insultar”. “Sumar”. “Restar”. “Dimitir”. “Lo de Madrid”. “Ayuso”. Después, el salseo. “Ferreras”. “Ana Rosa”. “Elecciones generales”. “ÚLTIMA HORA”. Ruido. Declaraciones. Más tertulias. El mejor resumen fue un tuit de la editorial Capitan Swing: “¿Estáis pudiendo trabajar?”. Las respuestas: “Regulinchi”. “Con mucha mala hostia, pero sí”. “No, no”. “Malamente”. Tra. Tra.

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Antes del gran anuncio y en las primeras horas de balance, los populares recuperaban seis de las 10 autonomías de los socialistas, pero necesitan sí o sí a Vox para gobernar en Comunidad Valenciana, Cantabria, Baleares, Extremadura y Aragón. En los perfiles de la izquierda y antes de la bomba informativa de Sánchez se entendía muy bien el batacazo. El Instagram del PSOE, por ejemplo, hizo cero comentarios de la noche electoral. Ni fotos, ni balances, ni textos, ni historias. A saber los motivos. Tampoco en Podemos. Ni fotos, ni balances, ni textos, ni historias. A saber también los motivos. Muy curioso también era el perfil de Sumar, la nueva plataforma de Yolanda Díaz, que lleva en silencio desde el pasado 21 de mayo. Ocho días sin sumar ni publicar nada. El último comentario, de hecho, dice así: “El PP no tiene proyecto de país, solo quiere derogar los avances en derechos”. Sumar, eso sí, suma.

Restar está en Huesca, donde se ha situado el mapa de la izquierda. Aquí, Podemos ha sacado un 4,7%; Izquierda Unida, un 4,5%; Equo, un 4,3%, y Chunta Aragonesista, un 4,4%. Lo mínimo para entrar es un 5%. Es decir, que todos están fuera y juntos habrían sumado casi un 20% de los votos. Un tuitero avispado agitó el avispero: “Rápido. Hay que crear dos partidos de izquierdas más”. Calma. Faltan dos meses para las generales. Y un mes para la constitución de las nuevas mesas. Ojalá se repita la escena del domingo en Mallorca, donde una señora acudió a primera hora a su colegio electoral. Era la presidenta. Pero, en un momento dado, se marchó a tomar café. Bueno, pues cómo sería el café de largo que no regresó al colegio en todo el día.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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